Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Deportes

El baloncesto rompe fronteras: las jugadoras del Palestine Youth Club visitan España

Una jugadora del Palestine Youth Club jugando un 3x3 en Madrid (Fotografía: Pedro Irles).

Chatila es un campo de refugiados palestinos al oeste de Beirut, en el Líbano, conocida por la masacre de 1982. Si buscas Chatila en Google, se repiten una y otra vez las mismas noticias y palabras: muertes, asesinatos, matanza, masacre en Sabrá y Chatila. Esto se debe a que, durante la Guerra del Líbano, en septiembre de 1982, la Falange Libanesa, de origen cristiano, apoyada por Israel, practicó un genocidio del que todavía hoy bailan las cifras: entre 450 y 3.000 muertos. Una tragedia que todavía recuerdan en Chatila. Sin embargo, hoy, gracias al trabajo de Basket Beats Borders (Baloncesto Rompe Fronteras) y el Palestine Youth Club, Chatila convierte los disparos de balas en canastas y el campamento de refugiados suena a deporte, esperanza, solidaridad y cooperación.

Basket Beats Borders nació entre Roma y Chatila y, con el paso de los años, ha ido tejiendo lazos de solidaridad y deporte en otras ciudades. Así ha llegado a Madrid y ha permitido que las jugadoras del Palestine Youth Club, equipo integrado por refugiadas palestinas, sirias y libanesas del campo de refugiados de Chatila, viajen a la capital de España para realizar unas jornadas de intercambio cultural y cooperación internacional a través del baloncesto.

El Palestine Youth Club nació en 2012 y, desde entonces, han viajado a Cork, Roma, el País Vasco y, ahora, a Madrid, los tres últimos viajes gracias al proyecto de Basket Beats Borders. El viaje a Madrid estaba previsto para 2020, pero debido a la pandemia, el encuentro tuvo que retrasarse hasta junio de 2022, cuando por fin, las jugadoras han podido subirse al avión.

Los últimos años no han sido fáciles en Chatila. Primero llegó la pandemia de la COVID-19 y, meses después, explotaron 2.750 toneladas de nitrato de amonio en el puerto de Beirut, con 217 muertos, 7.000 heridos y 300.000 personas que perdieron sus hogares y tuvieron que desplazarse, algunos de ellos integrándose en campos de refugiados como el de Chatila.

Edurne Batanero es miembro de Basket Beats Borders Madrid y explica que, durante ese tiempo, el dinero que recaudaron para que las jugadoras pudieran llegar a Madrid era más necesario en Chatila para comprar comida o medicinas y que, además, las jugadoras “organizaron un banco de alimentos”. Las jugadoras del Palestine Youth Club, que han creado un espacio autogestionado en Chatila, han trabajado muchísimo por ayudar a sus compañeros.

Encuentro entre los equipos que participaron en el 3×3 de Basket Beats Borders (Fotografía: Pedro Irles).

“Nos da fuerza ver todo lo que han trabajado. Ahora han montado un consultorio médico con un doctor que acude allí a tratar a los enfermos. A través de un equipo de mujeres árabes que juega al baloncesto se ha creado todo esto. La pequeña ficha que han derribado al jugar al baloncesto ha cambiado muchísimas cosas en una comunidad. A ellas les ha cambiado la vida”, afirma Batanero.

Dos años después, el equipo, formado por una decena de jugadoras y su entrenador, el único hombre del equipo, han podido subirse en el avión y llegar a Madrid. En Beirut todavía padecen las consecuencias de la crisis del Líbano, con una pérdida casi del 100 % de valor de la libra libanesa, un 50 % de población bajo el umbral de la pobreza y falta de medicamentos o alimentos básicos. Por eso este viaje es tan importante para ellas. Han podido renovar fuerzas para seguir luchando.

Marwa Hamdan es una de las jugadoras del Palestine Youth Club. Tiene 21 años y estudia para ser profesora de inglés. Vive en el campo de refugiados de Chatila. Para ella, el baloncesto es muy especial. Se nota. Está feliz. Atiende a Hoja del Lunes con una sonrisa de oreja a oreja mientras sus compañeras juegan, bailan y se ríen.

