Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Historia

El duque de Lerma y el traslado de la capital de España

Retrato del duque de Lerma por Juan Pantoja de la Cruz (100) (Fuente: Wikimedia).

Los Austrias se inventaron un cargo, sin nombramiento formal, llamado “valido”. Una especie de primer ministro que se ocupaba de las cosas de gobierno mientras el rey se ocupaba de las cosas propias de la realeza como la caza y el cortejo de señoritas de la Corte. La nobleza mandaba a sus hijos a la Corte para ver si hacían carrera y uno de estos nobles era un tal Francisco de Sandoval-Rojas y Borja, I duque de Lerma y marqués de Denia. Educado en la Corte de Felipe II rápidamente se hizo amigo íntimo del príncipe, y futuro Felipe III. De esa forma, cuando se produjo la sucesión, Lerma estaba en el lugar y momento apropiados.

Cuando Felipe III llegó al trono, en 1598, Madrid solo llevaba unos años como capital de España. Hasta poco antes se entendía como capital al lugar donde se asentaba la Corte y por tanto a todo el aparato administrativo del estado. El caso es que para 1601 el duque de Lerma llevaba tres años susurrándole al oído al rey que sería mejor trasladar la Corte a Valladolid. Que si el clima, que si total en Madrid no hay mucho que hacer, que si el dicho es que el Pisuerga pasa por Valladolid pero del Manzanares no se dice nada… Y el rey, por no discutir, o por aburrimiento dijo que vale, que bien. Que a Valladolid que se iban para montar allí la capital del reino de España y las provincias de ultramar.

Y claro. Detrás de su majestad se fue toda la Corte, funcionarios, asesores, allegados, proveedores y demás. Y en algún sitio tenían que vivir. Y es entonces donde empieza la fiesta. Lo primero que hizo Lerma fue acudir al propio Felipe III y decirle “mira, casualmente tengo yo un palacio muy apañado en Valladolid que puede servir para palacio real”. Y así fue, la corona le compró el palacio que había pertenecido a Francisco de los Cobos. Pero ahí no quedaba el asunto. Todos los que se trasladaron a Valladolid buscaron casa, palacios y todo tipo de propiedades. ¿Y a quién se las compraban? A don Francisco de Sandoval, quien, por casualidades de la vida, llevaba un par de años comprando terrenos y viviendas en Valladolid a buen precio.

Retrato del duque de Lerma a caballo inmortalizado por Rubens. Museo del Prado (Fuente: Wikipedia).

Lerma aprovechó las ganancias para invertir en el pueblo de su ducado, en la provincia de Burgos, con la intención de que fuese lo que El Escorial había sido para Madrid en años anteriores. Y no fue del todo mal la cosa hasta el punto de que en 2018 fue catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España. Pero vamos, que la intención del duque era demostrar su poder y riqueza a través de propiedades más que preocuparse de sus vecinos.

En solo 5 años Felipe III se aburrió de Valladolid. Se aburrió o lo aburrieron. Porque para 1606 el valido llevaba un tiempo intentando convencer al rey de volverse a Madrid. Que total, en Valladolid ya había cazado todo lo que tenía que cazar, que si las mejores tapas las de Madrid… esas cosas. Y hay que reconocer que al duque se le daba bien convencer al rey. Y el rey dijo que sí, que se volvía Madrid y que mejor no mareaban más Corte arriba, Corte abajo.

Lo que no le dijo Lerma al rey es que llevaba años cobrando sobor… perdón, comisiones, de los antiguamente acaudalados comerciantes de Madrid que estaban al borde de la ruina por la pérdida de clientes. Y se volvieron todos a la orilla del Manzanares. ¿Y a quién le compraban sus antiguos palacios y viviendas? Pues efectivamente, a don  Francisco de Sandoval-Rojas y Borja. Más bien recompraban, porque era el mismo duque de Lerma quien había comprado esas propiedades al trasladarse la Corte a Valladolid. El caso es que toda la Corte, o al menos una parte importante, acudió al valido a ofrecer sus palacios en Valladolid pensando que si en el anterior traslado había estado interesado en comprar lo que dejaban atrás, ahora sería igual. Y Lerma debió contestar algo parecido a “¿para qué quiero yo comprar medio Valladolid si allí ni hay Corte ni hay nada?”.

Palacio de Lerma (Fuente: Wikimedia).

Y así terminó el doble pelotazo urbanístico que se resume en comprar casi todas las propiedades de una ciudad, hacer que se traslade la capital, vender las propiedades a toda la Corte, comprar con ese dinero las viviendas y palacios que quedan vacíos en Madrid, volver a llevar la capital a Madrid y revender esos bienes. A LO GRANDE. Eso es especular. Hasta el punto de que hay autores que tasan las ganancias del duque de Lerma en el equivalente a los ingresos de un año de la corona. Como si toda la recaudación de Hacienda se la embolsase una sola persona.

Evidentemente no puedes contrariar ni engañar a todo el mundo sin crearte enemigos. Pero Lerma era astuto cual rapaz y cuando vio la cosa complicada forzó su nombramiento como cardenal, asegurándose así su inmunidad sin pasar por la cárcel o algo peor. “Que me quiten lo bailao”, debió pensar.

Así que cada vez que leamos u oigamos eso de “el mayor caso de corrupción de la Historia de España” podríamos acordarnos del pelotazo urbanístico de  Francisco de Sandoval-Rojas y Borja, I duque de Lerma, marques de Denia y virrey de Valencia. Eso o implantar un premio con su nombre al político que más trinque. Todo es ponerse.

Manín Soriano

Alicantino y herculano. O al revés. Estudié Historia para cargar aviones y me encantan las dos cosas.

1 Comment

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  • ¡Jajajaja! Buena historia. Deja un dulce sabor en el anecdotario de nuestra historia. Y yo que pensaba mal de algunos de los actuales mandamases de la corte. Son unos pobres ilusos comparados con aquel. Se nota que hemos aprendido a ser buenos.