Terminábamos 2018 con un artículo en nuestro Anuario que titulabamos “La batalla de Europa”, esa batalla que va a tener su momento álgido en las elecciones de este mes, y hoy en día podríamos hablar de conspiración contra Europa. Es una conjura transnacional de la ultraderecha nacionalista, por paradójico que resulte. Los nacionalistas y ultranacionalistas están forjando, han forjado, una unión transnacional en torno al objetivo de constituir una minoría de bloqueo -un tercio de los escaños- de las políticas comunes de la Unión. No deja de ser curioso ver a los ultras coaligarse de nuevo, no en torno al Movimiento Nacional o al Fascio musoliniano; sino a una organización supranacional a la que su gran inspirador Steve Bannon, exasesor especial y director de la campaña presidencial de Donald Trump, ha llamado “The Movement”- El Movimiento- aunque sin apellido. “Rechazamos la ideología de lo global y abrazamos la doctrina del patriotismo” que dijo Trump ante la ONU.
A la relevancia y experiencia de Bannon en materia electoral hay que añadir la financiación de ilustres billonarios norteamericanos próximos a Donald Trump. Está la familia de Robert Mercer, copresidente del fondo buitre (Renaissence Tehcnologies) fundadores de la empresa mediática Breitbart News. Para influir en Europa, ha creado Breitbart Londres y Breitbart Roma, y un think tank: el Insitituto Gatestone. Por cierto, Bannon se instaló en Bruselas al amparo de la derecha flamenca – la misma que protege en Waterloo a Puigdemont- y en particular por Michael Modrikamen. Tambien está relacionado el multimillonario Robert Shillman, de Boston, a través de su compañía de alta tecnología Cognes Corporation, y del centro Horowitz. Ha subvencionado especialmente a la ultraderecha holandesa de Geest Wilder, y tambien a la extrema derecha británica próxima a Nigel Farage, el entusiasta lider del Brexit, ahora Partido del Brexit.
La agencia de comunicación norteamericana Harris Media, de Texas, participó en la campaña del ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en 2017, y también apoyó la última campaña presidencial en Francia del Frente Nacional de Marine Le Pen, ahora Reagrupament Nacional. El Rebel Media Group, con base en Canada, y a cuyo frente está el empresario Ezra Levant contribuyó a difundir a través del medio digital “The Rebel” el escándalo denominado MacronLeaks sobre correos electrónicos de colaboradores de Macron. Vinculado a Rebel está el británico Benjamin Harnwell, ayudante del lider conservador británico y europarlamentario Nirj Deva, billonario católico de origen cingalés y director del Bow Group un influyente think tank conservador inglés, antieuropeo y católico fundamentalista. El año pasado consiguieron de Salvini el alquiler por tiempo indefinido de la Cartuja de Trisulti al sur de Roma donde pretenden crear una Academia para el Occidente Judeocristiano que acogerá a 200 alumnos seleccionados entre los movimientos nacionalistas europeos. Financiación no le falta ahora a Bannon que está seleccionando a los que él formará de la cantera ultraderechista Europea y recibirán formación a la vez religiosa, política y tecnológica. Todos estos datos proceden del trabajo del sociólogo Manuel Castell (19 de enero de 2019) publicado en La Vanguardia, y de una investigación de Le Monde, el pasado 8 de marzo.
La ideología de “El movimiento” es la defensa de los valores religiosos y morales de la civilizacion judeocristiana. Y radicalmente contrario a la presencia de musulmanes en Europa, así como contra inmigrantes, refugiados y minorías étnicas. En el aspecto político son nacionalistas, populistas y tradicionalistas. Su alternativa, en palabras de Bannon, “es una Europa de naciones donde cada país gestionará sus problemas y les dará las soluciones adecuadas y no una panda de tecnócratas en Bruselas”.
Por otra parte, The Movement, plataforma registrada en Bruselas, tiene un importante frente eclesial pues han echado alianzas con el sector tradicionalista de la Iglesia Católica. En particular con los poderosos cardenales Burque, estadounidense, y Martino, italiano, que están liderando abiertamente la rebelión doctrinal contra el Papa Francisco. Cuentan también para ello con el Instituto por la Dignidad Humana creado en Roma y financiado por el citado Harnwel.
A la receta del estratega Bannon se ha apuntado ya el UKIP británico; ha ayudado, y lo ven con simpatía la Liga Norte italiana de Matteo Salvini; los Verdaderos Finlandeses -que a punto han estado de ganar allí las lecciones-; y el PP Danés. Se han reunido el mes pasado en la “Alianza Europea para los Pueblos y las Naciones”, a la que probablemente se una Vox, que mantiene desde hace meses contactos con Bannon. Salvini ha intentado sumar al partido Fidesz del primer ministro húngaro Viktor Orbán, que de momento prefiere seguir en el Partido Popular Europeo (PPE); y a los polacos del partido Ley y Justicia (PiS),- formación esta que no forma parte del PPE, por seguir un ideario más propio del populismo de la ultraderecha nacionalista-. Ambos expedientados por la Comisión Europea. El Reagrupamiento Nacional francés, de Marine Le Pen, y el ultraderechista FPÖ del vicepresidente austriaco no quieren aparecer en ese grupo con el respaldo de Bannon, ni de Trump.
Son los tres bloques, de momento, de la ultraderecha europea. En general hasta ahora tenían entre un 10 o 12% de los votos en los paises de la Unión. Por si faltaba algo, los británicos participarán en las elecciones parlamentarias, y en las subsiguientes elecciones de la Comisión. Un auténtico caballo de Troya.
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