Los chicos del Hércules Paralímpico, proclamados tres veces campeones de la Liga Nacional de deportistas con Parálisis Cerebral y Daño Cerebral Adquirido, han encontrado en el equipo un lugar donde olvidar sus problemas y centrarse en lo más importante: disfrutar de lo que más les gusta y ser felices.
Hoy en día es fácil asociar el fútbol con negocios y rentabilidad económica. Como un trabajo que mueve inmensas e ilógicas cantidades de dinero. Como un deporte capaz de paralizar un país con un partido importante. Como un motivo para ser feliz con cada victoria, pero también infeliz con las derrotas.
Pero en este caso el fútbol es todo lo contrario y se convierte en un lugar con un único objetivo: la felicidad. Pero no esa felicidad provocada por las victorias. No. Esa no. Yo hablo de una felicidad sincera, honesta, diferente. Una felicidad por estar celebrando la vida, felicidad de dar pequeños pero gigantescos pasos. Una felicidad desconocida, pero créanme, la felicidad más real que he conocido.
Ellos son el claro ejemplo del “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, del “hace más el que quiere que el que puede”, o del “el querer acaba siendo poder”. Ellos demuestran con su lucha y entrega diaria que no hay obstáculo que acabe con su ilusión, que son capaces de luchar contra viento y marea y sacar fuerzas de donde la gente cree que no se pueden sacar. Ellos son capaces de sonreír cuando menos lo esperas, de regalar abrazos que dan vida. Ellos son capaces de celebrar, literalmente, algo que todos deberíamos celebrar: la vida.
Y es que en el Hércules Paralímpico han encontrado un lugar donde compartir. Compartir ilusiones renovadas, experiencias, sonrisas, lágrimas, errores y aciertos, victorias y derrotas, decepciones y alegrías, problemas y soluciones… Porque eso es lo bonito del fútbol, de su fútbol: que lo más importante no es competir, sino compartir. Un deporte de superación, de pasión y entrega máxima. Un deporte donde sólo verás a jugadores que dan, no su cien, sino su 200%. Donde verás algo fundamental pero escaso en el fútbol: ilusión por él.
No hay nada imposible, no hay nada que no se pueda conseguir. Lo importante es el trabajo y sacrificio constante, la superación diaria, la ilusión y pasión por aquello que merece la pena, por aquello que te hace feliz.
Los chicos del Hércules Paralímpico no se han rendido y vuelven a ser, un año más, campeones de España… aunque ellos hace tiempo ya ganaron la batalla más importante y difícil: la de su propia vida.
*Artículo publicado en Anuario 2018, de la Asociación de la Prensa de Alicante.
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