Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Formación de los reinos de España

Formación y consolidación del reino astur II

Don Pelayo después de la derrota de Guadalete, por Federico de Madrazo. Colección Museo del Prado (Fuente: Real Academia de la Historia).

Ya vimos en el artículo ‘Asturias, el resto tierra conquistada’, publicado en este medio el 12 de diciembre de 2022 los orígenes del reino astur, y elegido princeps don Pelayo.

«Todas estas victorias dieron un gran prestigio a Pelayo y los nobles astures se sintieron obligados a erigirlo como cabeza de todos ellos, dando pie a fundar el reino independiente de Asturias y establecer su capital en Cangas de Onís».

Las victorias de Covadonga en el año 722 y la de Poitiers en el 732 entre los francos comandados por Carlos Martel contra el ejército musulmán a las órdenes del valí de Al-Ándalus Abd ar-Rahman ibn Abd Allah al-Gafiqi, en la actual Francia, que frenó la expansión musulmana hacia el norte desde la península ibérica e impidió la invasión de Europa. Dichas victorias poco habrían significado sin la guerra civil que enfrenta a árabes y norteafricanos o beréberes a partir del año 739 que permitieron consolidar el reino astur al ser derrotados los beréberes de la Meseta Norte por los árabes y al quedar desguarnecidas, son atacadas por los astures y los cristianos llevados a la zona.

El territorio del reino astur

Ya aparecen en los mapas de la Europa de la Edad Media Asturias. Ese reino se extendía por el noroeste de la península ibérica abarcando Galicia, a veces incluía Portugal hasta Oporto, casi toda la cordillera Cantábrica y una zona entre León y la actual Castilla. Pero queda todo muy confuso porque en aquel tiempo la idea de frontera no corresponde con la actual.

Según el profesor de Historia de la Universidad de Oviedo, Miguel Calleja, experto en manuscritos medievales: «En esa época no hay un estado territorial como entendemos nosotros, de hecho es la época antiterritorial. Hay que pensar más bien en poderes que tienen espacios concretos que dominan en medio de grandes desiertos que pertenecen a otros poderes». Él comenta que la Alta Edad Media es «una época de disgregación, primero del imperio y luego del reino del Toledo» y esto hace que vayan apareciendo zonas pobladas en medio de otras grandes extensiones sin población que no pertenecían a nadie.

Comienzo de la Crónica de Alfonso III de Asturias. Folio 178 recto del Códice de Roda, conservado en la Real Academia de la Historia. Escritura visigótica (Fuente: Wikimedia).

Según dicho profesor «no será hasta el siglo XII cuando las delimitaciones entre reinos van a empezar a definirse», y sólo entonces se podrá hablar de un concepto que empieza a cristalizar como «poder real con todos los elementos, con fiscalidad, con capacidad militar, con justicia y es cuando podemos empezar a hablar con claridad de fronteras. Añade el profesor Calleja que «desde ese siglo VIIIprogresivamente van adquiriendo mayor influencia sobre la parte marítima de Galicia, luego sobre Astorga, sobre León y las distintas repoblaciones de Alfonso I que les cuesta mucho trabajo mantener».

En un principio no se denomina reino de Asturias, según Calleja. Hay documentos del 960 que hablan del rey de Oviedo o rey de los astures. Los asturianos son los que están en torno del monarca, y los astures son los guerreros que están con él.

Será en el siglo XII cuando empiezan a consolidarse los límites territoriales. El Obispo Pelayo, consejero del rey Alfonso VI de León, fundó el Archivo de la Catedral de Oviedo y mandó recopilar y escribir las donaciones o testamentos en un libro de ciento trece páginas al que se le llamó Libro gótico. Y será él quien deje por escrito la cita más antigua en la que aparecen los límites territoriales. El obispo Pelayo indica que Asturias es un territorio entre el Eo y el Deva, entre la montaña y el mar.

Don Favila, rey de Asturias. Colección Museo del Prado. Depositado en el Museo de Covadonga (Fuente: Wikimedia).

Formación del Reino Astur

A la muerte de Pelayo en el año 737 d. C., por causas desconocidas, quizá de enfermedad, empieza una sucesión de reyes que irían ampliando los territorios o manteniéndolos, según el caso, a costa de sus vecinos gallegos o vascones o de los enfrentamientos con los musulmanes. A Pelayo le sucedió su hijo Favila.

