Cada vez que me asomo a las redes sociales en los últimos días, me encuentro opiniones a favor o en contra del Nobel de Literatura a Bob Dylan. Dylan permanece callado mientras unos defienden el premio y otros lo atacan comparándolo al recibido por Al Gore o Barak Obama. Uno se pregunta qué hemos hecho con esta cárcel que habitamos y llamamos sociedad.
Mientras la calle canta sus urgencias, sus necesidades, que el mundo es feo y algunos lo hacen sucio…espero a que el bardo del Nobel cante denunciando que hay que limpiar toda esa suciedad y arreglar todos los desperfectos. Hoy seguimos necesitando los versos susurrados con la voz nasal de Dylan, sus diluvios de versos para depurar esta sociedad en ruinas, su voz de cristal quebrado y sus versos de borrasca azul y breve que narran historias que bien pudieran ser las nuestras, la mía, la tuya, …
Así que a Bob Dylan le han otorgado el Nobel de Literatura, un poeta del rock que lleva desde 1963 contándonos que los tiempos están cambiando, que las guerras no arreglan nada, denunciando con sus letras las miserias de los gobernantes de este mundo y de la propia sociedad, pero le han llovido en las redes sociales un aguacero de reproches y envidias, quejándose de a dónde vamos a llegar, cualquier cosa ya es literatura, dónde quedaron los grandes autores a quienes nadie lee salvo cuando les dan el Nobel…
Hace años que su candidatura ha estado dando vueltas sobre si un músico merece este galardón. De merecerlo no es por su libro “Tarántula”, en cambio su autobiografía ya concilió más opiniones a su favor. La Academia sueca ha valorado el contenido de sus cerca de medio millar de canciones, muchas de ellas de trascendencia social, que ha servido para valorar sus críticas en pro de hacer este mundo más justo.
“The times they are a-changin”, una canción de 1964 que ha retratado como pocos los cambios que la sociedad experimentaba a principios de los 60, convirtiéndose en un himno que no quería enfrentar a su generación con sus mayores y que Dylan lo contaba así:
«Venid padres y madres
alrededor de la tierra
y no critiquéis
lo que no podéis entender,
vuestros hijos e hijas
están fuera de vuestro control
vuestro viejo camino
está carcomido,
por favor, dejad paso al nuevo
si no podéis echar una mano
porque los tiempos están cambiando».
Dylan extrajo de un texto de 15 páginas una canción como “Like a Rolling Stone”, la canción más icónica del rock habla de la pérdida de la inocencia y el descubrimiento de la crudeza de la vida por parte de una mujer previamente poderosa y a la que le ha llegado la hora de la decadencia.
El trovador de las tierras del norte sigue dando que hablar, antes con sus cambios de religión y ahora con el Nobel de Literatura, pero siempre permanece lo más importante: sus canciones, que son poesía y ponen al Nobel en contacto con la realidad.
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