Égoïste…

Hubo un anuncio en 1990 que se llevó el Gran Premio de Cannes, muchas mujeres insultaban y se quejaban de un hombre al que gritaban “¡égoïste!” entre otras lindezas, desde los balcones de un hotel famoso de la Costa azul.

En un momento en el que el mundo tiene que tragar con que estén en guerra violando mujeres y matando niños aquí al lado cada día, en un tiempo en el que el futuro de todas nuestras historias personales y colectivas está en manos de ancianos contumaces, cuando el general invierno se abalanza sobre la decrépita y acongojada Europa del sofá y el gratis total, en este día en el que se ofrece árabe al alumnado y se le impide aprender castellano, ahora que se sube el sueldo de todo lo público a costa de freír a tasas al 72 % de la economía del país —que son las pymes—, en el momento que se insulta al jefe del Estado que no podrá comprar ni una bolsa extra de chuches este año, ahora que Alicante entera —4.ª, 5.ª provincia del país— ha desaparecido de nuevo de los PGE; podría seguir… En este fantástico contexto hay que ver qué noticias inician los informativos, hagan el experimento.

En periodo preelectoral las noticias desaparecen, solo hay ocurrencias y debates sobre alguien o algunos que hayan metido la pata, eso da de comer a sopotocientos colectivos, grupos, expertos, sociedades, oficinas dedicadas a múltiples cuestiones de vigilancia, limpieza, integridad, ayuda, etc., que defienden su utilidad a la contra haciendo leña de las ramas caídas o equivocaciones de los demás.

Para los medios de comunicación, para subvenciones a todo tipo de ONG, no se han olvidado en los PGE.

Pero todo tiene consecuencias, la manipulación cansa y no engaña a todos, sobre todo a los jóvenes que no son tan manipulables como se cree.

Son los jóvenes de hoy, en gran parte, los que ven esa manipulación y se rebelan, les da igual que la tradición familiar les sitúe en la diestra o la siniestra.

Igual que nosotros hace años nos rebelábamos contra lo que se nos imponía, igual que pasa generación tras generación, es muy difícil que los jóvenes traguen con lo que se les impone. Ahora estos nuevos gurús de lo correcto, de lo que se puede decir o no, de cómo tienen que ligar, de cómo tienen que ser (blandengues) para ser los hombres y las mujeres que ellos quieren que sean y cómo ellos quieren que sean. Pues bien, se encuentran con que no, con que no quieren que les manden los gorriones de Juego de Tronos, que para eso ya están los curas que se saben su oficio mejor, tras más de 2000 años de experiencia, que se ponen enfrente, se radicalizan y se pasan al extremo contrario.

 Y eso no tiene perdón.

Porque algunos peleamos para que no se viviera en una sociedad sectaria, creímos que avanzar es mejor que echar cuentas, intentamos sacar a este país del blanco y negro y lo hicimos con una actitud mayoritariamente de progreso. Nos apena ver que los chavales nos vengan con que están hartos de que los traten como asesinos en potencia o violadores de palabra a ellos, o indefensas o débiles incapaces a ellas.

Esta juventud les dará sorpresas y lo hará pronto; por favor dejen a la juventud en paz.