No sé si saben ustedes lo que son las parejas Dinks, el palabro sajón para denominar al “nuevo” modelo familiar constituido por parejas con dos salarios que, o bien no tienen hijos o bien estos se han independizado ya. Parejas que, generalmente, se caracterizan por un poder adquisitivo medio-alto y con tiempo para el ocio. En el idioma de Chaplin: “Dual Income. No Kids”. Son datos del informe elaborado por ‘Habits, big data’, desarrollado por AIS Group. Los 2,8 millones de hogares de este tipo en España —según sus datos—, los conforman principalmente parejas de entre 35 y 65 años y se encuentran proporcionalmente más en Cáceres, Huesca, León, Tarragona, Cuenca, Teruel y Badajoz.
Quizá sospechen ustedes que el afloramiento y publicitación de este nuevo modelo familiar por los “mass media”, es una estrategia de “marketing” para marcar un “target” (habrá que decirlo en inglés para parecer “cool”) comercial. El “money, money money” de Abba suena de fondo, mientras algunos se frotan las manos. Y es que a estas alturas, a uno ya no se la dan con “cheese”.
Lo que más se me indigesta de esta nueva sacralización del egoísmo capitalista no son los neologismos, ni siquiera el esfuerzo por el análisis de lo que supone este hecho y su aura de progresía, pijez e ingeniería social. Lo que realmente se me atraganta es la pérfida unión de los dobles ingresos con la expresión SIN hijos. Familias Dinks, o lo que viene a ser: más pasta para tu bolsillo puesto que no hay niños. Un modelo familiar “new age” para una España que encabeza lo que es ya una peonza demográfica, a punto de colapsar, salvo el chute inmigratorio que aún la mantiene en pie.
Y qué queréis que pensemos los que, aunque tenemos dos ingresos, tenemos familias numerosas, como la del que escribe, con cuatro hijos, y que llevamos a la espalda el sacarlos adelante y que reciban, aparte de su bienestar físico y una buena educación, algo de lo mejor que tenemos: nuestro tiempo. Y encima soñamos con la alegría de tener nietos y que la vida siga rodando.
Creo que voy a ponerme cómodo y poner una r a los “dinks” para tomarme unos “drinks”, eso sí, sin alcohol, con mis hijos y echarme unas risas.
Juan Manuel Martínez
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