Casi nadie repara que el clúster cultural de Alicante se puede conformar perfectamente destinando un trocito (solo un trocito) de la Tabacalera a usos de cultura contemporánea, reforzando Las Cigarreras, y diseñando un proyecto de tronío para el antiguo Hospital del Rey (ahora sede de la Guardia Civil). El problema es que no tenemos una clase política de tronío.
La Conselleria de Cultura acaba de paralizar la licencia para la reconversión del Cine Ideal de Alicante (una joyita del «art decó» geometrizado, años veinte) en hotel después del acuerdo que habían alcanzado los propietarios con el grupo Baraka. Se han dado cuenta ahora que en el interior del edificio se cometieron algunos desaguisados, casi ninguno estructural, que se remontan a 2003. El Ayuntamiento de Alicante (entonces mandaba aún Alperi con Castedo de edil de Urbanismo) ni tenía constancia de ello, porque nadie pidió los permisos para desmontar ciertos elementos ornamentales… Pasemos página, mejor. Con la decisión de los burócratas de la Generalitat, la reconversión del emblemático edificio se queda en el limbo: pasará muchísimo tiempo hasta que se resuelva el litigio. O, peor aún: el antiguo cine acabará en estado de ruina, listo para su demolición.
En materia de restauración hay cien teorías que se resumen en dos: 1) Los talibanes ultra-proteccionistas, capaces de ver oro de 24 quilates en la taza de un vulgar retrete de hace cien años (ojo, también hay retretes «decó», pero no es el caso). 2) Los posibilistas y realistas, que no se pierden en los sub-ramales de los 24 quilates. Ahora impera la opción 1, que es la que va a conducir a la ruina total cualquier plan de viabilidad de conservar el Ideal, fundamentalmente la fachada. Me expongo a que me tachen de hereje, analfabeto funcional, y peores cosas. No pasa nada: estoy acostumbrado a lidiar con los talibanes que al final «consiguen» todo lo contrario de lo que persiguen.
Paralelo a este asunto, rebrota el debate de la compra del Ideal por parte del Ayuntamiento, auspiciada por Unidas-Podemos y sus adláteres, una alternativa que ya descartó el alcalde Luis Barcala al final del anterior mandato, entre otras cosas para frenar un pelotazo de los propietarios (se barajó una cifra en torno a los 5 millones de euros). IU/Podemos, alegres talibancillos, quieren que el Ideal sea un espacio público para la cultura, completando un «mini-clúster» con el Teatro Principal y la antigua Casa de Socorro, ensoñación que ya albergaban Miguel Ángel Pavón y Dani Simón (besos).
Digo ensoñación por varios motivos. 1) El Ayuntamiento de Alicante no tiene riñón para eso, menos aún con la que está cayendo en estos momentos. 2) El Ayuntamiento de Alicante, desde los tiempos de Lassaletta/Luna, nunca ha tenido vocación, a diferencia de Málaga, de reconvertir Alicante en un reclamo cultural serio y contundente; aquí lo que prima es reventar el Castillo de Santa Bárbara con cruceristas y alegres paellas gigantes para el primero que las pida. 3) Si hasta faltan conserjes para abrir fines de semana y lunes La Lonja, Cigarreras, las salas del Castillo, etc. ¿De dónde coño va a salir el personal, incluidos los técnicos de gestión cultural, para mantener la citada «ensoñación»? Habrá que jugar a la bono-loto. O hacer prospecciones en el inmenso descampado de Rabasa, el del fallido plan Ortiz/Ikea, que lo mismo hay petróleo, o minas de diamantes.
El cine Ideal acabará en ruina. Y mientras, casi nadie repara que el clúster cultural se puede conformar perfectamente destinando un trocito (solo un trocito) de la Tabacalera a usos de cultura contemporánea, reforzando Las Cigarreras, y diseñando un proyecto de tronío para el antiguo Hospital del Rey (ahora sede de la Guardia Civil) toda vez que ya se ha formalizado una permuta de suelo con el Estado para el traslado de la Benemérita. ¿Cuál es el problema? Que en Alicante no hay una clase política de tronío. ¿Cuál es el otro problema? Que la Generalitat penaliza Alicante en todo lo que concierne a inversión cultural, más ahora que manda el PP, aunque la cosa viene de antes. En fin: para ponerse a mear y no echar gota.
Coda: Hay más cera de la que arde en la dimisión de María Teresa Pérez Vázquez como vicerrectora de la Universidad Miguel Hernández de Elche, tras su dimisión en el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert por un salchucho (muy feo).
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