Control de fronteras con policías, muros para frenar la inmigración y políticas de control de la natalidad (¿hasta la castración?)
Una madre con familia numerosa en muchos países de África piensa en conseguir más medios (instrumentos de desarrollo) para abrir más pozos, disponer de mayores caudales de agua, y así regar sus cultivos de cereales obteniendo suficientes cosechas, más claro, pan para alimentar a sus hijos. Evitar las hambrunas y millones de muertes de bebés y niños por el hambre.
¿Cuánto dinero se necesita, según la ONU, para acabar con el hambre en el mundo?
Con 45 millones de personas al borde de la inanición a finales del pasado 2023, cuando eran 42 millones a principios de año y unos 27 millones en el 2019 (antes de la pandemia de la Covid), la agencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) calculaba que la inversión necesaria para evitar la hambruna en el mundo ascendía a 7000 millones de dólares, frente a los 6600 millones a principios del 2021.
Según Naciones Unidas, 735 millones de personas sufren hoy hambre en el mundo.
Sin embargo, los burócratas de corbata, quienes (perdón por humanizarlos aquí) desde sus despachos pretendiendo dirigir el mundo, por dominar a su antojo a la raza humana, piensan que la única solución (eficiente y rentable), desde sus mentes deshumanizadas, sin titubeos inhumanos, es control militar férreo de las fronteras, levantar muros para frenar la inmigración (de la marabunta hambrienta), y la deshumanización plena (en contraposición a la ‘Alegría Plena’ de Santa Teresa): políticas de control de la natalidad, pero no responden a la pregunta ¿hasta la castración de seres humanos?
Cierto es que en la Agenda 2030, arcoíris con sus 17 colores (17 objetivos), que lucen con orgullo junto al corazón los/las más ‘progres’ en este planeta de simios vanidosos y soberbios, desarrollados luego a través de sus 169 objetivos o planes universales para regresar al Edén bíblico y bucólico, sobre el papel que lo soporta casi todo, hasta las mentiras y manipulaciones, ahí todo parece justo y ecuánime.
Adéntrate, si lo consideras, pulsando a continuación sobre el enlace, en esta conferencia sobre la Agenda 2030, del catedrático Higinio Marín (rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera), y decide en libertad si le escuchas o lo descartas porque juzgas al conferenciante dudando sobre su objetividad antes de escucharlo. Yo le escuché porque elijo siempre disponer en mi pensamiento de enfrentadas interpretaciones que me enriquecen, en este caso sobre la famosa y denominada Agenda Universal.
Te reitero, en contraposición a consignas que percibo en demasía (peligrosos son los actuales tiempos que corren para la subsistencia de nuestro amado oficio del Periodismo riguroso y veraz), y te confieso que hasta el hartazgo de que casi no enciendo la televisión, ‘caja tonta’ o ‘caja entontecedora’ (acertadísima y justa metáfora), y te reclaco aquí que nada pretendo influir en tu decisión.
En prueba de mi objetividad (con acciones siempre), ni te silencio aquí otras versiones como la oficial del actual Gobierno de España, del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, que puedes encontrar y conocer en este otro enlace.
Superpoblación o inepta gestión de los recursos
El número 160 de la revista Papeles de relaciones ecosociales y cambio global ofrece en su sección A Fondo un texto que recoge las intervenciones de Eileen Crist y de Lyla Mehta en el foro online sobre población The Population Debate Revisited, organizado por Great Transition Initiative (GTI) en agosto de 2022.
Las autoras representan dos posiciones paradigmáticas de los debates sobre población: Crist defiende la necesidad de reducción de la población mundial mientras que Mehta aboga por poner el foco en cuestiones de poder, de distribución y de cómo se genera socialmente el concepto de escasez.
Periodismo social y diversidad de opinión
Recuerdo con añoranza mis alegres años de felicidad y de amistades en la trinchera de la información, veinte años (1987-2007) en el diario La Verdad, donde tuvimos siempre por bandera al Periodismo social (en la diaria divulgación y la defensa a ultranza de las reivindicaciones vecinales…).
Conseguimos reunir en nuestras páginas, en un consenso respetuoso, a un amplio elenco de colaboradores (desinteresados con sus aportaciones en las tribunas de opinión) de todas las corrientes políticas, culturales y sociales de Orihuela y de la Vega Baja. Columnas de opinión de José Antonio Muñoz Grau, Joaquín Ezcurra (RIP), Juan Bellot (RIP), Conchita Martínez Marín (RIP), Antonio Pérez Menárguez, el humor y la ironía, siempre constructiva, de Alberto Vegara y Emilio Ortuño, Miguel Ángel Robles y su valiente independencia…
Y, como consecuencia primera, la difusión del diario La Verdad, edición Orihuela-Vega Baja y en Torrevieja, alcanzó el logro de fidelizar lectoras y lectores asiduos, con ventas que superaban los 1500 ejemplares diarios, y muchos más los domingos.
Dos pilares
Sin obviar el aumento de costes en la edición en papel, convencido por los hechos de mi experiencia diaria, y las alegrías durante veinte años en el diario La Verdad, si nos apoyamos en dos pilares inquebrantables: el Periodismo Social y la diversidad de opinión en las páginas, sin sectarismos ni manipulaciones ideológicas precocinadas, jamás me cansaré de repetir (así lo añoran miles de lectoras y lectores) y repetiré siempre que todo el mundo adora tener en sus manos un periódico riguroso, como lectura diaria en casa y en las terrazas de cafés y bares.
Eso sí, lectoras y lectores sólo nos exigen a diarios y periodistas el potosí de habernos ganado dos requisitos: rigor y credibilidad. Porque la experiencia me ha enseñado que la credibilidad se pierde en un abrir y cerrar de ojos. Credibilidad que ganas con mucho esfuerzo, y rigor sin sectarismos, y que además debemos reafirmar día tras día en las páginas del diario. Ah… en La Verdad de aquellos años minimizábamos el espacio, el imprescindible sólo, dedicado a la ‘política y politiquería’ para dar preferencia y ceder más espacio en nuestras páginas al Periodismo Social. (demandas y reivindicaciones vecinales, sociales, culturales…).
Quienes se frotaron las manos (tras la fusión del grupo Correo y ABC, creadora del grupo Vocento) por la retirada pactada a tierras murcianas del diario La Verdad, calculando ingresos y beneficios aprovechándose de la orfandad de miles de fieles lectores, sin duda, le faltaron el respeto a la inteligencia. Porque las lectoras y lectores (hoy yo soy uno más por mi condición primera como periodista jubilado) ni somos idiotas, ni soportamos que nos traten como a rebaño maleable. Nuestra respuesta: dejar de comprar y leer a quien desaprovechó una inmejorable oportunidad hacia su mayor viabilidad económica, eso sí, de haber respetado más el rigor sin traiciones a la verdad del hecho objetivo y siempre alejado del relato interesado y tergiversador. Pero siempre se está a tiempo en las encrucijadas, en vez del atajo inepto de aligerar con los despidos la plantilla de profesionales con oficio y, además, incorporar jóvenes con ideas nuevas, sí, se está a tiempo de rectificar y tomar el camino correcto. Vale (cervantino).
Me gusta leerte siempre, porque se te entiende todo y todo es defensa de la libertad y de la verdad. Un abrazo.