A finales de la década de los 80 del siglo XIX, se cree que al menos tres personas inventaron de forma independiente las primeras LC: Adolph Eugen Fick, oftalmólogo suizo, y Eugène Kalt, oftalmólogo francés, idearon lentes de vidrio con el objetivo de corregir anormalidades de la córnea (se cree que queratocono). Casi al mismo tiempo, August Müller, estudiante de Medicina alemán que quería corregir su alta miopía, también ideó una lente de vidrio. Estas primeras LC eran muy rudimentarias en comparación con los estándares actuales. Hechas de vidrio soplado y pulido, fueron principalmente diseños esclerales que cubrían gran parte del ojo.
El desarrollo de los plásticos supuso un gran cambio en la evolución de las LC. Se probaron varios materiales, incluyendo nitrato de celulosa (celuloide, altamente inflamable), acetato de celulosa (utilizado en monturas de gafas), baquelita (múltiples objetos domésticos), acetato de polivinilo (pintura en emulsión y adhesivos), poliacrilatos y poliestireno. En 1931, John Crawford y Rowland Hill, desarrollaron el polimetilmetacrilato (PMMA), que tenía el nombre comercial registrado de Perspex. La invención de la LC rígida corneal de PMMA se le atribuye a Kevin Tuohy quien la diseñó, la fabricó y la patentó en 1950.
En 1952 Otto Wichterle, profesor de química y director del Instituto de Química macromolecular de la Academia Checoslovaca de Ciencias, junto con Drahoslav Lim, desarrollaron un nuevo gel hinchable en agua para prótesis humanas denominado 2-hidroxietil metacrilato (pHEMA). Era transparente, absorbía hasta un 40 % de agua y exhibía buenas propiedades mecánicas. Wichterle pensó que podría ser adecuado para la fabricación de LC y en 1953 obtuvo su primera patente de LC blandas.
A partir de esos momentos se produce una evolución tanto en los materiales rígidos como en los blandos mediante el desarrollo de polímeros que permiten una mejor y adecuada oxigenación del ojo, así como una mejor tolerancia física.
En la actualidad, hay 125 millones de usuarios de LC en todo el mundo. En nuestro país se estima que las utilizan un 7 % de aquellos que tienen problemas visuales, siendo las Islas Canarias la comunidad autónoma en donde más se usan. El 64 % de los usuarios son mujeres y el 48 % tienen entre 18 y 34 años. El tipo de lente que más se usa es la blanda en reemplazo mensual y el defecto visual en que más se utilizan es en la miopía. Actualmente existen LC, tanto rígidas como blandas, para tratar de ralentizar el aumento de la miopía en niños y adolescentes.
Hasta el momento las LC se prescriben y adaptan mayoritariamente en ojos sanos para compensar un defecto refractivo (miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia). En menor medida, existen otras razones para su adaptación como la de tratar determinadas afecciones y síntomas provocados por enfermedades relacionadas con el ojo seco o la compensación refractiva en córneas irregulares por determinadas patologías como, por ejemplo, el queratocono. Y a veces, con fines cosméticos para enmascarar un defecto estético, cambiar por deseo el color de nuestro iris o con motivos lúdicos como su utilización en Halloween. En todos los casos la prescripción, la adaptación y el seguimiento deben de ser realizados por un profesional óptico optometrista u oftalmólogo con el fin de preservar la seguridad en su uso.
En el futuro, se espera un aumento significativo de usuarios de LC ya que no solo serán prescritas para los motivos antes mencionados, sino que podrán ser utilizadas como monitorización y seguimiento de patologías sistémicas u oculares al medir determinados niveles séricos en las lágrimas, como la glucosa o el ácido láctico, o medir la presión intraocular. Otros usos incluirán la liberación retardada de fármacos o la realidad aumentada. Son las denominadas genéricamente como smart contact lens.
Nota: Este artículo ha sido publicado también en la página web del Fórum de Contactología, insertado en la Guía de Lentillas.
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