Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

La DANA: urge reformar la Constitución para salvar a España

Ejemplar de la Constitución española de 1812, expuesto en el interior del Senado de España. Fotografía: Barcex (Fuente: Wikimedia).

PP y PSOE están obligados a pactar un nuevo texto que garantice la igualdad de todos los españoles y de todos los territorios.

Es la hora de reconstruir Valencia (España) y dejar de hacer política de alcantarillado con la enorme tragedia que asola a los valencianos. No es hora de manifestaciones más o menos politizadas ni de pedir dimisiones y elecciones generales. Tiempo habrá para las dimisiones, derrotas y victorias electorales; unas y otras vendrán luego. Siempre nos parecieron miserables y repugnantes las peleas entre hermanos para repartirse la herencia estando el cadáver del padre caliente, aún sin enterrar. No hemos enterrado aún a los muertos de la DANA y ya estamos dando un espectáculo macabro de intereses políticos, saliendo a la calle a pedir dimisiones. Poca vergüenza. Tiempo habrá para intentar echar del Gobierno de la Generalitat a Carlos Mazón y del Gobierno de España a Pedro Sánchez. La extrema izquierda se ha lanzado a la calle a rapiñar no se sabe bien si votos o qué otra cosa inconfesable, pues lo que es simpatías del grueso de la población imagino que no las va a conseguir. Los machacados por la DANA lo que necesitan es que Mocloa y la Generalitat (Ferraz y Génova) se unan para devolver a los afectados el bienestar social del que gozaban ya que la devolución de las vidas de sus seres queridos es imposible.

Fuera las guerras cainitas suciamente politizadas. Atención a lo que muchas cabezas pensantes (no son pocas) hablan de un Estado de las Autonomías fallido. Esto es lo que parece claramente demostrado con los acontecimientos que llevamos dos semanas viviendo. Ha fallado el Estado y ha fallado la Constitución, una  Carta Magna que, como bien decía recientemente Emiliano García-Page, necesita de una urgente reforma que elimine elementos desfasados e incorpore otros que son necesarios y lo evidencian acontecimientos tristes de estos 48 años de monarquía parlamentaria, una monarquía que, por cierto, se ha ganado la estima mayoritaria de los españoles y ha demostrado en Valencia que está con el pueblo y entiende que los súbditos lancen barro a la Corona para que esté cada día más cerca de los ciudadanos, de sus haciendas y de sus vidas. 

Con una Constitución (y también con  unas leyes y unas instituciones menos politizadas y más profesionalizadas) a lo mejor no se habría producido el cúmulo de errores que agrandaron el alcance de la tragedia valenciana y nacional; que es un elemento esencial por el que yo me uno a los que piden una reforma de la Constitución en la que no sólo se delimiten con exactitud las competencias estatales y autonómicas, sino que se acabe con el trato discriminatorio entre unas autonomías y otras. Nada de contradicciones predicando la igualdad de todos los españoles para, al mismo tiempo, constitucionalizar que unos españoles (vascos y navarros) sean más iguales que otros, es decir, sujetos de beneficios por encima del resto de súbditos de la Corona. Sólo es un ejemplo de asuntos que una Constitución reformada tiene que resolver.

Debería plantearse la posibilidad de suprimir el Senado, una Cámara que se ha mostrado absolutamente inútil a lo largo de 44 años y acaba de demostrarse recientemente con leyes como la de amnistía o la de seguridad ciudadana (reformada por el grupo socialista con la ayuda de Bildu, entre otros socios antiespañoles). No sirve para nada el Senado y son 208 sus senadores, a los que algunos malintencionados denominan ‘cenadores’, porque no sirven para nada y se llevan un sueldo jugoso, gasto al que hay que sumar el funcionamiento del organismo. Triste Senado y más tristes los autonómicos defensores del pueblo. Y es que, además del inútil defensor del pueblo a nivel estatal, hay varios defensores. Los crearon en 13 autonomías y, tras más de cuatro décadas de democracia, persisten en nueve de ellas, si bien cuatro (La Rioja, Murcia, Asturias y Castilla-La Mancha) han suprimido esta figura por inútil. Las otras nueve, entre ellas la Comunidad Valenciana, siguen con este organismo. Nuestro ‘defensor’ se denomina sindic de greuges; tiene sede en un palacete de Alicante, entre la Plaza de Gabriel Miró y la calle San Francisco (más conocida como de ‘Las Setas’), y dentro ‘trabajan’, según se ha publicado y nadie lo ha desmentido, treinta personas. ¿Cómo puede subsistir aquí y en otras ocho autonomías más una figura inútil que se paga con el dinero de todos?

Muchos otros asuntos de la Constitución precisan de revisión y puesta a punto, pero nunca para incrementar el desmadre de competencias, generalmente para ganar votos y perder cohesión de Estado; nación a secas (nada de nación de naciones con tintes catetos de Zapatero y Sánchez), sino a la búsqueda y encuentro de poderosos pilares que precisa el país para eliminar de una vez por todas, fantasías separatistas por un lado y disgregaciones autonomistas contrarias a la solidaridad interregional. Una España, repito, donde nunca unos españoles sean más iguales que otros.

Finalizo proclamando otra vez mi apoyo total, material y espiritual, a las víctimas de la tragedia. Rezo por ellos y sus difuntos todos los días. Como cristiano, creo que las almas de los difuntos de la DANA (bautismo de salvación), todos están en el Cielo. Para los que sufren su pérdida, deseo que lleven el dolor con paciencia y con la esperanza de que, un día más o menos lejano (sin prisa), se van a reencontrar con ellos en el sitio que Jesucristo en la cruz prometió al también crucificado Dimas, el buen ladrón: el Paraíso. 

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

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