Cada cambio en la vida nos ofrece una oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal. La naturaleza es tan inteligente y generosa que, año tras año, nos permite seguir practicando esa adaptación a los cambios, en este caso, un cambio que se repite siguiendo un patrón para que podamos sacarle el máximo partido.
El otoño suele tener mala fama: catarros, tristeza, menos horas de luz, menos salidas a la calle, más soledad… Hoy vengo para invitarte a descubrir el lado positivo de esta estación que tanto nos ofrece y es que todo tiene su lado negativo, ¡pero también uno positivo!
Una de las oportunidades que nos regala el otoño es la de salir al campo aprovechando esas horas de luz en las que el sol aún calienta y que cada vez son más cortas, por lo que nos enseña a valorarlas mejor. Podemos buscar lugares en los que recoger frutos que la naturaleza nos regala como zarzamoras, membrillos, almendras… mientras paseamos y compartimos con familia y amigos.
Durante esta actividad, podemos también animar a los niños a que nos acompañen a reconocer los tipos de árboles y plantas aromáticas que nos vayamos cruzando en el camino.
Además, resulta una oportunidad inigualable para que los más pequeños aprendan a reconocer las características propias de la estación sin necesidad de acudir a libros de texto y exámenes que suelen acabar con su interés. En las salidas, ellos aprecian de manera inevitable los cambios que el clima nos trae, los nuevos colores que el entorno nos ofrece y los frutos que la naturaleza nos prepara para nutrir nuestro cuerpo con los que necesita. Por experiencia, te garantizo que todo esto que pueden observar mientras se mueven libremente, despierta más de una pregunta.
Tras haber pasado unas horas al aire libre, con los beneficios que ello conlleva, y cuando las horas de luz y buena temperatura se van terminando, volvemos a casa llenos de experiencia y satisfacción para poder preparar algún postre o infusión con los tesoros recogidos. La cocina suele ser un centro de gran interés para los niños y una fabulosa oportunidad para que se inicien poco a poco.
Mientras se termina de cocinar lo que hemos preparado, podemos tomar una rica y calentita infusión recogida con nuestras propias manos como regalo de la Madre Naturaleza, a la vez que nos recreamos en un dibujo o la lectura de una historia relacionada con la aventura vivida.
Te garantizo que, de esta manera, el otoño se convierte en una estación mucho más bonita, bañada por los colores cálidos que la caracterizan y una oportunidad de aprendizaje en todos los sentidos.
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