Soy de los ochenta, y el otro día en esos reels que te salen en Facebok y en Instagram, me sale un vídeo de la serie V, la serie en la que Diana se come una rata y para aquellos años fue el no va más. Los veganos de ahora habrían apagado la tele como un sacrilegio, pero aquello fue un hito histórico como cuando supimos que Richard Channing era el hijo malvado de Ángela Channing en Falcon Crest y sólo bebía leche a pesar de ser dueño de un viñedo. Tampoco los veganos debían de estar a favor, pero dice Google que brandy, ginebra, whisky, ron, vodka y tequila sí que pueden tomar los veganos, que eso es más sano y no procede de naturaleza animal. ¡Otra ronda!
Bueno, todo este rollo es porque me he dado cuenta de que los extraterrestres que llegan no tienen nombres planetarios, vamos, que entre ellos se hablan con nombres de aquí. A ver, no dicen Francisca ni cosas de ese estilo, porque si una nave extraterrestre aparca en el garaje de casa y baja una extraterrestre, entiendo que con sus derechos Montero de mujer intergaláctica, y dice que se llama Paquita, como mi abuela, pues ya le ha quitado la magia interestelar. Pero que todo puede ser, como los tintes del pelo que me he enterado, yo soy calvo del todo, que el rubio oscuro es lo que viene siendo moreno tirando a negro. Luego dicen que los hombres y los colores no nos llevamos bien ni los distinguimos del todo, pero claro, si el rubio ya es moreno, pues eso.
Como lo de Muface que es de otro color, como que se acaba y la peña volverá a la Seguridad Social y como se saturará pues tendrán que derivar de nuevo a los privados, pero supuestamente pagados por el Estado, con lo que la jugada es redonda. Aunque se perderán un montón de historiales. Yo lo siento por mi médico de la Seguridad Social que dirá: «ya has vuelto, como Terminator». Pero la gracia no lo es porque hay muchas personas que se quedarán a medias de intervenciones o pruebas que ya tenían fecha y como no las paguen de su bolsillo se perderán porque en el fondo da igual, es todo cuestión de dinero. A las aseguradoras les da igual, si no te conocen, si no saben lo que tienes, tan sólo les importa si eres rentable para pagar y cuanto más mayor, más pagarás, porque más pruebas necesitarás y a ellos les da igual, sólo eres una cuenta corriente a la que pasar el recibo cada mes.
Pero que todo es cuestión de pasta. Me cuenta una amigo que le llega la factura del agua; 54 euros, pero la gracia está en que en gasto son 11 euros; todo lo demás son impuestos.. Y la peña no se queja de nada. 43 euros de impuestos. Pero impuestos ¿de qué?, ¿de no abrir el grifo? Parecemos bobos y tragamos con todo. Nadie tiene ganas de líos porque llegar a casa y estar tranquilos es un lujo, un lujo que no todos tienen pero como los que tenían que pelear también están en casa tranquilos, supuestamente regados por el dinero del Estado, pues venga que llega la Navidad y es tiempo de paz y todo eso.
Paz y cenas y comidas, pero telemáticas, que ahora ya no es como antes, ahora va todo con la IA, Inteligencia Artificial y se han puesto de moda las cenas virtuales: tú en tu casa, yo en la mía y ya paga la empresa. Es que es más cómodo que ceno en pijama y nos conectamos vía Facebook, o Instagram, o Telegram, o lo que sea, pero que termino de cenar y estoy ya en casa, sin necesidad de llamar a que me lleven, que últimamente es imposible contactar con algún transporte y sé de peña que se ha tenido que ir andando porque han estado llamando durante más de una hora y «grabamos su llamada para mejorar el servicio» o lo que sea. Pero nada de nada. Como los de una compañía de telefonía móvil a la que me dicen que estuvieron llamando durante más de tres horas. Entiendo que se grabarían las llamadas, porque no funcionaba nada y hasta que no se dijo, pues es para poner una queja porque nadie atiende, no le pasaron con una persona en concreto. Eso sí, luego te llaman a todas horas para ofrecerte sus servicios. Pues eso, es lo que tiene la modernidad.
Tanto que me cuentan de un accidente de moto en la playa de San Juan, a las 8 de la mañana, horario escolar, una moto de gran cilindrada en el suelo, un chico con casco intentando levantar la moto y una chica en el suelo, sentada con los pantalones rotos, caravana de ley que se formó, por supuesto. De repente, la chica se levanta de un salto y va a la otra parte de la carretera a coger su móvil, lo agarra y vuelve a sentarse en el suelo. Vamos, que se le había caído. Intuyo que se había dado cuenta de que no lo tenía y le faltó tiempo para levantarse, agarrarlo y volver a sentarse en el suelo. Bueno, cada cual tiene sus preferencias. Y ahora que dicen que van a cambiar las señales de tráfico de los coles y a poner a las niñas delante de los niños porque alguien entenderá que es machista. Pues a gastar dinero y a cambiarlas como si los niños o niñas mirasen mucho las señales al cruzar. Que eso es cosa de los padres, por mucha educación vial y eso. Pero bueno yo me esperaría y crearía una señal trans, porque a lo mejor no es la niña la que va delante, a lo mejor es una niña o niño trans, que lo importante es la señal, no que el semáforo esté en verde o rojo, que al final lo importante, al parecer, son las apariencias y no los hechos, pero hay que ser socialmente un bienqueda, no sea cosa qué.
Y hablando de bienqueda es como cuando vas a la compra y ves a esa persona que lleva una bolsa traidora (que no la ves venir) y la dejas pasar porque en la mano sólo lleva una barra de pan y, por educación y porque es mayor, le das tu posición y de repente la bolsa que llevaba en la mano es una bomba de racimo y empiezan a sacar como si no hubiera un mañana. Y tú llevas dos cosas, pero de esa bolsa salen cosas que no imaginarías que cupieran o cupiesen y te giras y aparece la amiga que va con ella, “es que vamos juntas”, y piensas: «pero a ver, dile a la cajera que te cobre todo lo que hay en la tienda y acabas antes». Y tú llevas dos botellas de agua y salta la temida pregunta: «¿con tarjeta?». Y sabes que no, que si ya llevaba veneno la bolsa y la amiga, ese pago va a ser en metálico, con céntimos incluidos. Y porque tu agua no caduca, pero podría, y piensas: estas personas ¿cómo volverán a casa?. Y echas mano de la imaginación patinetera. Barcala, patinetes para la tercera edad.
El futuro comienza con el presente y el pasado es otra historia.
Canción: Paseo con la negra flor, de Radio Futura.
Lectura: Cascabelario, de un servidor.
En fin que ustedes lo lean, lo pasen y lo paseen bien.
Un abrazo de un bienqueda para toda la semana.