Favila (*)

Según las crónicas Rotense y laOvetense a las que hacíamos referencia en el artículo anterior, solo se dedican tres líneas en las que el monarca Alfonso III narrara la vida de un personaje casi desconocido y olvidado por la historia. En esas líneas se dice que Favilaera hijo de don Pelayo al que sucedió después de que este falleciera. Según nos relatan las crónicas «vivió breve tiempo» y que «fue muerto» en extrañas circunstancias en el 739 «por un oso en el segundo año de su reinado». A su muerte fue elegido por los nobles el primer rey electo.

Rey Alfonso I de Asturias, «El Católico», por António de Holanda (Fuente: Wikimedia).

Alfonso I El Católico

(Cantabria?, 693 – Cangas de Onís, 757) fue Rey de Asturias a la muerte de Favila hasta su muerte. Era hijo del duque Pedro de Cantabria y yerno de don Pelayo al casarse con Ermesinda. Bajo su reinado continuaron las insurrecciones contra los árabes extendiéndose hacia el sur, gracias a las dificultades internas de los emires de al-Andalus. Las malas cosechas y las sublevaciones de los beréberes, que abandonaron las guarniciones del norte de la península, permitieron a Alfonso I llevar a cabo incursiones por Galicia, Astorga, La Rioja, Álava y Portugal. Repobló con los habitantes del valle del Duero Asturias y zonas del litoral cantábrico; así dejó las tierras devastadas por las guerras entre la Cordillera Cantábrica y el Duero como barrera estratégica entre cristianos y musulmanes. Consiguió ocupar el norte de Galicia, con los valles del alto Miño y el Sil, además de la ciudad de León.

De su matrimonio con Ermesinda, hija de don Pelayo nacieron los descendientes Fruela (722-768), Vimara (m. 765), asesinado por su hermano Fruela. Adosinda, esposa del rey Silo de Asturias. Fuera de matrimonio, tuvo a Mauregato (m. 789), con una esclava musulmana, Sisalda. Fue Fruela el que sucedió a su padre.

Fruela I de Asturias, por Bernardino Montañés. Colección Museo del Prado. Depositado en el Museo de Covadonga (Fuente: Wikimedia).

Fruela I (*)

Fruela, “nacido en el año 722 y muerto en Cangas de Onís en el año 768”. Era hijo de Ermesinda y de Alfonso I, y nieto, por tanto, de Pelayo y de Pedro, duque de Cantabria, el que sucedió a su padre al frente del reino de Asturias en 757. Este era un hombre  violento y de espíritu belicoso como su padre. La Crónica de Alfonso III refiere el triunfo obtenido por Fruela sobre las tropas musulmanas en el lugar de Pontubio (Galicia) en la que se hace referencia a su carácter.

Durante su reinado (757-768) aparecen por vez primera los dos tipos de problemas internos que continuarán en los reinados siguientes, que fueron los separatismos de Vasconia y Galicia (promovidos por los nobles reacios a la integración en el reino astur) y las revueltas palaciegas (ambos conflictos resueltos en muchas ocasiones por la fuerza de las armas). Fruela I reprimió con dureza las primeras sublevaciones de vascones y gallegos y como su propio hermano Vimara estaba implicado, lo mató. Esto fue causa de que los nobles pusieran fin a sus días. Y esos nobles impulsaron al trono al siguiente rey.

Aurelio de Asturias, por Eduardo Cano. Colección Museo del Prado. Depositado en el Museo de Covadonga (Fuente: Wikimedia).

Aurelio

Aurelio, del cual no se sabe el lugar ni la fecha de su nacimiento. Murió en Cangas de Onís en el año 774. Fruela dejó una joven viuda, Munio, a la que los nobles de la facción contraria a Fruela ignoraron junto a su hijo de seis años, que sería el futuro Alfonso II. La sucesión recaerá en su primo Aurelio, hijo de Fruela de Cantabria, hermano de su padre Alfonso I e hijo del duque Pedro. Las crónicas sólo dicen que, en su breve reinado de siete años (768-774), “tuvo paz con los musulmanes” y sofocó una revuelta de siervos. En su reinado ya hay noticias de la existencia de mano de obra servil cuya procedencia sería de las inmigraciones de gentes del sur y del botín de las campañas militares, tanto contra los musulmanes como contra sus áreas periféricas.

Tras la desaparición de Fruela se inicia una etapa de paz con los árabes que se prolonga durante más de veinte años coincidiendo con los reinados de Aurelio, Silo (774-783) y Mauregato (783-788). A éste le sucedió el cuñado de Fruela I.

Silo, rey de Asturias, por Eduardo Cano. Colección Museo del Prado. Depositado en el Museo de Covadonga (Fuente: Wikimedia).

