No soy un teórico del marketing. Tal vez sea todo lo contrario, soy un profesional de la comunicación que lleva más de 30 años en esto y no sabe, ni quiere, ni puede salir.
En 1988 estaba todo claro, al menos para mí. La creatividad y el diseño ya estaban ahí, pero solo para grandes marcas e instituciones. Personas como Agustín Vaquero usaban sus alas, se dejaron sus cómodos puestos y empezaron a crear. Llegó un momento de esplendor que en un país que pasaba rápidamente de blanco y negro al Tecnicolor, la publicidad ya jugaba un papel importante. Inventamos marcas, ejes de comunicación, eslóganes que nos proyectaron a un mundo social y empresarial que nos acercaba lo cotidiano a las marcas, a nuestra vida, a nuestras ventas. Renfe mejoraba tu tren de vida, España ofrecía todo bajo el sol, y si no había Casera, nos íbamos. También Danone nos decía que aprendiéramos de nuestros hijos y cada año (y hasta hoy) volvíamos a casa por Navidad, y a Alicante podías venir cuando quisieras.
El marketing era una teoría con algo más de 30 años en USA y que llegaba con mucha fuerza a España y se empezaba a estudiar en academias e instituciones de estudios superiores. Yo siempre he pensado que es muy absurdo estudiar marketing en plan teórico; no sirve, cambia demasiado rápido, los conocimientos de los profesores quedan obsoletos y no valen, solo permanece el viejo marketing mix. Esa combinación de saber si tu producto o servicio puede triunfar, si tiene el precio adecuado, si está en el sitio donde tiene que estar y si lo comunicas de forma correcta. Eso lo transmito, o lo intento cada año, a los «impulsitos» que son los proyectos seleccionados para llegar a buen fin y crear empleo, empresas desde las ideas.
Este sábado, los proyectos creativos o culturales de la iniciativa Impulsa Cultura, proyecto de la ADL del Ayuntamiento de Alicante, presentaron en la Explanada sus iniciativas. Ellos demostraron que la ilusión, la innovación, la creatividad y las buenas ideas siguen siendo lo principal en la creación de empresas o iniciativas que puedan dar autoempleo, primero a ellos y un trabajo a otros después.
De esta iniciativa han salido proyectos consolidados y que forman parte de la realidad cultural de esta tierra. Teatro, muralismo, mercados singulares, fotografía, artesanía, baile, música, circo, cine, hasta forjados, vestuario adaptado, espacios para vivir y trabajar, malabarismo, jardinería, organización de eventos y un largo etcétera nos han demostrado y enseñado a los mentores del programa lo grande de sus iniciativas y de sus sueños.
Ellos son los que nos han enseñado a nosotros y mucho, y mucho marketing. Son gente de aquí y de muchos países que crean aquí y con nosotros cosas nuevas, interesantes y bellas. Esta simbiosis es una verdadera lección en esta sociedad que parece empeñada en fomentar el odio ante lo diferente en lugar de la curiosidad, la colaboración, el conocimiento y la amistad.
Fue muy emotivo ver cómo agradecen que se les ayude y escuche y asesore y sobre todo ver cómo unen proyectos y crean nuevas realidades con la unión de algunos de ellos. Forman un equipo que nunca se rompe y se añaden a los de anteriores ediciones que sueñan con tener un hub, un lugar permanente (tal vez en esa fábrica de talento que debe ser Cigarreras) donde consolidar este equipo de más de 100 proyectos que ya se han creado con este programa. Enhorabuena a sus precursores y a quienes dedican recursos a estas iniciativas. No todo deben ser críticas; tal vez, aunque sea de vez en cuando, hay que hacer amigos.
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