Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Reportajes

Jorge Juan y Santacilia

Casa natal de Jorge Juan en Novelda
MARINOS ILUSTRES ALICANTINOS – D. Jorge Juan y Santacilia Escribir sobre Jorge Juan y Santacilia no resulta nada sencillo para este marino, ya en retiro, que tanto lo admira como compañero de profesión y alicantino. Lo que me mueve a acometer este reto es dar a conocer a los alicantinos contemporáneos y especialmente a nuestras […]

MARINOS ILUSTRES ALICANTINOS – D. Jorge Juan y Santacilia

Escribir sobre Jorge Juan y Santacilia no resulta nada sencillo para este marino, ya en retiro, que tanto lo admira como compañero de profesión y alicantino. Lo que me mueve a acometer este reto es dar a conocer a los alicantinos contemporáneos y especialmente a nuestras generaciones más jóvenes, quién fue este alicantino ilustre. Tenemos, yo diría que casi la obligación, de evitar que personajes como D. Jorge caigan en el olvido y, como alicantinos, a que las generaciones venideras lo conozcan no sólo a través de humildes escritos, como el presente, sino también visitando las instituciones como la “Fundación Jorge Juan”, con sede en Novelda, en la que se puede conocer quién fue este gran hombre.   

  

Nació D. Jorge en una finca que poseía su padre en el término municipal de Novelda el 5 de enero de 1713. La residencia habitual de la familia era una casa solariega en la antigua Plaza del Mar, junto al Pórtico de Ansaldo en Alicante, y que afortunadamente existe todavía y está situada en la calle de Altamira nº 17, actualmente ocupada por la banca March, y en la que se puede apreciar todavía el blasón nobiliario de la familia. Antes de la restauración del edificio, para que lo ocupara la citada banca, había también una placa en la fachada, en lugar preferente, que ofreció la hoguera de la plaza 18 de julio en el año 1955 (así se conocía en aquella época la plaza del Ayuntamiento), en la que se decía que en esa casa había vivido D. Jorge en sus primeros años de vida. Actualmente esa placa ha sido sustituida por otra, instalada en un lateral de la fachada, y con la misma leyenda que la anterior, pero que es difícil de leer al no distinguirse bien las letras. Sería bueno, que por quién correspondiese, se colocara una placa similar a la que había o corregir la actual para que se pueda leer bien, y que los visitantes de nuestra ciudad y nuestros propios vecinos, sepan que ahí vivió un verdadero hombre de la Ilustración que fue reconocido como un sabio del siglo XVIII.

 

Árbol genealógico de Jorge Juan y SantaciliaOrígenes

La cuestión del lugar de nacimiento de D. Jorge, ha sido motivo de polémicas entre dos ayuntamientos, el de Villena y el de Monforte del Cid. Sin querer generar una polémica más, hay que decir, en primer lugar, que no se ha encontrado ningún documento, hasta ahora, que acredite la población exactamente en la que nació. Lo que sí se puede aventurar, son una serie de datos, para que los lectores los consideren y puedan sacar de ellos su propia opinión.

 

Los archivos de la época residían en las poblaciones que tenían ayuntamientos constituidos y en las parroquias. Por otro lado, los ayuntamientos tenían, como actualmente, una demarcación territorial. Pues bien, de acuerdo con estas premisas situemos en qué demarcación territorial estaba la finca en la que nació D.Jorge. La zona se llamaba “la Monfertina” (puede que de ahí se saque la conclusión de su nacimiento en Monforte, al confundir la zona con la población) que actualmente está incluida en la demarcación de Novelda. El bautizo se realizó en Monforte del Cid. Y, por si fuera poco, para liar más la madeja, en la carta de ingreso que aportó D. Jorge para ingresar en la Orden de Malta, dice escrito por su puño y letra: “Soy natural de Monforte”. ¿Esto nos lleva a la conclusión de que había nacido en Monforte? Decididamente, no.

