Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Haciendo amigos

España – Inglaterra *

Retrato de Hernán Cortés del siglo XVII (Fuente: Wikimedia).

El pasado lunes J.J. Monreal escribía sobre la historia de héroes machacados por la ignorancia. Hace tiempo escribí esto que, revisado, creo que viene a cuento:

El individuo inglés básico, en su inmensa mayoría, odia a España. A pesar de sus grandes hispanistas y de todo el oro que nos robaron sus más idealizados piratas (una banda de hijoputas), no nos tienen ningún cariño verdadero. Y es una cuestión cultural. En su college, school and university les han enseñado muchas veces lo malos que éramos (y por ende somos) y cómo mandábamos sicarios a matar a sus promiscuas y «minsas» reinas y cómo les dimos pal pelo más de una vez por tierra y mar con los tercios y ejércitos varios. Recuerdo la acción del imperio inglés contra Argentina por las Malvinas y a la primer ministro, Margaret Thatcher, diciendo aquello de que «menos mal que luchamos contra argentinos, si fueran españoles no se rendirían jamás». Ese comentario nos recordó la fama de los tercios y denotó lo que sabía ella de la historia, algo que en esta especie de España yupi y supuestamente progre hemos olvidado absolutamente. Es decir, los ingleses nos odian pero, al menos, saben el por qué. Son como pequeños niños vascos o catalanes (algunos valencianos lo han sufrido, pero menos) aleccionados con su propia versión de la historia que, además, es la única que conocen bajo disciplina académica. Así, en gran parte de la civilización occidental, la historia de Egipto o de Grecia o de América es la historia de lo que hicieron o no hicieron los ingleses en aquellas tierras (normalmente robar y saquear, aniquilar indígenas y eso sí, sin mezclarse jamás con razas inferiores —qué asquito, o how disgusting!, creo que dicen—).

Aquí en España we are diferents, somos hasta serviles con cualquier extranjero del primer mundo, aunque sea el malvado Pierre Nodoyuna de los autos locos; admiramos lo europeo o nórdico sólo por serlo y si viene un americano (aunque sea un “pelatas”) con un proyecto, nos abrimos de bancos y de patas. Si es un oriundo español lo descalificamos ipso facto a no ser que sea inmensamente rico (también nos derretimos con el poder y el dinero como síntoma de habernos comido los mocos por generaciones).

Encima no tenemos ni pajolera idea de nuestra historia y por eso nos suenan todos los personajes históricos propios como fachas vergonzantes. ¡Curiosamente nos da vergüenza lo que no conocemos! Juzgamos de oídas. No se puede hacer peor daño a un colectivo que querer ideologizar su historia y eso es lo que estamos haciendo. El problema no es que Hernán Cortés sea un genocida o el mayor y mejor militar que ha dado el planeta, el problema es que no tenemos ni puta idea de quién fue este hombre y como no sabemos ni papa, ni lo honramos, ni lo defendemos, ni reclamamos sus restos, que se pudren en una iglesia semiderruida de México. Esa exhumación sí que está plenamente justificada. Un pirata borracho y ladrón, el almirante Nelson, es el monumento más famoso de Londres y el simple nombre de nuestro mejor soldado lo borran en pos de memorias histéricas ignorantes y desmemoriadas. Increíble y muy triste. Somos el país del mestizaje, del mayor descubrimiento de la historia mundial, de Cortés, de Lezo, del gran Capitán, del Cid y de todos aquellos que recordaba Monreal en su artículo: Badía, Gálvez, Inés Suárez, Elcano, Isabel Barreto, etc., que entre ese grupo sumaban más testiculina que medio continente septentrional. Somos los que abrieron y defendieron su mundo y llevaron cultura y medicinas al resto de la tierra. Hay que estar orgullosos y para ello hay que saber al menos las épocas y las acciones de estos y de otros 30 o 40 compatriotas más.

Saber y conocer es fundamental, así podremos admirar y criticar, evaluar y opinar; evidentemente no todo fue gloria y heroicidades, pero tampoco todo fue mierda. Ánimo, está en los libros y en internet, pero donde debería estar es en los colegios, institutos y universidades, y deberíamos exigirlo. No quiero entrar más en el tema educativo porque es para quemarse a lo bonzo y hoy no tengo ganas, que hace calor. Les recomiendo encarecidamente que vean y difundan el documental España, la primera globalización, les abrirá los ojos y sabrán de la gran infamia que arrastramos injustamente y contra la que hay que hacer algo ya.

PD: Se consumó la venganza histórica venciendo las chicas a la pérfida Albión, ya pusimos a las antiguas colonias en su sitio con los chicos. Oeee, oeee.

Pedro Picatoste

Empresario e historiador.

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