Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Periodismo

»Interviú» y »Tiempo» cierran, fin de una época

Momento en que notifican a las plantilla el cierre de "Interviú" y "Tiempo". Foto: Inma Muro de Twitter.
Momento en que notifican a la plantilla el cierre de Intervíu y Tiempo (Fotografía: Inma Muro, Twitter).
SONIA MARCO Si hace justo un año el periodismo alicantino quedaba huérfano de uno de sus buques insignias de los últimos cincuenta años con el cierre del diario “La Verdad”, este ya casi “maldito” mes de enero se despacha con otra noticia del mismo calibre. El grupo editorial Zeta anunció el lunes 8 el cierre […]

SONIA MARCO

Si hace justo un año el periodismo alicantino quedaba huérfano de uno de sus buques insignias de los últimos cincuenta años con el cierre del diario “La Verdad”, este ya casi “maldito” mes de enero se despacha con otra noticia del mismo calibre. El grupo editorial Zeta anunció el lunes 8 el cierre de dos publicaciones semanales históricas del periodismo español reciente: los semanarios “Interviú” y “Tiempo”. Hablamos con Mariano Sánchez Soler, redactor y jefe de nacional de “Tiempo” de 1984 a 2000.

Dos nuevas víctimas periodísticas de la crisis económica y la revolución tecnológica, las emblemáticas publicaciones semanales “Interviú” y “Tiempo” desaparecen de la cada vez más exigua oferta mediática de los quioscos españoles. La causa oficial es la baja rentabilidad económica registrada en los últimos años con la caída en picado de los ingresos publicitarios desde el estallido de la crisis. Según han señalado los responsables del grupo Zeta, las pérdidas han sido de “siete millones de euros en los últimos cinco años, con una difusión mermada en un 80% en el último decenio”.

Desde la Asociación de la Prensa de Alicante, su presidente Pepe Soto lamenta la notica: «Es una noticia triste de la profesión más que añadir a las que llevamos recibiendo en los últimos años desde el estallido de la crisis. Sin duda, el periodismo español pierde a dos cabeceras históricas que marcaron una época, mostrando a los españoles una nueva realidad y dimensión social».

El nuevo escenario social dominado por internet como fuente de información más consultada, con la inmediatez e interacción como valores añadidos que reclama el nuevo lector, había colocado a ambas publicaciones semanales en una posición en clara desventaja. Ni las últimas medidas de reducción de plantilla y de salario han podido evitar el desenlace.

Una situación muy distinta de la de comienzos de la democracia española, a mediados de los 70, cuando “Interviú” vio la luz –primavera de 1976- y acercó a los españoles una nueva realidad. Este producto híbrido de periodismo de investigación de calidad y erotismo arrasó en un país ávido de ambas ofertas, con colaboradores de diferentes ideologías, que convirtió a la revista en un éxito sin precedentes: se llegaron a vender 1.600.000 ejemplares, y algunos con doble edición.

Sus características portadas de mujeres semidesnudas arrasaron en la época, convirtiéndose en el buque insignia del cuché del destape, con protagonistas de calado social como Marisol y Lola Flores. A su vez, de sus páginas salieron reportajes que hicieron época, como el de los bebés robados, las juergas de Roldán y los crímenes de los Rosones, hechos sucedidos en Galicia tras la Guerra Civil.

«Tiempo», la hermana política

Seis años después, en 1982, la revista “Tiempo” vería la luz como suplemento político de “Interviú”. Tras el éxito de aceptación, se independiza y marcha en solitario. De aquellos años nos da cuenta Mariano Sánchez Soler, periodista que formó parte de su redacción hasta el año 2000: “Me incorporé a Tiempo en 1984, dos años después de que saliera en los quioscos como suplemento político de Interviú. Julián Lago era el director y Asensiolo tenía claro: Tiempo llegó para hacer la competencia a Cambio 16, entonces la más leída, y consiguió desbancarla”.

De la coyuntura política y social de la época, Sánchez recuerda que “fue un momento muy interesante: se acababa la transición y los temas de denuncia política y social, como los abusos cometidos durante el franquismo, abrían las cabeceras. Los medios de comunicación ayudaron a desmontar el aparato franquista, tuvieron un papel fundamental”.

