Todos los pronósticos coinciden, también el del CIS, que es el manantial del que los demás se nutren, en que el PSOE va a ganar las próximas elecciones generales. La macroencuesta de marzo -16.194 entrevistas- con un margen de error de +/- 0,79% confirma que el Partido Socialista Obrero Español ganará las elecciones y deja en duda, aunque algo menos, si con Unidas Podemos y el PNV conseguirá una mayoría de gobierno. La incógnita sigue siendo el importante número de electores qué confiesan que “no votaran”, 7%; “no saben”, 4,5; “no contestan”, 8,2; y “no lo tienen decidido aún”, el 25,3% . Lo que suma un 45% de los encuestados como se ha dicho. Pero, no tanto.
Vamos con las puntualizaciones. De ese 45, el 25,3%, más de la mitad, son los que “no lo tienen decidido aún”. Este ítem es una nueva opción de respuesta que se ha incluido por primera vez en esta encuesta, en la pregunta sobre intención directa de voto -la 10 R- supongo que al conocer que buena parte de los votantes se deciden en los últimos días, y tras haber minusvalorado la abstencion, y su origen de izquierdas, en las elecciones andaluzas.
Desde septiembre a marzo el “no votaran”,“no saben”, “no contestan” estimado varía entre el 33% y el 25%. Estos tres grupos son casi en su totalidad los que marcan la abstensión futura y en la macroencuesta sumaban el 19,7. En la encuesta actual, además, el entrevistado tiene la posibilidad de “no lo tienen decidido aún” y a eso se cojen uno de cada cuatro el 25,3. Esta modificación que ha hecho el CIS en la macroencuesta de marzo es la más enriquecedora porque confirma que hay fuertes movimientos de votos entre partidos. De esa cuarta parte de electores, el 4,4 -cada punto porcentual son 360.000 electores- duda entre votar alguna de las tres opciones de la derecha: Ciudadanos, PP o Vox. Un 3% duda entre votar al PSOE o a Unidas Podemos, y otro 4% entre irse a la izquierda o la derecha; este 4% son decisivos en las provincias con menos censo de electores porque pueden hacer oscilar la balanza. Hay, además, un 0,3% que duda entre votar a uno de los partidos de izquierda o en blanco; un 0,15% que duda entre votar a los partidos de derecha o en blanco; y luego hay casi un 12% que, a pesar de meterse en este grupo de “no lo tienen decidido aún”, dudan entre blanco o abstención y “no saben”, “no contestan”, hay que sumarlo a la abstención. El resto dudan entre distintas opciones autonómicas, básicamente entre ERC y PDCAT.
El 12% anterior más los que tienen decidido “no votar”, “no saben”, “no contestan” suman un 30 ó 31%, por lo que la participación estará como mínimo en torno al 70-73%, similar a las últimas. Las autonómicas han estado cinco o seis puntos por detrás de las generales, que pueden beneficiarse del arrastre de las generales con Pedro Sánchez.
Los partidos va a centrar sus esfuerzos en los cuatro millones y medio de electores que “no lo tienen decidido aún” y dudan a qué partido de derechas votar; a cual de la izquierda, bastantes menos; y, otros dudan entre votar a la izquierda o a la derecha, que suelen repartirse por igual. Ni aunque el PP con su radicalismo pipiolo atrajera a todos los que dudan en la derecha, más la mitad de los que están en el centro, aún así, incluso con un 6’5% más la diferencia porcentual con el PSOE, se mantendría. En voto directo le saca 10 puntos, en intención directa más simpatía 13 puntos; sería una diferencia aún superior sí habláramos de votos a candidaturas como ha hecho el CIS en los últimos meses. El radicalismo del PP nacional está eclipsando la moderación del PP en la Comunidad y puede conseguir que Vox obtenga los mismos diputados- dos- con la ayuda inestimable del Ciudadano, Toni Cantó. Le siguen haciendo la campaña.
Este mes la estimación publicada por el CIS, después de pasar por la cocina -explicada, lo que nunca se hacía antes, en 20 folios- deja la diferencia en 12,9 puntos. La duda es si el PSOE para gobernar le bastará con pactar con Unidas Podemos y el PNV o necesitará el voto de los nacionalistas catalanes. Los españoles nos responderán en un par de semanas.
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