Silo

Silo, nacido en lugar y fechas desconocidos y muerto en Pravia (Asturias),  en el año 783. Sucede a Aurelio tras su muerte en el 774. Trasladó la Corte a Pravia, que refiere expresamente la Crónica Albeldense: “Cuando éste recibió el reino asentó la corte en Pravia”. Esto se debió quizá al nacimiento de Silo en la zona y, sobre todo, por la mayor proximidad a Galicia para asegurar el control de ese territorio cuyos pobladores eran reacios a ser sometidos a la autoridad de los monarcas astures. Según la Crónica de Alfonso III sitúa en esa región una nueva sublevación de los gallegos en tiempo de Silo, como ya sucedió y reprimió Fruela I. Las tierras de Lugo serían de interés para Silos, y fue repoblada por monasterios entre los ríos Eo y Masma, zona donada y abalada por el diploma original más antiguo de la época de la Monarquía asturiana.

En esta Corte de Pravia se ve una cierta organización de influencias políticas visigodas rodeándose el rey de unos magnates que intervienen directamente en las grandes decisiones políticas del reino. Una de las cuales fue la asociación del joven Alfonso, sobrino de Adosinda, a los que Fruela había dejado como protectores de su hijo. Según la versión Rotense de la Crónica de Alfonso III  señala que “mientras [Silo] reinaba, Alfonso, hijo de Fruela y nieto de Alfonso el Mayor [Alfonso I] gobernó el Palacio porque Silo no engendró hijo alguno de Adosinda”. Y a la muerte de Silo, en principio, pudo acceder a la corona el hijo de Fruela I y restablecer la fracción de Pelayo.

Alfonso II, el Casto (*)

Alfonso II, el Casto nació en Oviedo sobre el año 760 y murió en dicha ciudad en 842. Muerto Silo sin descendencia en el año 783 reinó Alfonso II; y según las mismas crónicas, “todos los magnates del Palacio, con la reina Adosinda, colocaron a Alfonso en el trono del reino paterno”. Pero el trono fue usurpado por su tío Mauregato de la facción del duque Pedro.

El rey Mauregato de Asturias, por Manuel Iglesias y Domínguez. Colección Museo del Prado. Depositado en el Museo de Covadonga (Fuente: Wikimedia).

Mauregato

Mauregato, (hermano de padre de Fruela I), usurpó el trono a su sobrino Alfonso II). Mauregato era hijo de Alfonso I y de una “sierva”.

Por este tiempo, Beato de Liébana (que había sido preceptor y confesor de la hija de Alfonso I y nieta de don Pelayo, Adonsina, que sería reina al casarse con Silo), pasó a la Historia por su “Comentario del Apocalipsis” del año 776 (según los cálculos de Beato el fin del mundo sería en el año 800 d. C.) y terminado de redactar en 10 años después, en medio de su lucha contra la herejía adopcionista y su máximo defensor, el arzobispo de Toledo, Elipando. La herejía adopcionista, era una doctrina que aseguraba que Jesús era un ser humano que fue elevado a la categoría divina cuando fue adoptado por Dios, bien al ser concebido, bien en otro momento de su vida o tras su muerte.

Además, durante el reinado de Mauregato, tenemos otro hecho importante desde el punto de vista cultural: la aparición de uno de los primeros testimonios donde Santiago aparece como patrón de Hispania.

Desde el siglo XIII, muchos historiadores y cronistas han ubicado durante el reinado de Mauregato la famosa leyenda del Tributo de las Cien Doncellas con cuyo pago hizo seguir y continuaba la paz con el emirato de Córdoba. Por estos años, la llegada de Abd al-Rahman I a al-Andalus ha servido para poner fin a los enfrentamientos internos y permite a los musulmanes intervenir de nuevo en Asturias, y que durante unos quince años tuvieron relaciones pacíficas con los musulmanes ya que estuvieron controlados por éstos. Esta sumisión puede explicar que se sitúe en estos años el mítico Tributo de las Cien Doncellas, leyenda según la cual cada año el rey de Asturias ha de dar al emir de Córdoba, entre otros tributos y regalos, cien jóvenes que pasarían a engrosar el harén de los jefes musulmanes. Este rey da paso a Bermudo, hermano de Aurelio y sobrino de Alfonso I y tío de Alfonso II.

Bermudo I el Diácono, por Isidoro Lozano. Colección Museo del Prado. Depositado en el Museo de Covadonga (Fuente: Wikimedia).

Bermudo o Vermudo I, el Diácono

Bermudo o Vermudo I el Diácono, que nació en torno al año 740 y muerto aproximadamente en el año 797.