 

Primero, en cuanto al origen de ambas poblaciones, Novelda es mucho más antigua como villa y probablemente también como ayuntamiento (no confundir los términos villa y ayuntamiento. La primera es una concesión en su mayoría, real y el ayuntamiento es una concesión política administrativa que no tienen por qué coincidir en el tiempo). Por tanto, es posible que Novelda fuese ayuntamiento mucho antes que Monforte o alguna de sus partes territoriales, que podrían haber estado en esa época dentro de la demarcación del ayuntamiento de Novelda. Además en los documentos consta que los límites entre las demarcaciones de Alicante y Monforte se fijaron en 1775, muy posterior al año en que nació D. Jorge. Esto nos puede llevar a deducir que igualmente se podrían haber fijado los límites, entre estos dos ayuntamiento, en fecha muy posterior a la del nacimiento de D. Jorge. Por tanto, desde un punto de vista, digamos oficial, en el año en que nació D. Jorge, puede que sólo existiera el registro del ayuntamiento de Novelda, en el que se haría el correspondiente asiento de su nacimiento.

Placa conmemorativa del bautismo de Jorge Juan en Novelda.  

Quien hubiera podido solucionar este problema  era el sacerdote que bautizó a D. Jorge, el mosén Ginés Pujalte, el 9 de enero de 1713, que registró en el libro tercero de los bautizados folio 491, de la Iglesia de Santa María de Monforte, la partida de nacimiento, actualmente desaparecida según Rosario Die Macule autora de «El Universo familiar de Jorge Juan», en laque se decía lo siguiente: …»bautisé a Jorge Gaspar hijo de don Bernardo Juan y Canisia natural de la ciudad de Alicante,y de doña Violante Santasilia y Soler, conyuges. Fueron padrinos don Joseph Malla de la villa de Elche y doña Gertrudis Santasilia. Nasió el contenido a sinco de dicho mes entre dos y tres de la tarde….»Sic. Lo que no dejó constancia es del lugar en donde había nacido el neófito.

 

De todas formas, a excepción de los habitantes de estos dos ayuntamientos que reclaman, entre polémicas, el lugar del nacimiento de D. Jorge, ¡qué importa! si había nacido en uno u otro lugar, ante lo que supuso su carrera como marino, hombre de iniciativas y sabio. Lo importante es la obra que desarrolló, a lo largo de su vida, en beneficio de España, de la Armada y de la ciencia y que, a fin de cuentas, era alicantino.

 

 Libro con las conclusiones de la expedición llevada a cabo en América.

Formación académica y primera expedición

A la edad de tres años D. Jorge pierde a su padre, quedando bajo la tutoría de su tío D. Antonio Juan, canónigo de la colegiata de Alicante, donde inició sus estudios de primaria en el colegio de la Compañía de Jesús. Poco después pasó a depender de su otro tío, D. Cipriano, caballero de la Orden de Malta, quien se encargó de que iniciara la educación en Gramática en Zaragoza, preparatoria para poder comenzar otros estudios superiores. A los doce años, por mediación de su tío Cipriano, marchó a Malta e ingresó en la orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén (actualmente la orden de Caballeros de Malta), en donde completó sus estudios en las instituciones de enseñanza que poseía la orden en esta isla, destacando sobremanera en las asignaturas de Matemáticas y Astronomía que tanto prestigio le darían a lo largo de su vida, por los vastos conocimientos que tuvo de ellas.     

 

A los dieciséis años, entró en la Real Compañía de Guardiamarinas de Cádiz. En este centro, se impartían los más modernos estudios relacionados con la Geometría, Trigonometría, Astronomía, Navegación, Cálculos de Estima, Hidrografía, Cartografía, etc. Destacó como alumno aventajado, conociéndolo sus compañeros con el apodo de Euclides. Por sus conocimientos, fue elegido en 1734 con tan sólo 21 años de edad, junto con D. Antonio de Ulloa, miembro de la expedición franco-española de la Condamine para la medición de un grado del meridiano terrestre en el Virreynato de Perú, cerca de lo que hoy es Ecuador.

