“Por imperativos del guion” del crecimiento económico que se inicia en los años sesenta, en nuestra ciudad se van operando unos cambios urbanísticos en los que una clase media, tanto local como procedente de otras regiones del país, va abriéndose camino, deseosa de adquirir vivienda propia. Una demanda privada, y también institucional, que lleva a deshacerse de lo viejo, o considerado como tal, para sustituirlo por la “modernidad” del momento, a costa, muchas veces, de perversas licencias de obras que dan paso a sus correspondientes “barbaridades” arquitectónicas.
Hoy en día, la ciudad y su provincia son lo que son, y tanto para las nuevas generaciones como para el recién llegado cuesta a veces descifrar la historia de la arquitectura alicantina de los dos últimos siglos, puesto que numerosas construcciones de antaño no llegaron a ser declaradas de interés patrimonial. Quedan sin embargo notables testimonios de aquellas realizaciones, firmadas por arquitectos tales como Enrique Sánchez Sedeño, Fernando Fajardo, José Guardiola, Juan Vidal, Miguel López, entre otros. Son fragmentos de un relato arquitectónico que podremos “leer” si nos proponemos pasear por la ciudad, levantando la mirada, apreciando lo conseguido y dejando volar la imaginación a través del tiempo.
Ciñéndonos al siglo pasado, la obra de Juan Vidal Ramos (1888-1975) es quizá la que mejor haya resistido los embates de la vorágine habitacional. Y es de agradecer para entender mejor, por lo menos, de dónde venimos, puesto que el arquitecto efectúa a su manera una transición entre lo “clásico” y lo “moderno”. Porque Vidal, durante su estancia barcelonesa, se fue impregnando del modernismo, del historicismo y del eclecticismo. Con tal bagaje, y recién nombrado arquitecto municipal en 1917, inicia una trayectoria que le permitirá firmar, en 50 años de oficio, más de 3.000 proyectos, desde lo más emblemático (Casa Carbonell, Palacio de la Diputación, Hospital Provincial –hoy MARQ–) hasta chalets, viviendas modestas, grupos escolares, estadios, mercados, asilos, cementerios, edificios religiosos, bancos, cines, reformas y restauraciones públicas y privadas de diversa envergadura. A todo ello Juan Vidal, introduciendo técnicas nuevas, les confirió estilos propios, dejando así una impronta todavía visible en nuestro transformado paisaje urbano. Todo ello invita a que nos aproximemos a sus realizaciones, su personalidad y al entorno social alicantino que le rodeó. Tal es el propósito de esta charla.
Ponencia sobre Juan Vidal en la sala Rafael Altamira en la Sede de Alicante de la UA
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