Descerebración, posible pandemia en el Gobierno

Pedro Sánchez contagiaría a sus ministros y conseguiría que ya no mientan, sino que cambien de opinión.

En medios informativos absolutamente independientes, lógicamente minoritarios, está cundiendo el rumor de que todo el personal de la Moncloa habría sido atacado por un extraño virus que, al afectar principalmente al cerebro, se ha denominado como ‘virus de descerebración’.  Ha alcanzado a todos los ministros del Gobierno y a otros muchos cargos gubernamentales. Ha trascendido que el primer afectado fue Pedro Sánchez, quien habría contagiado con una agilidad pasmosa a sus ministros, los cuales lo habrían extendido a todos los estamentos de los distintos ministerios. De momento, parece que el único ingresado en la UCI es Patxi López.

Un comité de expertos estaría investigando las virtualidades del virus y creen que se manifestó, por primera vez, cuando Pedro Sánchez, en una entrevista radiofónica, ante la acusación del periodista de que decía muchas mentiras, muy ofendido, el presidente respondió con firmeza, categóricamente, que él no mentía, sino que cambiaba de opinión. Hasta podía haber dicho que cambiar de opinión es de sabios, pero no lo dijo en un ejercicio de humildad impropio de él.

Se teme que no se librará del virus ‘descer’ (abreviatura del nombre del virus) de Sánchez nadie, ni los conserjes de la Moncloa, cuanto menos los de Ferraz. El virus es muy grave; es el virus de la descerebración. Ataca, evidentemente, a la inteligencia y tiene consecuencias borrascosas; vuelve locos al presidente y a todos los ministros, en primer lugar a la portavoz del Gobierno, Isabel (la no Católica), Rodríguez de apellido, el mismo apellido que lleva Ángela (alias Pam), la secretaria de Estado de Igualdad, ‘igualmente’ contagiada, lo mismo que su jefa inmediata, Irene Montero. Viene a cuento traer aquí el nombre de Irene, ministra en funciones y pareja de Pablo Iglesias, al que debe el cargo tras el abrazo entre él y Pedro, quien poco antes había prometido que nunca se aliaría con él porque no podría dormir. ¿Mintió? Fue su primer cambio de opinión.

La portavoz del Gobierno y de Sánchez, Isabel Rodríguez, se presenta en las ruedas de prensa con un aire desafiante; con una estudiada prepotencia; con una seguridad ficticia que, a veces, intenta nimbar de verdad las más groseras mentiras. La tergiversación de las palabras de Aznar sobre el intento de Sánchez y su Gobierno de legislar la amnistía para Puigdemont (y otros golpistas que ya no son ni secesionistas y han quedado en simples malversadores del montón) es de juzgado de guardia. Tampoco es anticonstitucional convocar manifestaciones como va a hacer el PP y critica a la vicepresidenta Yolanda Diaz, la que ha viajado a Bruselas para arrodillarse ante Puigdemont, muy sonriente, eso sí, acaso fruto del contagio con el virus ‘descer’.

Esta pandemia de la descerebración es grave. No tengo más remedio que insistir en lo que dijeron Pedro Sánchez y sus ministros antes de las elecciones del 23J:

Pedro Sánchez: “Me comprometo a traer a Puigdemont a España y que rinda cuentas ante la Justicia” (4 de noviembre de 2018). En otra ocasión más cercana: “Este Gobierno no va a aceptar la amnistía”.

Grande Marlaska: “La amnistía no está reconocida en nuestro ordenamiento jurídico”.

María Jesús Montero, ministra de Hacienda: “Los indultos son constitucionales, el referéndum no, ni tampoco la amnistía”. 

Miquel Iceta: “Con nosotros, siempre la ley en todo el territorio… España no corre peligro… No va a haber amnistía”.

Ahora, contagiados del virus ‘descer’, nos dicen que no mintieron, sino que han cambiado de opinión.

Posdata

Tras las bofetadas a Sánchez por parte de Felipe González, Alfonso Guerra, Almunia, Leguina, Redondo Terreros y otros, han llegado las del presidente de Castilla-La Mancha, García-Page recordando que el PSOE acudió a las elecciones del 23J diciendo que la amnistía era inconstitucional: “Desde el presidente del Gobierno hasta todo el Ejecutivo en pleno, todos los ministros se han hartado de decir que no cabía en la Constitución y era la contestación que se le daba permanentemente a Esquerra Republicana. Por tanto, que lo que no cabía en la Constitución quepa de un día para otro, esto, de entrada, como comprenderán, es enormemente grave”. Y añade: “Lo último que he escuchado al presidente del Gobierno al hablar de amnistía es que no cabía en la Constitución. Todavía no le he escuchado otra cosa y esperaré a escucharle para poder valorar”.

Siempre se manifiesta Page con sensatez aparente. Y digo ‘aparente’ porque luego, tras criticar muchas leyes y decretos de Sánchez, ha votado siempre a favor en el Congreso de los Diputados, junto con sus señorías de Castilla-La Mancha. Es un falso moderado, porque tira la piedra y esconde la mano, con la que luego aprieta el botón de apoyo a Sánchez. No es un descerebrado de pandemia, pero le puede el virus ‘descer’ al votar junto con sus compañeros manchegos todo lo que manda el jefe. Ni él, ni los suyos tienen nada de Quijotes.