Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Haciendo amigos

El insólito caso de la coca de mollitas

Ración de coca de mollitas. Fotografía de Retama (Fuente: Wikimedia).

Cosas alicantinas inconcebibles en otros lugares como las toñas, las monas con huevo (no con Kinder u otros inventos a cual peor), tan de Pascua, quedan eclipsadas por ese manjar desconocido más allá de Mutxamel: la coca de mollitas. ¿Cómo os podéis comer eso pastoso y que te deja los dientes infectos de grasa? ¿Qué es eso que se come y pide aquí la gente? Encima de la grasa, ¿¡le ponéis chocolate!? Frases estas, extractadas de conversaciones forasteras, denotan la singularidad de este modesto y alucinante producto de la creatividad de nuestra terreta.

Como dicen en Cookpad, que de esto saben mucho, «Típica de Alicante. Espectacularmente buena. Esta receta es típica de Alicante y va pasando de generación en generación. Tiene muchas variantes, ya que se le puede añadir chocolate. Ese contraste de sabor dulce-salado le da un toque espectacular».

La verdad es que era espectacular, y para mí la mejor, la de Toni, en la calle Toledo del «barrio», que repartía por diferentes lugares de la ciudad y «contorná» y merecía de sobra la subida hasta aquel horno. También en la calle Altamira, aquella pequeña panadería que con horno de leña ofrecía también unas mollitas casi perfectas, pero los desalojaron con prisas para obras en el edificio que llevan 12 años paradas (Madremía, qué cosas pasan). Otra tragedia gastronómica, como el cierre de Dioni, allí cerca de las Josefinas, donde se hacían las mejores tartas y coca boba de la ciudad, esa que se podía tomar en el Peret (increíble que esté a punto de desaparecer).

Pero volviendo a la protagonista del artículo, las hay por aquí muy buenas y de pan o de hojaldre, que me gusta más y tiene menos hidratos dentro de la barbaridad que conlleva el asunto. Otra variedad parecida es la coca de Aurora, más ilicitana.

Lo cierto es que he oído en el Mercado Central contestaciones a esas preguntas foráneas tan lucentinas como certeras:

  • Te dejan los dientes llenos de mollas = así te los lavas más/así hablas menos/así no sonríes a nadie… 🙂
  • Es que no se entiende lo que dices cuando la comes = total para lo que hay que oír/así no ofendes a nadie/pues no hables… 🙂
  • ¿Qué es eso? = nada, no lo pruebes que quedan pocas… 🙂

Y tiene más aplicaciones: por ejemplo, antes de un pleno se reparten entre los intervinientes y «zería algo azí: zeñor acade, zenorez concezales ya habaremoz de ezto máz tade».

O en el Rico Pérez, en el minuto en cuestión, se reparten en las gradas y sería algo como: «Endike vezte da».
Así ni se entiende ni molesta. Dando ideas.

Fotografía del autor.

La coca de mollitas, como los montaditos, como la coca amb tonyina, las pelotas de la Vega Baja, la olleta, la olla viuda, los cucorrones, nuestros arroces, las ensaladas de lisones, las cocas de montaña, las tortadas de almendra, las almojábenas y un largo etcétera, si fuéramos italianos, catalanes o franceses serían platos mundialmente conocidos y reconocidos, pero es lo que hay. Y lo que hay realmente es que podríamos capitalizar la dieta mediterránea y no lo hacemos y no sólo perdemos nosotros, pierde el mundo entero.  

Un amigo irlandés intercambió casa con nosotros dos veces y una de ellas se quedaba la familia con nosotros, probó la coca de mollitas y le tengo que mandar una llanda anual. Él me manda Guinness, nunca sé quién sale ganando, porque yo puedo comprar Guinness en el súper, pero… ¿y él? ¿donde pilla mollitas en Dunlank, condado de Louth, en la provincia de Leinster, República de Irlanda?

Haciendo amigos.

Pedro Picatoste

Empresario e historiador.

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