Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Haciendo amigos

Inquisición española

Escena de la Inquisición española pintada por Francisco de Goya entre 1812 y 1819. Óleo de la colección perteneciente a la Real Academia de Artes de San Fernando.

Exurge Domine et judica causam tuam.
Álzate, oh Dios, a defender tu causa.

Todo nace puro y limpio, al menos, de alma. Nada se crea para dejar en el mundo una huella de desprecio y odio.

Con ojos medievales, hacía falta poner orden, el clero era ya referente social y no podían consentirse comportamientos como cargos eclesiásticos hereditarios o inventos en la liturgia fruto del desconocimiento, la incultura y la libre interpretación de los textos sagrados. Además, la herejía albigense ponía al descubierto una corriente de vuelta a los orígenes de una Iglesia que se alejaba mucho de la pobreza y humildad de su comienzo. Había que hacer algo.

La Inquisición medieval fue una apuesta por la cultura y el orden homogéneo de la ideología dominante en el momento. Fue la corona de Aragón pionera en utilizarla y eran mendicantes dominicos los encargados de su vigilancia y extensión. Con el tiempo, y el creciente poder de la institución, pasó lo que pasa cuando se une el miedo a perder ese poder y la impunidad al ser juez y parte. ¿Les suena?
La Inquisición, ya en época moderna, se convierte en el medio de espectáculo del poder para el «necesario» panem et circum del pueblo y perdió todo su significado y validez primigenia. Se dedicó básicamente a vigilar y controlar a los conversos judíos y moriscos, es decir a aquellos que se quedaron bautizándose, para librarse de la expulsión. La Inquisición solo podía actuar sobre bautizados, aunque llegó a controlarlo todo.

Reflexionar sobre la Inquisición siempre lleva a analizar si hoy somos o no inquisitoriales. Por supuesto que lo somos, hemos cambiado instituciones y nombres pero seguimos juzgando todo lo minoritario, lo extranjero, lo novedoso, los avances, lo que nos puede quitar algún mísero céntimo. Seríamos perfectos Torquemadas conversos si pudiéramos. Vale que no quemamos hace tiempo, pero somos implacables y capaces de destrozar lo que no comprendemos. El miedo y la cobardía nos llevan al lado oscuro.

No creo que la culpa de todos los males endémicos de España tenga su origen en la Inquisición, pero es cierto que desmanes hubo y especialmente no entendemos los que sabemos falsos como brujas, magos, sodomitas, etc. La Iglesia también pagó un alto precio por su mal uso de lo que creó. El anticlericalismo ancestral quedó en el pensamiento hispánico que, cuando pudo, ejerció también la violencia irracional como verdaderos inquisidores del siglo XX contra esa Iglesia otrora poderosa.

Finalmente, en 1834, «Se declara suprimido definitivamente el Tribunal de la Inquisición», aunque quedó su recuerdo, que pervive en las mentalidades y la Historia.

Ahora queda poco en la Iglesia de inquisidores, sobre todo porque no le importa a casi nadie, pero sabemos lo que el control en nombre de Dios es capaz de hacer cuando tiene el poder de la mano secular como aliado.

Pedro Picatoste

Empresario e historiador.

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