Este pasado domingo, los animalistas, los ecologistas, los antitaurinos, o todos ellos a la vez, se manifestaban por las calles de la capital, en contra de la celebración de corridas de toros y espectáculos taurinos en general, durante las Hogueras de San Juan. No llegaron a sumar trescientas personas entre ellos, y el paseíllo hasta la Plaza del Ayuntamiento fue encabezado, cómo no, por dos concejales componentes del tripartito: Marisol Moreno, esa que llaman “La Roja” -sí, la que insultó al Rey-, y por Víctor Domínguez, ambos de Esquerra Unida y, naturalmente, de las esferas y ámbitos podemitas.
Y ahora fíjense que dicotomía: este pasado día quince también de junio, varias asociaciones de carácter taurino, con la colaboración del Ayuntamiento de Alicante, según rezaba en los folletos publicitarios, organizó un concierto de pasodobles taurinos y el correspondiente pregón de la feria taurina, que en este caso ya cumplía su octava edición. La música corría a cargo de la Agrupación Musical S.C.D. Carolinas, y el pregón se le había encargado al afamado torero valenciano Enrique Ponce.
Ponce se hizo de rogar un poquito, llegó pasadas las ocho de la tarde, cuando toda la gente ya estaba acomodada. Apareció impecablemente vestido, con traje oscuro, corbata, pañuelo en la solapa y el cabello bien perfilado, alto, delgado y apuesto, no pasaba desapercibido, parecía un galán de cine. Y es que los toreros siempre han sido muy rumbosos. A lo que vamos: ¿Saben ustedes quién acompañaba a Ponce al llegar a la plaza? ¿Saben quién estuvo sentada a su derecha durante todo el concierto? ¿Saben quién al final del acto, le entregó un regalo conmemorativo, de recuerdo, a modo de placa?
Su acompañante inseparable fue Gloria Vara, la concejala socialista componente también de este tripartito, que venimos sufriendo ya desde hace dos años. No podía ser de otra forma, porque la responsabilidad de la plaza de toros está encuadrada en el área de esta edil.
Algunos dirán pluralidad política. Otros dirán diversidad de opiniones. Yo directamente digo hipocresía. Si de verdad así lo piensan y lo sienten, si yo fuera uno de los concejales que se manifestaron contra los toros, me negaría a formar parte de un gobierno municipal en el que hubiera una compañera que estuvo encantada esa tarde de estar con el torero y hacerle de anfitriona. Y mucho más le habría presentado la dimisión al alcalde Echávarri, el pasado año, cuando no se le ocurrió otra cosa que hacerse una foto al lado del diestro José Tomás, eso después de haber despotricado contra lo taurino e incluso haberle quitado a la escuela municipal taurina la subvención. Y todo por una foto. ¡Qué hipocresía! ¡Qué doblez! Cuánto fingir cualidades y sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan. Por parte de unos y de otros.
Pero como ya dije en una ocasión, todo eso por difícil y pesado que resulte de digerir, les vale la pena. Y es que por encima de todo está el sueldo y el cargo. Eso es lo realmente importante. Pero que no se preocupen ni unos ni otros, que en esto del arte de Cúchares, como dijo el clásico: “Una mala tarde la tiene cualquiera”.
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