Aún estamos a tiempo, que diría Chaves Nogales, de salvarnos de los extremismos
Lo primero que quiero dejar claro es que España sigue siendo un país que forma parte de la Unión Europea y de la ONU. Y que los españoles tenemos un Documento Nacional Identidad (DNI) sin el que no se puede viajar por Europa y sin el que no se puede obtener un pasaporte para deambular por el mundo entero. Eso no obsta para que el descerebrado de Puigdemont y sus no menos mentecatos compañeros del denominado Consell per la República, estén actualizando un viejo carnet de identidad catalanista que ideó, en 1982, hace casi 40 años, el sacerdote y activista gerundense Josep Dalmau, el cual contó con la colaboración de la librería Les Voltes (de Feliu Matamala), para repartir documentos que llenaban de satisfacción a los que no querían ser españoles, pero tenían que llevar el DNI en el bolsillo.
Los líderes de los dos grandes partidos políticos, PSOE y PP (la medicina vale también para los otros), que tanto hicieron para la transición a la democracia desde la dictadura franquista, deberían leer a uno de los escritores y periodistas más importante de la primera mitad del siglo pasado, especialmente brillante en sus textos sobre la Guerra Civil y autoexiliado por culpa de la misma, Manuel Chaves Nogales.
Por lo menos que lean el prólogo de su libro ‘A sangre y fuego’, que lleva el subtítulo de ‘Héroes, bestias y mártires de España’. Esto salía de su pluma en junio de 1937, a un año escaso de la contienda y viviendo ya en Francia: “mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad; es decir, una aversión natural al único pecado que para mí existe, el pecado contra la inteligencia, el pecado contra el Espíritu Santo… Pero la estupidez y la crueldad se enseñoreaban de España. ¿Por dónde empezó el contagio? Los caldos de cultivo de esta nueva peste, germinada en ese gran pudridero de Asia, nos los sirvieron los laboratorios de Moscú, Roma y Berlín, con las etiquetas de comunismo, fascismo y nacionalsocialismo, y el desapercibido hombre celtíbero las absorbió ávidamente”.

“Después de tres siglos de barbecho (sigue Chaves Nogales), la tierra feraz de España hizo pavorosamente prolífica la semilla de la estupidez y la crueldad ancestrales. Es vano el intento de señalar los focos de contagio de la vieja fiebre cainita en este o aquel sector social, en esta o aquella zona de la vida española. Ni blancos ni rojos tienen nada que reprocharse. Idiotas y asesinos se han producido y actuado con idéntica profusión e intensidad en los dos bandos que partieron España”.
Desgraciadamente, tras la transición modélica que hicieron los partidos y el refrendo casi unánime del pueblo español a la Constitución de 1978, hemos llegado a un punto de perversión democrática muy preocupante, en el que la responsabilidad está en los dos grandes partidos, el PSOE y el PP, aunque de forma especial en el primero de ellos porque está en el Gobierno de la nación y se ha aliado con comunistas stalinistas (Carrillo fue de la partida de un nuevo eurocomunismo, casi socialdemócrata), independentistas y otros anticonstitucionalistas.
Hay que reflexionar sobre España, por encima de los resultados de las elecciones en Madrid. PSOE y PP han estado alimentando al monstruo de dos cabezas, comunismo e independentismo. Y cuanto más han hecho dejación de política nacional, más independentismo generan. Mano dura con el traidor a la patria. Son antiespañoles y vosotros los fortalecéis con políticas rastreras. Sed valientes. No se trata de centro derecha ni de centro izquierda; se trata de España, imbéciles. Que socialdemócratas y centro-derechistas cumplan con la responsabilidad que el momento actual, crítico, muy crítico, exigen. España y los españoles piden contundencia. Regionalización, sí; autonomía, sí; independentismo, no y no a todo lo que a él conduce. Ya lo dijo Calvo Sotelo, derechista: “Prefiero una España roja a una España rota” dividida, mutilada.
Los independentistas catalanes y vascos, casi todos ellos más de derechas que el PP, no quieren mesa de diálogo, ni mesa bilateral para la solidaridad interregional avalada por la Constitución. Todo lo que proyectan va encaminado a independizarse, estúpidos. Y vuestra alianza con los podemitas stalinistas, amigos del PSOE, solo os ha traído pérdida de votos, pérdida de confianza de los españoles socialdemócratas, que quieren una vuelta al partido moderado de Felipe González y Alfonso Guerra, que también es el de Leguina, al que tú, Pedro Sánchez, quieres echar del partido en un ejercicio más de un sanchismo fatuo que puede acabar con el PSOE histórico.
Estás ebrio y loco de poder en tu búnker, encerrado, como Hitler. con sus últimos ‘fieles’. Sal del Consejo de Ministros y de la Moncloa y respira el aire de España antes de que te aplasten las bombas del comunismo podemita y del independentismo catalán y vasco. En el aire del Congreso no respiras aire puro, sino oxígeno envenenado con coronavirus, el que en la UCI parlamentaria te enchufan comunistas, independentistas, bilduetarras, un ‘compromís’ y un ‘turolense’.
Estás a tiempo de salvarte y salvarnos de los extremismos. Aunque dada tu contumacia, me temo que no quieres acabar con la estupidez y la crueldad de la peor España.
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