Gracias al artículo de Pepe López, El cuento del maltratador, he sabido de la polémica que se ha originado a raíz de unos premios que otorga la concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Valencia. Se trata de la VIII Edición de los Premios Beatriu Civera. Resulta que se ha conocido que el premiado es el diputado de Vox, Carlos Flores, y claro, se ha montado el lío. Como es normal en este tipo de premios, los trabajos se presentan con pseudónimos y en hoja aparte, el nombre de su autor. El jurado ha fallado a favor del relato Diez minutos. Después, los miembros de la corporación se enteraron de la identidad del “afortunado”.
En seguida salieron a berrear Compromís y PSOE para pedir que no se le entregue el premio, cuyo acto estaba previsto para el día 1 de octubre. La secretaria de los socialistas valencianos, Diana Morant, también se ha sumado a las críticas. La alcaldesa, María José Catalá, asustada ante los ladridos, ha solicitado un informe a los servicios jurídicos. Los servicios jurídicos aquí no pueden hacer milagros. La base OCTAVA establece que el fallo del jurado es inapelable y se adoptará tras la valoración de los proyectos presentados, elevando al órgano competente la propuesta de concesión de los premios.
Pero vayamos al fondo del asunto. Toda la polémica surge en torno a quién es el ganador. Hace más de veinte años fue condenado por un delito de violencia machista. Entonces tenía otra tipificación. Pero han pasado más de 20 años y los perros y los medios siguen recordando este asunto. Para el diputado el estigma continúa. Sin embargo, tenemos a Bildu en el Congreso de los Diputados y colaborando necesariamente con el Gobierno. El último asesinato de ETA fue en 2010. También son más recientes los hechos del procés, cuyos protagonistas fueron condenados por sentencia del Tribunal Supremo en el 2019. Hace nada. Pero ya se ha encargado el gobierno de indultar y aprobar una Ley de amnistía para olvidar aquel golpe al Estado Constitucional. Eso es perdonable. Eso está normalizado, pero claro, lo del diputado de Vox es vergonzoso.
La alcaldesa tiene que mantenerse firme y no caer en una posible actuación administrativa “arbitraria”. El Gobierno de Pedro Sánchez no se achicó cuando miles de ciudadanos salieron a las calles en contra de la Ley de amnistía, como tampoco lo hizo cuando más de cinco mil juristas firmaron un manifiesto contra dicha ley. Le resbalaron las protestas y le siguen resbalando. Pero al diputado Carlos Flores se le va a desacreditar toda su vida por un delito que cometió en el año 2002. ¡Seamos serios por favor!
Un análisis bien estructurado y completamente realista.
Da vergüenza comprobar cómo la izquierda actúa bajo patente de corso mientras exigen de los demás lo que ellos no cumplen.
Muchas gracias