Marwa Hamdan (Fotografía: Pedro Irles).

“Cuando me siento triste, sola o estoy nerviosa, el baloncesto me hace feliz, consigue que olvide mis problemas. El baloncesto es el latido de mi corazón y sí, rompe fronteras, tanto físicas como sentimentales. Porque nosotras somos mujeres jóvenes jugando al baloncesto que recorremos el mundo. Eso es Basket Beats Borders. Podemos hacerlo todo. Somos mujeres y somos hijabis, pero podemos jugar, viajar por el mundo y cumplir nuestros sueños”, asegura.

“Somos mujeres y somos hijabis, pero podemos jugar, viajar y cumplir sueños”

Marwa Hamdan

La jugadora explica que ha aprendido castellano durante estos días en Madrid y que ha sido “una experiencia fantástica de baloncesto” porque ha jugado con grandes equipos. Sin embargo, declara: “Ahora estamos un poquito tristes porque hay muchos problemas con la crisis del Líbano. Pero Bakets Beats Borders nos ha dado fuerzas y volvemos con mucha fuerza. Podemos hacerlo todo con una sonrisa y confianza”.

Disfrutan de Madrid, pero los días previos fueron muy complicados. No fue un trabajo fácil, horas antes de que el vuelo zarpara hacia Madrid, no había nada asegurado porque España denegó el visado a la mitad del equipo. Hubo mucho trabajo diplomático. Solo cinco jugadoras tenían el sí en España. La Casa Árabe participó en la negociación y, finalmente, todas pudieron llegar a Madrid.

Edurne Batanero explica cómo fue aquella lucha para conseguir que todo el equipo llegara a Madrid: “Nosotras podemos pasarlo mal mientras no les dan los visados, pero es que piensa en ellas, que están en la puerta de una embajada y no las dejan entrar. Yo estoy aquí para conseguir los visados, pero hay una burocracia por encima de ti que dice no. Han acabado viniendo, menos mal, porque el día antes de que cogieran el vuelo la mitad de los visados estaban denegados. Hasta ahí no sabíamos que pasaría, porque es muy duro, no iban a dejar atrás a una compañera. Hemos presionado desde muchos lados diferentes y, gracias a eso, dieron una respuesta positiva. Si a ellas les denegaban un visado, les prohibían la entrada por cinco años a Europa”.

La mitad de los visados del Palestine Youth Club estaban denegados un día antes del viaje

Edurne reflexiona que, con este viaje, ha aprendido “lo que son las fronteras para ellas”, muy diferentes a las de la población europea, que apenas tiene verdaderos problemas para desplazarse por el planeta. “Ellas son las que se plantan en el aeropuerto, las que rompen fronteras”, sentencia.

Así fue la semana de Basket Beats Borders

Las jugadoras de Chatila han realizado diferentes actividades desde su llegada a Madrid, como asistir a la final de la Liga Cooperativa, jugar contra un equipo de la cantera del Movistar Estudiantes, realizar encuentros y conferencias con intercambios culturales o visitar el Parque de Atracciones y el Museo Reina Sofía. El 25 de junio fue el último día del encuentro; una cumbre internacional con iniciativas sobre el deporte popular por la mañana, una comida popular, un encuentro de baloncesto 3×3 por la tarde y tres conciertos para terminar el día.

El Palestine Youth Club llamó la atención por su vestimenta, muy diferente a la que estamos acostumbrados en los países occidentales. Ellas tienen libertad de decisión en qué ponerse: usar o no el hiyab, utilizar manga larga o corta, pantalón más largo o más corto… En el ambiente generado en Basket Beats Borders, nadie les juzga.

Fotografía: Pedro Irles.

Batanero explica que “las que quieren juegan tapadas y las que no quieren, no. Juegan como quiere la mujer árabe, no tienen porqué hacerlo como nosotras, no tiene porqué ser a nuestro modo, sino acorde a su cultura”. Reconoce que hay un sesgo patriarcal en la vestimenta, pero reflexiona: “¿Aquí no lo hay por vestir corto? Hace unos años, en la liga europea de baloncesto, hubo un problema porque acortaron el uniforme. Y sí, eso también es el patriarcado cosificando a la mujer”.