 Grabado del s. XVIII donde se muestran los estudios de campo de Jorge Juan en América.

¿Por qué era tan importante el conocer lo que medía este grado? Porque permitía, junto con otras mediciones que se hicieron en otras partes de la Tierra, conocer más exactamente la forma y tamaño del globo terráqueo, algo que desde los griegos y siglos después con las discusiones de muchos científicos que apoyaban diferentes teorías, no estaba lo suficientemente clara. La medición que hizo Jorge Juan resultó ser la más exacta de cuantas se tomaron en esa expedición, confirmando aquel apodo que le pusieron sus compañeros del nombre del sabio matemático griego Euclides. Esta medición la calculó Jorge Juan en «toesas», medida francesa equivalente actualmente a 1946 m. la unidad y fue tan exacta, que posteriormente se tomó como referencia para definir la longitud del metro en el Sistema Métrico Decimal.

 Aparatos de medición científicos de la época de Jorge Juan.

En 1791, la Academia de las Ciencias Francesa, definió el metro como la diezmillonésima parte de la distancia que separa el polo de la línea del Ecuador terrestre. Esta sería la definición más entendible por los legos en la materia. Pero de una forma más científica, si este valor se expresara de manera análoga a como se define la milla náutica, se correspondería con la longitud de meridiano terrestre que forma un arco de 1/10 de segundo de grado centesimal. Ahí es donde destacó D. Jorge, por sus grandes conocimientos como matemático y su experiencia como marino en la obtención de medidas astronómicas para situarse en la mar.

 

Por supuesto, los científicos franceses que dirigían la expedición nunca reconocieron la valía de D. Jorge y la exactitud de sus cálculos, por varias razones. Primero por la juventud de D. Jorge, ya que poensarían: “Qué nos va enseñar este jovenzuelo». Segundo, por ser español. En esta época, que históricamente se llamó el “siglo de las luces”, por la importancia que tuvieron las ciencias en países como Inglaterra, Francia, Holanda, Italia y en general en toda Europa, España todavía se alumbraba con un candil en estas materias. Y en tercer lugar, porque la grandeur francesa» no hubiera permitido que aquel joven oficial de la Armada española, les diera a aquellos viejos científicos franceses una demoledora lección de sabiduría y competencia.

 

Por eso se guardó en secreto el buen hacer de D. Jorge, no sin antes reconocer la exactitud del cálculo que utilizaron para la finalidad de la expedición y que guardaron, pudiéndolo utilizar posteriormente parael Sistema Métrico Decimal, como si de un descubrimiento propio se tratara. Pero no sólo valió para eso, sino que la exactitud de esta medida permitió que la cartografía náutica que se hizo a posteriori, fuese más fiable desde el punto de vista de su situación real, en el globo terráqueo, de los países y sobre todo de sus costas y accidentes geográficos en las cartas de navegación, que permitieron hacer la navegación más segura y puntual.  

 

Alcanzó, tras una brillante carrera militar, la categoría de Jefe de Escuadra. Pero además, fue Director de la Academia de Guardiamarinas y fundador por encargo del rey Carlos III, del Real Observatorio Astronómico de Madrid. También le propuso al Marqués de la Ensenada crear otro Observatorio en la Academia de Guardiamarinas de Cádiz, idea que llevó a cabo, tiempo después, el marqués de Ureña en San Fernando fundando el Real Observatorio de la Armada (en la actualidad todavía existe y está considerado como un centro con un reputado prestigio internacional). También fue Ministro de la Junta General de Comercio y Moneda, fundador de la Asamblea Amistosa Literaria de Cádiz, Embajador extraordinario en la corte de Marruecos, Director del Real Seminario de Nobles, etc,., y publicó diversos libros sobre observaciones astronómicas, matemáticas y náuticas.