En las Crónica de Alfonso III se hace referencia de forma muy ambigua de Bermudo y de las circunstancias de su acceso al Trono para que continuara en el poder la facción iniciada por Mauregato; y de su renuncia, tras un breve reinado de tres años, en favor de su sobrino Alfonso perteneciente a la otra facción.

La causa de esta renuncia, iniciativa del propio Bermudo debió de ser (por su condición clerical) empujado por el giro de la política exterior andalusí, con la violenta ruptura de un largo período de paz con los cristianos tras la llegada al poder en Córdoba, en el mismo año de 788, de Hisam I, hijo y continuador de ‘Abd al-Rahman I (que había sido el fundador y primer emir Omeya de Córdoba independiente, urbanizador del territorio, organizador de la administración y de los ejércitos del emirato, poeta, orador elocuente e ingenioso y hombre de gran cultura). Esta renuncia de Bermudo en favor de su sobrino Alfonso más capaz de afrontar la situación después del fracaso de su tío.

Alfonso II, el Casto (*)

Alfonso II, el Casto (vuelve a reinar Alfonso II, llamado el Casto por ser un hombre con virtudes religiosas realmente excepcionales que se expresan fielmente en su labor a favor de la Iglesia y que renunció a contraer matrimonio). Nació en Oviedo en 759. Hijo de Fruela I y de su esposa Munia (mujer cautiva vascona con la que se casó después de sofocar una rebelión de los vascones), nieto de Alfonso I y bisnieto de Pelayo. A la muerte de su padre de forma violenta por nobles de su entorno agraviados por matar a su hermano Vimara fue entregado a Adosina (hermana de Fruela) y Silo bajo su protección. Llegó al trono por haber abdicado Bermudo I en el 791. Fue él quien trasladó su corte a Oviedo en el año 792 donde centró la vida política, cortesana y religiosa ordenando la construcción de un conjunto arquitectónico entorno a las basílicas de San Salvador (fundada por Fruela I) y Santa María, que él mismo mandó construir además de San Tirso y un palacio cuya capilla palatina construida para albergar las reliquias venidas de Toledo y que es hoy la llamada Cámara Santa. Habiendo acabado el tiempo de paz contra los musulmanes (causa principal por la que su tío Bermudo el Casto abdicara en él), y siendo estos una gran amenaza para el pequeño reino de gallegos, astur-cántabros y vascos regidos desde la Corte de Cangas, primero, y después de Pravia. Los musulmanes comenzaron sus campañas con éxito pero fueron cambiando las tornas con la derrota de las tropas de ‘Abd al-Malik, cuando se disponían a regresar al sur por la vieja calzada romana de La Mesa, después de haber llegado por primera vez a Oviedo y saqueado la ciudad (794).

Alfonso II el Casto, rey de Asturias, por Mariano de la Roca. Colección Museo del Prado. Depositado en el Museo de Covadonga (Fuente: Wikimedia).

La resistencia de Alfonso el Casto y los astures, y de sus aliados, entre los que se encontraban los vascones, preservó la integridad del reino cristiano. Fue extendiendo sus dominios hasta llegar al río Duero llevando hasta ese punto los límites y dejando una zona despoblada de separación con el reino musulmán de Córdoba. Durante su reinado llegó a hacer una incursión hasta Lisboa dinamizando el territorio bajo sus dominios. 

Alfonso II a finales del siglo VIII forjó alianza con Carlomagno rey de los francos y emperador desde el año 800 por medio de una embajada con el hijo de éste Ludovico Pío para seguir la lucha contra los musulmanes, y dos embajada a la corte de los franco, una para tratar de la herejía adopcionista que  el emperador también combatía y otra para informarle del saqueo de Lisboa que llevó a cabo Alfonso II. Estos contactos diplomáticos habían de resultar sumamente fructíferos para el renacer del reino astur y su Iglesia ya que se ve  respaldada por el emperador y el papado romano con motivo de su enfrentamiento a la herejía adopcionista.

Bajo este reinado, en el año 813, Teodomiro, obispo de Iria, halló un sepulcro, que él dijo que era el del apóstol Santiago el Mayor, asesinado en Jerusalén por orden del rey Herodes Agripa I hacia el año 42; el lugar del hallazgo de ese sepulcro fue bautizado con el nombre de Campus Stelae (ese nombre viene de dos palabras latinas: el verbo “compono» (que significa, entre otras cosas, enterrar) y el nombre “stela» (que significa monumento sepulclar, que es lo que encontró Teodomiro). El rey Alfonso II (fue el primer peregrino que hizo el camino de Santiago por haberse desplazado para comprobar tal hallazgo mandó construir un templo y estableció la peregrinación. Se considera a este rey como el fundador de Santiago de Compostela. Alfonso II murió en el 842 en Oviedo.

