Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Sin recortes

El ChatGPT, ¿una ayuda para la docencia o un problema real?

Imagen de un momento de conversación con ChatGPT ofreciendo información acerca de la Hoja del Lunes.

Durante las últimas semanas hemos podido leer en diversos medios de comunicación, tanto tradicionales como tecnológicos, el debate que se ha abierto sobre la aparición de este modelo de lenguaje de gran escala desarrollado por OpenAI. Las diversas tareas de procesamiento del lenguaje natural que ofrece, desde la generación de texto o la creación de respuestas a preguntas o la traducción, en un entorno multilingüe, la convierten en una aplicación real de grandes posibilidades. Si recurrimos a este mismo servicio, nos responde a sus objetivos: “imitar la forma en que un ser humano responde a preguntas y genera conversaciones, lo que lo hace ideal para una amplia variedad de aplicaciones, incluyendo la atención al cliente, la educación y la entretención”. Con el uso de esta última acepción, “entretención”, nos apunta que también recurre a términos habituales en Latinoamérica, en este caso referida a “entretenimiento”.

No cabe duda del avance que ha representado en el procesamiento del lenguaje natural y en el desarrollo de la inteligencia artificial. En nuestro caso, nos ceñimos al posible uso educativo que puede plantear y que ya apunta el mismo ChatGPT como uno de sus objetivos iniciales. Con su aparición, potencia las dudas que algunos docentes ya habían manifestado últimamente del uso de las tecnologías en el aula y de la dispersión que estas pueden crear, con la realidad que también representan las redes sociales en el alumnado, en la consecución de su proceso formativo. Como ya avanzamos en un artículo anterior, el problema no es la existencia en sí de estos medios y recursos, sino el uso inadecuado que se realice, ofreciendo un conjunto de herramientas que puede desviar su atención y la asunción de información sin ningún tipo de rigor académico o de la procedencia de fuentes solventes de esta.

¿Cómo debemos actuar, pues, frente a la nueva herramienta digital desarrollada? Los docentes tenemos tres opciones: prohibir su uso, contrarrestar su acción o incorporarla con un sentido crítico. La superación que representa este chatbot —o programa informático diseñado para simular una conversación con los humanos— es el grado elevado de elaboración y de realismo en las respuestas que ofrece. Así, es capaz de crear historias o de redactar ensayos, con lo que la recurrencia tradicional del profesorado a encargar a su alumnado textos de estas características encuentra un serio competidor que sustituya la creatividad de estos últimos. ¿Podemos encontrarnos con trabajos realizados por este medio, firmados por el estudiante, sin que haya tenido que realizar un trabajo previo? ¿Tendremos medios para localizar que la procedencia del escrito no es original ni ha sido redactado por el alumno en cuestión? Por parte de quien lo ha utilizado, ¿tiene la seguridad de que la información aportada procede de fuentes solventes o, por el contrario, sólo ha obtenido ideas aisladas bien conectadas que le pueden hacer fracasar en la tarea encargada por su profesor? Sobre la anterior pregunta, la misma empresa que ha generado la aplicación ya ofrece una herramienta para verificar que el texto presentado está generado por ella misma (https://platform.openai.com/ai-text-classifier).

Mientras se desarrolla esta herramienta y los diversos usuarios recurrimos a ella, podremos ir observando la validez general de sus respuestas. En mi caso, como usuario experimentador, en relación con las materias de mi conocimiento —la literatura contemporánea—, he sido el primer sorprendido en observar el rigor de muchas de las consultas que he realizado. Es obvio, pues, que este programa informático tiene una validez importante para la obtención de contenidos y de recursos. Como en todo recurso de consulta, desde los tradicionales manuales o enciclopedias analógicas, debemos revisar los datos obtenidos para incluirlos de manera lógica en el discurso que queremos construir. El procesamiento de estas informaciones y la construcción madura de un texto nos obligan a este proceso de revisión y de elaboración posterior que responda a los objetivos finales de análisis o de descripción que nos planteamos. ¿Cuáles son los límites de esta aplicación? Como apuntaba Julio Gonzalo, vicerrector de Investigación de la UNED, el chat ha aprendido de manera intuitiva a mantener conversaciones reales sobre cualquier tema y aparenta tener conocimiento real y ser capaz de combinarlo con pensamiento racional, pero eso es solo apariencia: “ni se le ha enseñado a razonar ni dispone de conocimiento explícito”.

En un reciente reportaje publicado en el diario Información, tres expertos en inteligencia artificial de nuestro entorno como son Nuria Oliver, Manuel Palomar y Andrés Pedreño apuntaban a la falacia de este sistema de lenguaje que imita el razonamiento humano. Al mismo tiempo exponían la necesidad de conocer sus fortalezas, pero también sus debilidades para obtener un aprovechamiento correcto de su trabajo. Frente a las posturas contrarias a su uso de algunos profesores universitarios —algunos centros universitarios norteamericanos y australianos ya han abogado por su prohibición en las aulas—, la realidad es innegable: la obtención de datos de manera rápida y con bastante eficiencia hará su uso cada vez más intensivo. Adaptemos, pues, nuestros procedimientos formativos, incorporemos esta herramienta en el proceso educativo para crear un alumnado con espíritu crítico que, con independencia del origen de su información, sepa razonar y ofrecer un pensamiento acorde a nuestro nivel de exigencia. Transformemos, por lo tanto, nuestra metodología y nuestros sistemas de evaluación y adaptémonos al reto que representa esta nueva herramienta. Sin miedo ni recelos atávicos: la universidad tiene que seguir siendo el centro de la reflexión y del pensamiento y tiene que seguir avanzando dentro de su entorno social y cultural.

Carles Cortés

Catedrático de universidad y escritor.

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