 Plano de navío del s. XVIII

Espía competente

Fue el impulsor de la renovación de la flota en su época, para lo que viajó a Inglaterra a fin de interesarse por su sistema de construcción naval. En realidad, Jorge Juan se convirtió, por si fueran pocos los trabajos y puestos que desempeñó en la Armada, en un magnífico espía. A los dieciocho meses, los ingleses lo descubrieron y tuvo que escapar vestido de marinero en un barco que lo llevó a las costas francesas.

 Retrato de D. Jorge Juan

La información que logró reunir valió para reformar los sistemas de construcción de barcos en España, modificándola y añadiéndole algunas particularidades suyas que hicieron, transcurrido el tiempo, que los propios ingleses se interesaran por ellas y las adoptasen en sus construcciones y permitieran que D. Jorge siguiera siendo miembro de la Royal Society de Londres, honor que le habían concedido junto a su compañero y gran amigo D. Antonio de Ulloa después de medir el grado del meridiano. ¡Qué paradojas, a veces tiene la Historia! De haberlo apresado quizás le hubiera costado muy caro a D. Jorge, pues es sabido la leyes tan severas que tenían los ingleses en esa época, que podrían haber causado que hubiésemos perdido anticipadamente a D. Jorge y que la labor que todavía le quedaba por hacer, no se hubiese efectuado. En cambio, ahí está la paradoja, los ingleses adoptaron las reformas introducidas por él en algo que había obtenido de ellos. No hay duda que los genios pueden con todo.

 

En estas reformas de la Armada, también hay que incluir los arsenales a los que dotó de talleres, diques, rampas de varada y sobre todo de personal experto en ingeniería naval,  en carpintería de ribera, en cabullería (así se denomina en la Armada los cabos y aparejos de maniobra) y en las lonas para el velamen de los barcos, para lo cual contrató a constructores extranjeros -algunos de ellos se los trajo de la propia Inglaterra-, y nacionales de reconocido prestigio. Prácticamente los arsenales de Cartagena y Ferrol en cuanto a algunos edificios, diques y rampas de varada, se hicieron en esa época.

 

 

 El «sabio español» no es profeta en su tierra

Perteneció a varias instituciones y academias de ciencias científicas. Entre ellas destacan, por su importancia, las Reales Sociedades de Londres, y las de Ciencias de París y Berlín. Por eso se le conocía en toda Europa como“el sabio español”.  No obstante, a pesar de que cuantos trabajos y misiones que se le encomendaron a D. Jorge, las resolvió siempre con eficacia, incluso mejorándolas, y siempre al servicio de España, de los monarcas con los que se relacionó, de la Armada e inclusive de obras civiles en las que colaboró – como las que realizó diseñando sus sistemas de ventilación en las minas de  mercurio de Almadén y en las de plomo de Linares, que mejoraron las condiciones laborales de sus trabajadores-, D. Jorge sufrió un acoso e incluso una campaña de desprestigio, por la nobleza, por algunos mandos militares y sobre todo por la Inquisición, que sólo su bonhomía y sus convicciones religiosas fueron las que le ayudaron a soportar, lo que es tan habitual en nuestra España, la maledicencia que genera la envidia.

 

D. Jorge Juan estuvo al servicio de tres reyes, Felipe V, Fernando VI y Carlos III. Quizás con el que más afinidad tuvo fue con Felipe V, un rey que inaguraba una monarquía en España con diecinueve años de edad, y que por tanto quería relacionarse con las personalidades jóvenes de los que pensaba que podría obtener, una mayor acogida, que la que podía recibir de la vieja nobleza que había servido a los Austrias. Por eso, cuando designó a D. Jorge y a Ulloa para la investigación del grado del meridiano, también les encargó una investigación (por eso estuvieron en las colonias americanas nueve años) sobre el estado de nuestras posesiones en Sudamérica, en lo referente a gobierno, defensa, administración, mineralogía, botánica, etc., que luego apareció en el libro que publicó D. Jorge con el título del «Informe Secreto» y en el que dice, sobre la administración, lo siguiente: «La tiranía que padecen los indios, nace de la insaciable hambre de riquezas que llevan a las Indias a los que van a gobernarlos». Parece claro que la nobleza no le tratara como un amigo, a pesar que en este punto D. Jorge tuviera en parte la razón. De todo esto tuvo conocimiento el rey, de lo que sucedía en estas lejanas  provincias, de las que apenas llegaba información alguna de estos desmanes.

