Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

El lingüístico, cuarto poder valenciano

Monasterio de San Miguel de los Reyes, sede de la Academia Valenciana de la Lengua (Fuente: Visit Valencia).

En materia de lengua, ya la Constitución española falló clamorosamente, en mi opinión (y en la del constituyente Camilo José Cela, que era académico de la RAE) al imponer como lengua oficial el castellano, una lengua, si no muerta, en total decadencia desde hacía siglos, cuando cedió su papel de transición entre el latín y el español, que es como se conoce en todo el mundo, salvo en España, notoriamente en Cataluña y bastante en la Comunidad Valenciana, a esta lengua en la que escribo.

La Constitución cita en su redactado a algunos organismos ya existentes o por ser creados y por lo tanto les da la condición de organismos constitucionales (Consejo de Estado, Consejo General del Poder Judicial, Defensor del Pueblo, Consejo Económico y Social, etcétera), pero entre éstos no cita en ningún artículo a la Real Academia Española. Por tanto la Real Academia Española puede emitir criterios y normas sobre el uso del español (el castellano), pero no tienen fuerza de ley, pues si las tuvieran nos habríamos ahorrado el barbarismo ‘violencia de género’ y las horrísonas duplicidades “ciudadanos y ciudadanas”, “trabajadores y trabajadoras”, o triplicidades como “todos, todas y todes”.

Pero mira por dónde, en el Estatuto de la Comunidad Valenciana alguien metió con calzador un organismo apenas creado ad hoc para reglamentar el habla y la escritura del valenciano, la Academia Valenciana de la Lengua (AVL), con la pretensión de que sus dictámenes filológicos fueran materia legal, dada su condición de estatutaria.

Así podemos decir que en la Comunidad Valenciana tenemos el privilegio de añadir a los tres poderes tradicionales (ejecutivo, legislativo y judicial) el “poder lingüístico”.

Está extendida la creencia (han ganado el “relato”, como se dice ahora) de que las batallas sobre la lengua valenciana y su uso más acorde con el catalán, o más con el habla consuetudinaria local, las provoca y azuza la derecha, y no digamos la ultraderecha. Yo no soy de esa opinión y no tengo más que referirme a los numerosos ucases de los recientes gobiernos del Botànic sobre cambios de denominaciones, enseñanzas obligatorias, plazas de funcionarios y atención al ciudadano en organismos públicos.

Recientemente se han puesto muy campanudos los de Compromís, PSPV y otros porque al parecer en unos tuits (que no es que un tuit sea el BOE) de un alto cargo, éste ha empleado una ortografía que no se corresponde con la que ordena y manda la AVL, o sobre si Alicante es una ciudad en la que se usa mayoritariamente una lengua u otra, o si el nombre de la ciudad de Valencia se escribe sin acento, con acento abierto o con acento cerrado (Juro que en mis 71 años de vida, algo menos de la mitad de ellos pasados en la Comunidad Valenciana, y siendo mi madre nacida en esta región, jamás había visto el nombre de Valencia con acento alguno en la ‘e’. ¿Quién inició esta bronca? Sin duda, Ribó).

Los nuevos ofendiditos lingüísticos, que exhiben el Estatut como el BOE o las tablas de la Ley de Moisés, pasan por alto en el 9 de octubre el hecho de que su lideresa mundial, Yolanda Díaz, asegure, también vía tuit, que “celebrem la Diada del País Valencià”, cuando la referencia a dicho país es inexistente en el Estatut. Puestos a exigir respeto a las denominaciones oficiales estatutarias y en valenciano, el primero que tiene que cambiar su nombre es el partido que ha gobernado varias veces este territorio, el PSPV, que hace bandera de llamarse del País Valencià y no de la Comunitat Valenciana para negarse a reconocer el nombre oficial del mismísimo territorio.

Así que aquí cualquiera puede decir País Valencià y lo hace en uso de su libérrima ideología y de su libertad de expresión. También puede martirizarnos con el insufrible valencians i valencianes, que dudo mucho que esté aceptado por una docta institución académica como la AVL, cuyos dictámenes, eso se dice, tienen rango de ley; pero si uno dice Castellón, Játiva, Jávea, Calpe, Mogente, Carcagente, Pueblalarga y Fuentelahiguera es un fascista (aunque los pueblos se llamaran así, y no de otra forma, mucho antes de Mussolini), está contraviniendo la ley, tiene que dimitir, no puede pasar consulta en un ambulatorio, queda inhabilitado para dar clases en una escuela y ha de ser apartado de atender a ciutadans i ciutadanes en la ventanilla de un Prop.

Luis Serrano Altimiras

Luis Serrano trabajó profesionalmente como periodista desde febrero de 1970 en Madrid, León, Granada, Sevilla, Bruselas, Moscú, Turín y Valencia, en medios escritos deportivos, económicos y de información general, en Radio Nacional de España (fue director en la Comunidad Valenciana) y en gabinetes de prensa de empresas internacionales. Afortunadamente se jubiló en 2015. Ahora se dedica al canto y a la navegación interoceánica.

5 Comments

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  • Buenas tardes Don Luis: No nos conocemos, pero me encantaría tomar un café o lo que se tercie, con Usted. También soy jubilado, en mi caso, de la enseñanza secundaria desde 2019 y he padecido, de cerca, algunos detalles que señala en su artículo. He hecho la misma pregunta a muchas personas y nunca he obtenido una respuesta clara. La aplicación de la Ley 4/1983, de 23 de noviembre, de uso y enseñanza del Valenciano. Publicada en DOGV núm. 133, de 01 de diciembre de 1983 ¿podría ser anticonstitucional?
    Me explico, una persona que pretenda trabajar ya, en una administración pública de la Comunidad Valenciana tiene que tener un determinado nivel del valenciano ¿es así? los valenciano-parlantes, siempre tendrán prioridad puesto que, ES una de las casillas que han que tachar a la hora de rellenar cualquier solicitud, de lo contrario el sistema no te permite seguir, a no ser que mientas ¿es así? además, esa misma persona puede rellenar una o varias solicitudes para cualquier otra administración pública que no exija este requisito ¿es correcto? Ahora bien una persona, por ejemplo, de la provincia de Jaén nunca podrá rellenar la solicitud para una administración pública de la Comunidad Valenciana, le repito ¿podría ser anticonstitucional?
    Un saludo…Jesús Berenguer.

    • Verá, aunque soy de Madrid, a mí el valenciano no me molesta; lo hablo cuando me apetece o considero que mi interlocutor lo prefiere, normalmente en tiendas donde el tenedero se dirige a mí en valenciano. Me parece bien que las regiones que tienen otra lengua la enseñen y hagan lo posible por conservarla. Lo que es inadmisible es la imposición. Y si junto a la imposición se intenta hacer desaparecer un idioma universal como el español, no sólo es inadmisible, sino que es criminal. Si la Ley de uso y enseñanza del valenciano es inconstitucional, lo tendrá que decir Conde Pumpido, que ya sabemos que dice lo que mandan. En cuanto a tomar un café, encantado, pero yo paso la vida entre Madrid y Altea, no sé si coincide con su residencia. Un cordial saludo. Luis Serrano