Las jugadoras del Palestine Youth Club deciden cómo jugar (Fotografía: Pedro Irles).

Durante la jornada de cierre las jugadoras del Palestine Youth Club estuvieron acompañados por la Asociación Social Combativa, la Escuela de Boxeo La Fabrika, Hortaleza Boxing Crew, Atlético San Lorenzo, All Reds Basket, Lokomotiv Prenestino, la Liga Cooperativa y Pallacanestro Cooperativa Bologna. Asociaciones y clubes de España y de Italia acudieron a la cita para, junto a las jugadoras de Chatila, tratar de conformar una red de solidaridad internacional basada en el deporte.

No todos los clubes que participaron en la jornada se dedican exclusivamente al baloncesto. También hubo asociaciones de deportes de contacto como Hortaleza Boxing Crew, un proyecto situado en Hortaleza, conocido barrio de Madrid, que, según cuenta Jorge Urquiza, monitor de boxeo del club, “surge de la necesidad de crear espacios y un lugar de encuentro para los chavales con el boxeo como gancho y proponer alternativas que no impliquen estar bebiendo en la calle o irse a la mala vida”.

Este ha sido su primer día en Basket Beats Borders. Urquiza aseguró que es “un proyecto chulísimo porque es un punto de intercambio de información y de ayudas” y que esperan poder cooperar e implicarse más y que, además del baloncesto, se desarrollen otros deportes como el boxeo.

Kali Nord recaudó 1200 € para el proyecto Basket Beats Borders

También hubo representación alicantina en la jornada. Viajó un pequeño grupo de Kali Nord, la peña de animación del Lucentum, que ha colaborado en el proyecto con venta de camisetas, actividades y concursos. Los hinchas lucentinos consiguieron recaudar 1200 euros para financiar el viaje del Palestine Youth Club a Madrid.

Kali Nord con las jugadoras del Palestine Youth Club (Fotografía: Pedro Irles).

Encuentro entre palestinos

Basket Beats Borders no solo ha atraído a interesados en el baloncesto y el deporte popular. También ha unido a palestinos. Edurne Batanero destaca “los encuentros con la población palestina en la diáspora (es decir, que no viven en tierra palestina) que se conocen aquí y que a lo mejor allí serían vecinos”. Cree que esto es muy importante porque a ellas “les da energía y ganas de volver a Palestina”. Destaca una anécdota de uno de los encuentros. Le preguntaron a una de las jugadoras que haría si pudiera volver a Palestina y ella contestó: “Lo primero que haría sería pisar la tierra palestina”.

La tierra es muy importante para los palestinos. Para ellos, debido a su identidad campesina, la tierra es un símbolo, forma parte de su personalidad y su fuente de vida. El reconocido periodista Ryszard Kapuściński, en una de sus crónicas explicó que “expulsado de su aldea, el palestino se siente desposeído de todo, desnudo, envilecido, despojado del sentido de la existencia”.

Mohamed atendiendo a Hoja del Lunes (Fotografía: Pedro Irles).

Mohamed es palestino y decidió acercarse a acompañar a las jugadoras y vivir estos días con ellas. Nació y creció en Belén, pero emigró a Madrid cuando cumplió 18 años, hace tres años y medio. Para él, Basket Beats Borders es una gran experiencia porque permite que palestinos que viven fuera y que han vivido en territorio palestino puedan intercambiar experiencias. Además, se alegra de que las jugadoras hayan podido llegar a España y ver cómo se vive aquí, sin guerras. “Allí están siempre en un campamento, espero que salgan más y que el proyecto siga funcionando”, expresa.

La historia de Mohamed tampoco es sencilla. Vivía en un campamento de refugiados en Belén, con miedo por la guerra y la represión. Así lo relata: “Te levantas por la mañana y no sabes si vas a volver o no a casa. No puedes dormir por las noches porque tanto tú como tus amigos estáis entrando y saliendo de la cárcel. El interrogatorio dentro es muy fuerte y a veces tu amigo te puede señalar a ti por miedo. Te levantas con el ruido de las bombas. Los jóvenes nos pasamos el día en la calle sin saber quién va a entrar hoy en la cárcel o va a morir”.

