Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

El último chiste de obras en Alicante

Vista aérea del Puerto de Alicante con la Explanada en la primera línea de edificación de la ciudad. Foto: WIKIMEDIA
Vista aérea del Puerto de Alicante con la Explanada. Foto: WIKIMEDIA
La ocurrencia del alcalde de Alicante para pasar a la historia como el primer edil que peatonalizó la Explanada le deja en ridículo, con un plan chachi-piruli, pero del todo irrealizable, gracias al desvío del tráfico por el puerto y un mini túnel bajo el mar que enlazaría los muelles, pero sin negociarlo siquiera antes […]

La ocurrencia del alcalde de Alicante para pasar a la historia como el primer edil que peatonalizó la Explanada le deja en ridículo, con un plan chachi-piruli, pero del todo irrealizable, gracias al desvío del tráfico por el puerto y un mini túnel bajo el mar que enlazaría los muelles, pero sin negociarlo siquiera antes con la Autoridad Portuaria.

Menos mal que el plan ha nacido muerto, porque si no la carcajada general hubiera sido todavía mayor. La última ocurrencia del primer edil alicantino, Gabriel Echávarri, quien sin consultar siquiera a las autoridades portuarias (“para presentarlo en exclusiva”, según él mismo ha reconocido), pretendía acabar con el tránsito de vehículos en primera línea de la costa y de paso convertir la Explanada en el gran paseo peatonal de la ciudad de Alicante apenas ha tenido recorrido. El cooperador necesario, la Autoridad Portuaria, desconocía el proyecto. Una vez que su presidente, el también militante del PSOE Juan Antonio Gisbert, se ha enterado por la prensa ha dicho que el proyecto es “inviable”.

Echávarri pretendía que el tránsito de vehículos por el centro de Alicante que siempre ha discurrido a diez metros del mar, entre el Puerto y el Paseo de la Explanada, se desviara desde la plaza del Mar hasta la actual Casa del Mediterráneo por el Puerto. El plan era que discurriera entre el aparcamiento soterrado y el hotel Meliá hacia la Zona Volvo. Desde ahí torcería hacia el muelle de Poniente y, mediante un túnel, sumergirse bajo las aguas del Puerto y salir a la superficie junto al Puerto Franco en la actual área de mercancías, para enlazar con la carretera general. Desde este modo, se pretendía eliminar la eterna barrera de vehículos que separa la ciudad del mar y dejar libre la Explanada y Canalejas con una nueva ruta por los dos muelles del Puerto más próximos a la ciudad. Todo con un presupuesto de 30 millones de euros.

Desde el año 1979, cuando las corporaciones democráticas volvieron a elegirse por sufragio universal, todos los alcaldes han buscado una fórmula para ordenar el municipio y encontrar la herramienta precisa para que el tráfico rodado deje de ser un muro entre el casco urbano y la orilla del mar. Aunque la entrada en funcionamiento de la circunvalación, desde la conexión con la autovía A-31, la carretera de Madrid, hasta el peaje de la autopista en El Campello, supuso un desahogo importante, las avenidas de Loring y Conde de Vallellano nunca han llegado a estar lo suficientemente despejadas como para dar por acabado el muro que supone la travesía de la carretera nacional 332.

Paseo de la Explanada de Alicante. Foto: REDACCIÓN HdL

Ya con el alcalde Ángel Luna se bosquejó una solución que incluía soterrar el tránsito de la primera línea (Explanada y Canalejas) pero no tuvo mucho desarrollo porque el propio grupo socialista nunca se puso de acuerdo. Bajo el reinado de Díaz Alperi, que siempre gobernó con mayorías absolutas, se lanzó una idea similar, hace ahora diez años. Fue en la campaña electoral de las elecciones municipales de 2007 y el entonces conseller de Infraestructuras, José Ramón García Antón, presentó un fabuloso programa que incluía el soterramiento del tráfico desde la actual Casa del Mediterráneo hasta La Goteta. Nadie más volvió a acordarse de aquello. Hasta ahora.

La idea de peatonalizar toda la primera línea del mar, con el ensanche de la Explanada, entusiasmó tanto al actual alcalde, con la posibilidad de hacer algo grande y práctico, incluso histórico, para el futuro de la ciudad, que no cayó en buscar la complicidad o la opinión del presidente del Puerto, Juan Antonio Gisbert, antes de presentarla en sociedad; sólo contó con la del jefe del Consell, Ximo Puig. El problema es que los árboles no le dejaron ver el bosque. En primer lugar, la zona a atravesar no es del Ayuntamiento ni de la Generalitat, sino del Puerto, o sea, del Estado. Además, aunque despeja de tráfico la Explanada y Canalejas, satura los muelles de Levante y Poniente. Si los dueños de los hoteles no tenían suficiente problema con el ruido de los pubs y restaurantes en el área de Levante, encima el alcalde les colocaba el tráfico de una carretera nacional en la puerta de sus establecimientos.

El problema es que los árboles no le dejaron ver el bosqueHabía que añadir además la construcción de un túnel bajo las aguas del Puerto para enlazar los muelles, algo ya proyectado cuando se diseñó la transformación del puerto alicantino a principios de los años noventa del pasado siglo, idea que también se desechó enseguida. Ya en Poniente, el tráfico pasaría junto a la zona de mercancías hasta llegar junto a la desembocadura del Barranco de las Ovejas. El plan guarda, si se quiere, cierta similitud con el diseño del circuito de Fórmula 1 de Valencia que transformó parte de los muelles en pista de carreras.

Para más inri, Puig mostraba su apoyo al plan y anunciaba un desembolso por parte del Consell de 30 millones de euros el mismo día que se dio a conocer que Adif permitiría que la estación intermodal para viajeros y mercancías prevista en Valencia sería una de las cinco mejores del país. Es decir, que el cap i casal volvía a llevarse la tajada mayor mientras que en Alicante nada se sabe de la conclusión del túnel de la Serra Grosa que la entonces consellera de Infraestructuras y hoy presidenta del PP de la Comunitat, Isabel Bonig, paralizó hace cinco años, por la crisis. Tampoco se sabe nada de la solución final a la estación del AVE y si algún día es posible que se enlace el túnel del tranvía, construido bajo el aparcamiento soterrado de la avenida de la Estación, con la terminal ferroviaria. La Vía Parque sigue sin acabarse y nada se sabe del tramo entre San Agustín-Rabasa y el Centro Comercial Puerta de Alicante.

Por todo eso no sólo nadie se lo ha tomado en serio la inocente ocurrencia del alcalde en vísperas del Carnaval, sino que ha sido la cuchufleta de la ciudad.

Ángel Bartolomé

Periodista.

Comentar

Click here to post a comment