A mí, en particular, nunca me gustó Josep Borrell, no porque sea catalán y socialista, sino porque no tiene carisma, madera de líder; actualmente, y por designación de Pedro Sánchez es el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política, y vicepresidente de la Comisión Europea, que tiene mucho que ver con la crisis en Afganistán y el golpe de Estado que han dado los talibanes.
Estos días le he oído decir en la televisión “los talibanes han ganado la guerra y tenemos que hablar con ellos». Los talibanes no han ganado la guerra, sino que han ocupado el gobierno tras el abandono “anunciado” del país por parte de fuerzas internacionales comandadas por los Estados Unidos para salir de Afganistán, según los acuerdos de Donald Trump en Doha en septiembre de 2020 entre el entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, y Abdul Ghani Baradar, jefe talibán, y la anuencia actual de Joe Biden de salir de Afganistán, donde había un conglomerado de fuerzas, entre ellas españolas. El Ejército “fantasma” afgano no era ajeno a que esto podía pasar, el presidente Ashraf Ghani salió en helicóptero y abandonó su cargo y a su gente (Más información en mi artículo: ¿Por qué han fracasado los Estados Unidos en Afganistán?).
Las palabras de Borrell han sentado muy mal vistas en medios internacionales y nacionales, porque no se sostienen, no se puede negociar con los talibanes que no respetan las libertades, los derechos humanos, especialmente de las mujeres, a las que consideran como ganado doméstico, ni la democracia, y han cometido múltiples atentados y son terroristas. Y genocidas del pueblo de los hazara, una minoría étnica en Afganistán y Pakistán, que huye del autodenominado Estado Islámico (EI), del Talibán, al Qaeda y otros movimientos radicales sunitas. Para mí Borrell no da la talla de estadista. Y otra, para cuándo un Ejército europeo, que no tenemos. Ni leyes ante estas crisis humanitarias de exiliados de guerras. Ya fallamos con los libios y sirios.
El papel de España en la crisis
Una vez los talibanes se han hecho, fácil e increíblemente, con el poder en Afganistán, ahora la prioridad del Gobierno de España debe ser la «repatriación y dar asilo a los civiles que han ayudado a España en las diferentes misiones», así como a intérpretes y el personal de apoyo que están amenazados por los talibanes. Por otro lado, el eurodiputado de Ciudadanos señor Bauzá ha lamentado que «España no ha sabido aprovechar el momento para lograr un posicionamiento y una relevancia notable a la altura de la toma de decisiones estratégicas y diplomáticas en todo el mundo». Todo ello a pesar de que el alto representante de la UE en el exterior es un español como Borrell, designado por el Gobierno. Asimismo, Bauzá ha cuestionado que España no invierta en Defensa, como sí lo hacen otros países de nuestro entorno. Sin embargo, ha aclarado que, aunque los ejércitos estuvieran preparados, «por encima de todo está la toma de decisiones».
Los nulos derechos de la mujer
Una de las principales preocupaciones en Afganistán tras la llegada de los talibanes son las vidas de las mujeres y las niñas afganas, las grandes perjudicadas si finalmente se aplica de forma estricta la Sharía, una ley islámica como nuestro código penal, que forma parte de la fe surgida del Corán y los hadices, los dichos y acciones del profeta Mahoma. Su aplicación en la actualidad es objeto de disputa entre musulmanes conservadores y liberales. La ley islámica considera a las mujeres ciudadanas de importancia menor, sometidas a la voluntad del hombre y objeto de provocación para el mismo. Es por ello que las féminas deben esconder su cuerpo, e incluso su rostro de cualquier extraño con velos completos como el burka. No pueden hablar en público y su risa no debe ser escuchada por ningún desconocido.
Y es que, la palabra femenina no tiene valor ante el tribunal islámico en los territorios sometidos por los talibanes. Los crímenes que establece la Sharía solo pueden ser probados por hombres. Así, si una mujer presencia un crimen, no puede ejercer de testigo. De hacerlo, podría ser sometida a latigazos públicos.
Pedro Sánchez desaparecido
Pedro Sánchez ha estado de vacaciones desde el 1 de agosto hasta el día 20, y desaparecido políticamente hablando, delegando en sus ministros. Y los españoles nos merecemos unas explicaciones televisivas, ¿o es que en Lanzarote no hay televisión pública? Los españoles nos merecemos explicaciones ante la incertidumbre de nuestras Fuerzas Armadas. La misión española, por la que han pasado 16.627 militares en las sucesivas rotaciones, se saldó con el fallecimiento de 93 personas: 8 por ataques con explosivos, 3 por disparos directos, 80 por accidentes y 2 por infarto. Hasta 2015, cuando se dio por finalizada la misión, esta había costado unos 3.700 millones de euros. Según las bajas, hasta ahora han fallecido 38 soldados en Afganistán ya sea en combate, accidentes o por causas naturales, pero un total de 100 soldados han muerto en la misión debido al accidente del Yak-42 en Turquía donde murieron 62 militares españoles. Además, 86 soldados han resultado heridos por diferentes causas. El 11 y 12 de julio de 2015 un atentado talibán tuvo lugar en la embajada española en Kabul, mató a dos policías españoles, pero fue, finalmente repelido por el Grupo de Operaciones Especiales de la policía española y las fuerzas afganas y de los aliados.
Biden y Sánchez hablaron, al fin, por teléfono
El 21 de agosto apareció el “niño perdido en el Templo” Pedro Sánchez, y se exhibió sin pudor en la base de Torrejón de Ardoz junto a Ursula von der Leyen, Charles Michel y Josep Borrell ante la grave crisis humanitaria y política de Afganistán. Cuando tomo micrófono se adularon mutuamente, se hicieron las fotos y sacaron pecho bajo el lema «estos 20 años no han sido en balde». Hecho que no es cierto, la misión donde han muerto unos 100 españoles junto a la misión internacional ha sido un fracaso, se mire por donde se mire. Como era de prever, desde Trump, Biden también ignoró a España en su reconocimiento a los países para la evacuación de Afganistán.
Pero como las manzanas maduras caen solas al suelo, así ha caído Biden ante España y el gobierno de la Moncloa, cuando en la madrugada del domingo 22 sonó el esperado teléfono rojo directo desde la Casa Blanca, para pactar y usar las bases americanas de Rota y Morón de la Frontera para acoger afganos y excolaboradores de EE. UU. mientras acuerdan el traslado a otros países europeos.
España ha sido para los EE. UU. como un portaaviones estratégico en Europa. Ya lo dijeron otros presidentes estadounidenses como Obama, Bush o Clinton. Ya es hora de que España recupere el puesto que le corresponde en el concierto internacional de naciones, y dejarse de paparruchadas comunistas y «zapateriles» del pasado como la retirada de Iraq y no levantarse ante la bandera de las barras estrelladas en un desfile en Madrid.
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Es un artículo muy interesante, sobre todo para aclarar la situación de política de Afganistán y el papel que realmente viene desempeñando España.
Gracias Ramón por abrirnos los ojos a lo evidente!!
Gracias Pilar por dejar tu comentario. Estamos viviendo una situación dramática y humana.
[…] La única posibilidad que tiene el mundo occidental de recuperarse para mantener sus valores democráticos, libertades y económicos, consiste en fortalecer la unión militar como la OTAN, y comercial de EE. UU. con la Unión Europea sin aranceles. (Más información, en mi artículo: Josep Borrell y los talibanes). […]