 

Por otro lado, la Inquisición, no era de la misma opinión que D. Jorge, en relación al contenido de algunos de los libros de Astronomía que escribió, en los que reflejaba que estaba de acuerdo con las teorías de Copérnico, Galileo y sobre todo con las de Newton. Desde muchos años atrás, en los que aparecieron las teorías de Copérnico y Galileo, estos dos astrónomos eran, para la Inquisición, como si se nombrara a la “bicha” y esto también llevó a que nuestro sabio no fuese muy bien visto.

 

Lápida mortuoria de Jorge Juan en CádizAlicantino Ilustre

Este alicantino, que nunca olvidó sus orígenes, fue un gran impulsor y valedor de la cultura alicantina de su época. En 1753, por poner un ejemplo, escribió al monarca Fernando VI, para que con su autorización, se crease una cátedra de Matemáticas que debía abarcar los estudios de Aritmética, Álgebra, Astronomía, Geometría y Náutica en el colegio de los jesuitas de Alicante, del que había sido alumno en su infancia. Por el monarca, se autorizó esta cátedra.

 

Falleció D. Jorge en Madrid a la edad de sesenta años en 1773 y fue enterrado, inicialmente, en la iglesia de San Martín de esta ciudad. Tiempo después, sus restos fueron trasladados a la capilla de Nuestra Señora de Valvanera en la iglesia madrileña de San Ginés. La capilla, quedó muy dañada en la guerra de la Independencia y nuevamente, los restos de D. Jorge fueron exhumados y trasladados a los sótanos de la Casa Municipal de Madrid, en espera de que el gobierno, impuesto por los franceses, llevase a cabo el proyecto de construir un panteón para españoles célebres, en la iglesia de San Isidro el Real que iba a inagurarse, precisamente, depositando en él los restos de Jorge Juan. Nunca se terminó. Finalmente, la Armada, construyó el Panteón de Marinos Ilustres, situado en la actual Escuela de Suboficiales en San Fernando, Cádiz, en donde, en un sitio destacado, descasan los restos de D. Jorge Juan y Santacilia.   

 

No quiero terminar, sin citar una introducción que aparece en la Web de la Fundación Jorge Juan y que firma el que fue su secretario durante muchos años, hasta el día en que murió, el Sr. D. Miguel Sanz: «Del Excmo. Señor Don Jorge Juan y Santacilia, a cuyo ingenio sutil, perspicaz viveza y pronta penetración, acompañaba un laboriosísimo genio, con el que, cultivando sus talentos, supo enriquecer las Ciencias, e ilustrar la Nación, puede con realidad asegurarse, que más que sus talentos, con estar adornados, resplandecían sus virtudes con que quiso dotarle el Cielo en tan eminente grado, que pudieron entre sí competirse más no vencerse».

 

Ilustre alicantino pues, que si como marino fue ejemplar su trayectoria, no menos lo fue su condición humana reconocida en su época y que la historia se ha encargado de legárnosla para que nos sirva de referencia y la tomemos como ejemplo.Fue un hombre ilustrado, un marino ejemplar que dio cuanto pudo a la Armada y a España del que podemos, con razón, estar orgullosos los alicantinos.

 

 

Joaquín Ñeco Castaño es Alférez de navío

                                                                

Joaquín Ñeco

Alférez de navío.

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