Algo así le sucedió ayer domingo al Hércules en la Nueva Condomina de Murcia. La crónica murciana a poco se convierte en crónica marciana, al tener que pellizcarse para creer que era cierto y real lo que nos estaba pasando. Se nos había escapado el triunfo en un instante, los tres puntos habían quedado en uno sólo. Y lo más aberrante, en el último minuto, del último minuto del tiempo de descuento. Allá por el cien se llegó a alargar la contienda. Aberrante; apenas un lance y todo hubiera sido felicidad, pero ese instante nos sacó del cielo y si no nos llevó al infierno, sí nos dejó una sensación de limbo. Y encima de penalti.
Real Murcia y Hércules firmaron un empate a uno en el flamante estadio murciano, en un partido tenso, duro, bronco y a cara de perro en ocasiones, donde el Hércules se adelantó y fue por encima en el marcador durante todo el tiempo, e incluso tras el primero pudo hacer un segundo de penalti que desbarató el portero local, eso sí moviéndose y adelantándose de forma ostensible antes del lanzamiento.
Reparto de puntos, empate quizá firmado previamente, pero que después dejó mal sabor de boca, porque el triunfo ya estaba en el zurrón. Pero hasta que el árbitro lo decreta no llega el final. Como del amor al odio, también del éxtasis a la pasión va un suspiro.
Real Murcia 1 – Hércules 1
Esta categoría tiene estas cosas, tan pronto se juega en una ciudad deportiva, como en una instalación vieja, cochambrosa y de césped artificial, que de pronto encontramos un estadio mundialista o de Primera División, como es el caso de ayer. Es lo que pasa cuando algunos clubes históricos vienen a menos.

Era la jornada veintinueve, del Grupo V de Segunda de la RFEF. El partido entre murcianos y alicantinos fue declarado por la autoridad de “Alto Riesgo”, casi mil personas se desplazaron desde Alicante, de diversos modos. El colectivo con entrada de visitante fue ubicado en un lateral del fondo norte. Reminiscencias de otros tiempos y ambiente de grandes citas. Interesa quedar cuanto más alto mejor en la clasificación, eso otorgará ventaja en los emparejamientos del sorteo de Play-Off.



Tarde soleada, con 18 grados centígrados de temperatura y molestas rachas de aire. En los prolegómenos se homenajeó al exjugador de Murcia y Hércules, Horacio Moyano. El suramericano vistió ambas camisetas allá por la década de los ochenta del pasado siglo. El encuentro lo arbitró el madrileño Rodríguez Recio, de veintiséis años. Ni nos gustó en San Javier frente al Mar Menor, ni nos gustó ayer. Reparte errores por doquier y a nadie deja satisfecho.
En el plano técnico, afrontó el partido Sergio Mora, sin el del todo recuperado Pedro Sánchez, con quién volvió a jugar al despiste y ausencia de Bikoro y Raúl Ruiz, ambos por sanción. Ambos pueden volver ya la próxima jornada. Idéntica alineación a la de la semana anterior con la entrada de Galán en la izquierda que dejó paso a Nico en la banda derecha.