 

En el panorama mediático nacional, tanto una como otra jugaron un papel destacado, tal como indica Sánchez Soler: “Las portadas llegaron a ser muy importantes entonces, se sacaron historias muy fuertes, y se llegó a fiscalizar. Pudimos contar y denunciar lo que se hacía mal”.

La década de los 80 fue bien para ambas publicaciones, y ello dejó margen de acción para que las redacciones pudieran contar con profesionales bien pagados y total libertad a la hora de ejercer el periodismo de investigación: “En una plantilla de 50, éramos tres los que hacíamos ese tipo de periodismo, trabajando a nuestro aire siempre que trajéramos temas, que luego consultábamos con el director de la revista. El único compromiso era traer buen material”.

Con el cambio de década, la situación es distinta. España ya ha superado la Transición y el gobierno socialista acusa el desgaste. “A principios de los 90 llega Pepe Oneto, bien visto por los poderes públicos y menos quemado que Lago, que metió mucha caña en los 80, y montamos el departamento de investigación. Entonces se denunció mucho la corrupción de los últimos gobiernos socialistas, aunque yo ya estaba fuera, pues pedí una excedencia en 1992 y me vine a Alicante”.

Tras un paréntesis en otros medios, Sánchez Soler vuelve a “Tiempo” a mediados de los 90: “Me incorporé en 1996, en un momento de crisis y tras un despido de 15 compañeros. Entonces la situación era bien distinta a la que dejé”.

El público había cambiado con la llegada de las televisiones privadas, donde la oferta informativa se diversificó: “La revista se adaptó al mercado y en vez de ir a la vanguardia, fue a remolque de lo que entonces más se vendía: noticias de la sociality. Cuando me incorporé, me hicieron jefe de Nacional y pasé a realizar un trabajo más burocrático, pues había otros intereses”.

La venta directa en quioscos no cubre los gastos y la inserción publicitaria es vital para la existencia de los medios escritos, lo que afecta al funcionamiento de las redacciones. “El periodista de investigación podía ser incómodo para ciertos grupos empresariales y ya no se funcionaba como antes, había mayor control de los textos. Estuve así unos años, pero el trabajo no me interesaba: coordinar textos no era lo mío, soy un periodista que escribe. En cuanto pude, pacté mi salida de la revista”, apunta Sánchez Soler.

La crisis del papel ya comienza a hacerse patente en los semanarios, con más competencia de periodismo de investigación en la información diaria: “En esta época, hubo una crisis muy gorda de la revista mensual, se cambió la maqueta varias veces, y en el siguiente “ERE” de la empresa –entonces no se utilizaba este término-,  me plantearon mi salida y acepté. Entre Interviú y Tiempo, en el 2000 nos fuimos 25 periodistas”.

Con el nuevo siglo, la pérdida de lectores sigue su curso y las revistas dejan de ser prioritarias para el holding empresarial de Zeta: “Con la muerte de Asensio, se generó una dispersión. Los herederos tenían distintos intereses y negocios aparte de la prensa y poco a poco fueron deshaciéndose de los productos editoriales. El cierre de Interviú y Tiempo ha sido una parte más del proceso”.

El periodismo de investigación futuro

El cierre de ambas publicaciones deja huérfano al periodismo de investigación español, que en la actualidad tiene otros medios de difusión, más acordes con la era on line que se está viviendo. Como apunta Mariano Sánchez, “ahora el periodismo de investigación está en internet. Los medios independientes on line han  destapado los casos más importantes, como los Papeles de Panamá, y gracias a la difusión de alguna televisión, hemos podido conocerlos”.

El modus operando cambia con el nuevo siglo y se adapta a la los nuevos soportes: “Los nuevos periodistas ya nacen con lo digital, no están quemados por la crisis del papel, y dependerá de su grado de compromiso con la sociedad para que se dediquen a este tipo de información. Esta es una profesión que te deja fuera cuando cumples 40 años, es muy generacional”.

Pero al margen de los soportes y los nuevos medios, hay algo inherente en los profesionales de la profesión: “Lo que no cambia es la esencia del periodista, ese instinto por la búsqueda de la verdad. Yo no me hice periodista de investigación, tuve la necesidad de saber qué pasaba en aquel momento y conté con el respaldo necesario para hacerlo. Tuve la suerte entonces de haberme podido dedicar a esto”.

 

Sonia Marco

Periodista.

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