Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Trescientas... y pico

El «ménage à trois» de Adela Pedrosa

Irene Montero y Adela Pedrosa durante la comparecencia en el Senado (Fuente: La Sexta y Partido Popular).

Hay personas, personajes, que deciden dejar en herencia un trabajo bien hecho basado en el factor constancia. Otros prefieren el espasmo de un momento, la imagen de un segundo de fama. Está claro que la exalcadesa de Elda y actual senadora del PP, Adela Pedrosa, se encuadra más bien en este último segmento. Decidió “meterse en la cama” junto a Irene Montero y Pablo Iglesias y esa sombra política le perseguirá ya siempre.

Somos, dicen, esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios. Adela Pedrosa, exalcaldesa de Elda y exsecretaria general del PP en la Comunidad Valenciana en tiempos de Francisco Camps, especialista en salir indemne de las muchas purgas habidas en los últimos tiempos en su propio partido y superviviente de mil y una batallas políticas, tuvo una buena oportunidad para haber callado pero decidió hablar.

La senadora Pedrosa pudo haber cuestionado todas y cada una de las políticas que la ministra de Igualdad, Irene Montero, está (o no) llevando a cabo, pero decidió hablar de otra cosa. De mujer a mujer señora ministra, y si le viene bien y quiere mirarme a la cara, ¿siente usted vergüenza por compartir su vida con un machista o va a seguir callada? ¿Es usted una mujer sumisa a un macho alfa?”, le espetó en la sesión de control al Gobierno y a propósito de su relación personal con el vicepresidente y líder de Podemos Pablo Iglesias a cuentas del caso “Dina” y el escrito del juez de la Audiencia Nacional García-Castellón donde se pide al Tribunal Supremo su imputación.

Video de la intervención de Adela Pedrosa en el Senado

Pudo la senadora haber cuestionado la escasa visibilidad del trabajo del departamento de la propia ministra Montero, haber criticado igualmente los fuegos de artificio de las declaraciones que de vez en cuando se hacen desde su departamento para dar a entender que se está trabajando, y al tiempo la escasa concreción en proyectos de ley, en normas que mejoren de forma efectiva la igualdad real entre mujeres y hombres, entre colectivos desfavorecidos, pudo hablar de todo eso y mucho más, pero prefirió otra cosa. Prefirió revolcarse en el barro. Prefirió el rancio machismo de la pelea entre mujeres por un hombre mediante.

Prefirió, ya lo decíamos, la fama por un día. Los titulares de prensa, la notoriedad perecedera de unos cientos de tuits durante unas horas, el aplauso fácil. Prefirió mezclar las relaciones conyugales como arma y objeto de crítica política, un terreno de recurso tan resbaladizo que denota una rancia y vieja mentalidad, que, seguramente, hiere más a quien la utiliza. De mujer a mujer señora ministra ¿Se siente como compañera de trabajo humillada por el vicepresidente del Gobierno?, le espetó en un momento de su intervención, sin darse cuenta de que la frase/acusación encerraba un potente boomerang con efectos retardados que le va a perseguir como una sombra persigue a un zombi.

Senado (Fuente: Senado de España).

Adela Pedrosa, una auténtica superviviente en la isla de las tentaciones que es el Partido Popular, bajo cuyas siglas lleva viviendo del erario público más de 25 años, a veces, según salen las cuentas electorales, como alcaldesa de Elda, otras como diputada nacional o autonómica, como senadora, cuando no como asesora aquí y allá, otras acaparando varios cargos a la vez, debió entender que ese, el de la palabra de tono zafio, los golpes bajos, las relaciones maritales mezcladas con un execrable oportunismo político, eran el camino del éxito. Y, claro, la forma más sencilla de lograr algo de notoriedad que la sacase de la profunda irrelevancia, el ostracismo y la soledad política que, a buen seguro, arrastran consigo todas y cada una de sus señorías con escaños en un Senado que pocos serían capaces de decir bien para qué sirve y por qué no lo cambian o lo cierran.

Mal negocio. Mala apuesta. Mala reputación. Es lo que tienen la esclavitud de las palabras dichas y expresadas en el púlpito de la plaza pública cuando se pudo guardar silencio. Es lo que tiene revolcarse en un ménage à trois político como el protagonizado por la senadora Pedrosa.

Pepe López

Periodista.

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