«En Belén te levantas con el ruido de las bombas. No sabes si volverás a casa»

Mohamed

El betlemita apoya el proyecto y cree en utilizar el deporte como herramienta para “ayudar a la gente, crear espacios seguros para hablar con libertad y compartir experiencias”.

Utilizar el deporte como red de solidaridad internacional

El proyecto Basket Beats Borders reúne a gente de diferentes países con el objetivo de utilizar el baloncesto como vehículo para tejer lazos de cooperación y solidaridad. Uno de los equipos que viajó hasta Madrid fue el Lokomotiv Prenestino, de Roma, un club polideportivo con equipo de baloncesto y deportes de contacto. Matteo afirma que tienen tres principios: “Contra cualquier forma de fascismo, racismo y violencia”.

El Lokomotiv Prenestino es un club de Pigneto, un barrio de Roma pegado a las vías del tren que, según explica Matteo, ha cambiado muchísimo en los últimos años: “Antes era un lugar de periferia, famoso por el tráfico de drogas, que estaba abandonado. Ahora, con la gentrificación, es un lugar de ocio nocturno y con mucha vitalidad, aunque también tenemos problemas derivados de esta gentrificación”.

Matteo, del Lokomotiv Prenestino (Fotografía: Pedro Irles).

El equipo, que se declara internacionalista y anticapitalista viste de amarillo, verde y rojo por la bandera del Kurdistán y acoge entre sus filas a jugadores de Senegal, Botsuana, Siria, República Dominicana y muchos italianos de segunda generación.

Matteo recuerda que las jugadoras del Palestine Youth Club estuvieron hace tres años en Roma y que, ahora, han viajado ellos a Madrid porque creen en el deporte como una herramienta para “crear una red internacional que haga cambiar el mundo”.

Una visión similar tiene la Liga Cooperativa de baloncesto de Madrid, que ha participado en el proyecto mediante la difusión, recaudación de fondos, además de invitar al Palestine Youth Club a ver la final de la competición. La Liga Cooperativa surge, según explica su coordinador, Álvaro Lázaro, porque “en la liga municipal había que pagar demasiado dinero para federarse y así se montó una estructura gratuita en la que poder hacer equipos mixtos y elegir horarios”.

La Liga Cooperativa se creó, entre otros motivos, para poder unir a los jugadores de Madrid alrededor de botes, canastas, triples y bandejas. Álvaro Lázaro explica: “Con el deporte popular podemos gestionar nuestro ocio: volver a recuperar las calles y las canchas, ver el deporte como un juego más que como una competición, recuperar la esencia del deporte y tejer una red para poder hacerlo entre nosotros. Juntarnos alrededor del baloncesto para conocernos y crear comunidad”.

La visión de Basket Beats Borderss sobre el deporte es compartida con la Liga Cooperativa y el Lokomotiv Prenestino. Edurne Batanero explica: “El deporte es una herramienta para la vida y la cooperación, para trabajar en equipo y acercarte a la gente y romper fronteras. No importa que sea el baloncesto, cualquier deporte o cultura; lo importante es dirigir el trabajo en grupo hacia un lugar que construya algo mejor”.

Construir y cooperar, dos palabras llenas de significado que se han escuchado una y otra vez en los últimos días en Madrid. Promesas de continuar más fuertes, luchando y apoyando la causa. Marwa Hamdan y sus compañeras ya se han subido al avión. Vuelven a Chatila con la convicción de seguir peleando por mejorar su vida y la de sus compañeros. A través del baloncesto han conseguido romper la frontera entre la cultura árabe y la europea, derribar la muralla. Como afirma Hamdan: “Si hemos llegado hasta aquí, podemos llegar donde queramos”.

Miguel A. Sánchez

Periodista y alicantino, no necesariamente en ese orden. También soy graduado en Publicidad y Relaciones Públicas, aunque lo mío es juntar letras. El mundo es una constante de idas y venidas. Alguien tiene que contar lo que ocurre.

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