Conclusión

A la muerte de don Pelayo le van sucediendo una lista de reyes que, entre conflictos de los mismos astures con sus vecinos vascones y gallegos y los enfrentamientos con los musulmanes, van extendiendo sus territorios habiendo entre medio épocas de paz, llevando su influencia hasta el río Duero donde se dejaría una zona despoblada como protección del reino musulmán de Córdoba

El rey Don Pelayo en Covadonga, obra de Luis de Madrazo. Colección Museo del Prado. Depositado en la Basílica de Santa María la Real de Covadonga (Fuente: Wikimedia).

Existieron dos facciones que irían accediendo al trono y promoviendo tensiones palaciegas para llegar a él. Estas dos líneas son la que viene de don Pelayo y la que surge del duque Pedro de Cantabria, cuyo hijo Alfonso I emparentó con don Pelayo a través del enlace matrimonial con Ermesinda, su hija.

En estos tiempos no podemos hablar de un reino con unos límites concretos, pues en la Alta Edad Media, tras la desaparición del imperio romano y más tarde del reino de Toledo, aparecen zonas pobladas en medio de grandes extensiones despobladas que no pertenecían a nadie. Debido a esto, sólo podemos referirnos a zonas de influencia que pierden intensidad a medida que se van alejando de las tierras en las que se ubica la ciudad en la que se establece el rey y su corte. Esto abala que los reyes eran de la capital con sus nobles y guerreros, y por eso, en un principio, no se denomina rey de Asturias sino de Oviedo,  como reza en un documento del año 960, y los astures son los guerreros que están con él, por lo que se nombraba también rey de los astures. Ya será en el siglo XII cuando empezarán a consolidarse los límites territoriales.

En esta segunda entrega del presente trabajo hemos hablado de la consolidación del reino de Asturias, siendo la continuación de la primera parte en la que se expusieron sus orígenes referidos en la entrega anterior titulada ‘Asturias, el resto tierra conquistada’ y también publicada en La Hoja del Lunes. Queda pendiente la parte final que se centrará en el brillo y su asimilación en el reino de León.


(*) Los reyes que llevan un (*) son consanguíneos de don Pelayo; el resto, del Duque Pedro de Cantabria que emparentó con don Pelayo a través de su hijo Alfonso I, yerno de don Pelayo.


Bibliografía

  • El reino astur (artehistoria.com).
  • Biografías y vida (Enciclopedia biográfica en línea).
  • Real Academia de la Historia (Juan Ignacio Ruíz de la Peña).
  • Temas de Historia (biografía de Beato de Liébana).
  • Así era la gran Asturias, el reino del fin del mundo (La voz de Asturias).
  • Reino de Asturias (Descubrir la Historia).
  • Historia de España (Biografías).
  • Formación del reino asturleonés (La Enciclopedia Libre Universal en Español, en la Universidad de Sevilla).

Juan Antonio Urbano

Soy profesor de Educación Primaria. He publicado cinco libros; dos en valenciano: 'El seu nom era Pere Bigot' (2012) y L’arbre màgic' (2012); y otros dos en castellano: 'El misterio de la cueva' (2014) y el poemario 'Camino entre versos' (2019), estos publicados por la Editorial Club Universitario y 'Entre el asfalto' (2022) por la editorial Olélibros. He publicado en diversas Antologías y revistas poéticas y artículos en distintos medios.
En noviembre de 2016 creé y coordiné el grupo poético PARNASO perteneciente al Ateneo de Alicante. He organizado numerosos recitales poéticos, entre los que destacan el I Encuentro de poetas alicantinos y otros con el grupo PARNASO dedicados a Miguel Hernández, Federico García Lorca, Rubén Darío...
Recibí el segundo premio del Certamen Poético Numen (2013) y el 2.º premio en el Real Casino de Murcia del Encuentro 'Poesía hispano-argentina' (2019).

4 Comments

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  • Juan Antonio: Gracias por ayudarnos a entender la historia de nuestros antepasados. Seguiremos esperando nuevos capítulos de esta interesante serie, donde hay algún que otro Caín, pero siempre progresando para echar del territorio hispánico a los musulmanes. Pasito a pasito lograron salvar el latín y poder rezar mirando a Roma en lugar de a La Meca. Un saludo cordial.

    • La verdad, Ramón, es que la Historia de España es muy interesante. Y desde joven me pregunté en este capítulo de la Historia, cómo pasó el Reino Astur a ser el Reino de León. Y un reciente viaje a Asturias me dio pie a indagar, y lo comparto en estas páginas.
      Un abrazo