Quizá tan estupendas y de cara se le pusieron las cosas al Hércules en los primeros minutos que, al alterarse el guion en positivo, Mora optó por ser todavía más conservador y guardar el botín de forma ultraconservadora. Un contragolpe en el minuto cuatro hace que Pau Miguélez transforme de disparo potente el pase que le había servido Borja Galán. Cero a uno.
Pillaron al Murcia en frío, pero no quedó ahí la cosa porque tres minutos después, y a instancias de su juez de línea, el árbitro pita penalti un derribo en el área sobre Nico Espinosa. Chutó Borja Galán, al no estar ni Pedro ni Aketxe, y falló. El portero Serna le adivinó la intención y se lanzó a su derecha; cierto es que se hubiera tenido que repetir, el portero se mueve, se adelanta, y está varios pasos fuera de portería cuando el centrocampista del Hércules golpea el balón. En siete minutos podíamos haber ido ganando de dos, pero fue sólo uno y para el Murcia no suponía empresa imposible. A partir de ahí el Murcia se hizo dueño del partido y del centro del campo, pero no del todo señor; el Hércules se defendía con orden, no sufría en exceso y sí es verdad que el Murcia dominaba lo hacía como a ráfagas, como a trompicones sin escuadra y cartabón. Más corazón que cabeza. El mayor sufrimiento y pasión estaba reservado para la segunda parte.
Abordó la segunda parte el preparador murciano con dos sustituciones de entrada. Y la cosa pronto empezó a tener otro aire. Tras comenzar un disparo a bocajarro y magníficamente en un alarde de reflejos, Adri detiene bajo palos. Algo parecido haría en el setenta y nueve cuando salvó otro gol que ya se cantaba. En medio de todo eso llegaron los numerosos cambios que ayer hizo Sergio Mora, algunos en pareja o modo doblete. Reapareció Tano en el centro de la defensa, y se desplazó Diego Jiménez al lateral. Así se creyó oportuno al llevar José Manuel una amarilla y peligrar su continuidad en el campo. Dominio del Murcia y faltas y más faltas muy cercanas al borde del área. A los de Alicante se nos encogía el corazón y los murcianos se venían arriba. El Hércules conservaba el botín y lo porfiaba todo a defender y aprovechar algo si sonaba la flauta. En el ochenta y siete se pide penalti a favor del Murcia, pero quizá el delantero exageró la caída al notar el contacto. Y entonces sonó la flauta, pero desafinada. Elliot Gómez por la banda izquierda, con su pierna buena remata buscando ángulo, pero no lo encuentra y además Serna desvía. Tiempo de descuento; maldito tiempo de descuento y todo lo que pasó en siete minutos, que se fueron a diez. Herida en la mano para Chuli, herida sangrante en la cabeza para César Moreno, que se incorpora tras el vendaje y cambio de camiseta. Y entonces balón colgado al área, un jugador murciano que desequilibra a Carlos David en el salto, éste despeja como puede, eleva la mano y toca la pelota, o le da, o le roza, o le rebota, o qué más da. Al fin y a la postre, penalti. Sobre el minuto cien, lo chuta y realiza Andrés Carrasco. Era el empate a uno. Creo que ni se sacó de centro; el madrileño Rodríguez Recio pitó el final. DEL ÉXTASIS A LA PASIÓN. En las gradas se celebró como si hubieran ganado una final. Quizá la ansiedad acumulada a lo largo del encuentro. Con mucho empuje y casta al final lo consiguieron. La exquisitez quedará para otra vez. A la afición herculana le dolió en gran medida. El Hércules sigue estando por delante del Murcia, a un punto, como antes del choque. Tercero es Hércules y Murcia es cuarto.
Sala de prensa
Como visitante en el día de ayer, primero compareció Sergio Mora. Calificó el partido como de equipo con un esfuerzo considerable. Lamentó el penalti fallado que hubiera colocado el cero a dos en el marcador, así como también el nuestro a última hora. Valoró el choque de tensión, riesgo y emociones, propio de una categoría superior. Dijo que no daba por bueno el empate teniendo en cuenta cómo se había producido y que se iba con mal sabor de boca. Sobre el Murcia apuntó que es un buen conjunto y que llega muy bien de forma a los Play-Off. Tuvo un buen detalle al ensalzar a los casi mil aficionados que se desplazaron a Murcia.

El entrenador local Mario Simón entró a la sala de prensa aliviado, ese gol y ese penalti le daban un respiro. Dijo que no entraron bien al partido, y que el mismo fue complicado. Abiertamente señaló que el Hércules no quiso jugar ni crear y vino más bien a romper, defender y cerrarse. Al insistirle sobre ese tema después reculó un tanto.
Dijo: “Lo que pasa es que el Hércules deja pocos espacios y defiende muy bien”.
Se quejó del poco tiempo efectivo de juego que había habido y valoró el premio que habían obtenido en base a su esfuerzo y no bajar los brazos. Tuvo recordatorio para el penalti que le pitaron al Hércules a favor, lo calificó como de “Penaltito”. Quizá habría que recordarle que el que le pitan a su favor tampoco es lo más clamoroso del mundo.

¡Ojo! Porque venció el Intercity pero perdió La Nucía frente al Águilas. Ya no hay empate, le saca tres, 59 y 56 puntos respectivamente. El Hércules es tercero con 49, Murcia 48 y Mar Menor 45.
El Hércules vuelve a jugar este domingo en casa, pero no será por la tarde. Nos visita el Melilla, y frente a equipos de fuera de la península los enfrentamientos suelen ser a mediodía. Doce del mediodía en el Rico Pérez.
Por cierto, ayer se dio una curiosa circunstancia. En la nueva Condomina había más de ocho mil personas. Esto en Segunda RFEF. El UCAM Murcia que juega en el centro de Murcia, en la antigua Condomina no alcanza algo así ni de lejos, y está en Primera RFEF, una categoría por encima. Recuerden aquello que tanto hemos tratado y analizado, lo de tener o no tener masa social. De seguir así se podría dar el caso que para la próxima temporada ascienda Intercity y Hércules. ¡Ojalá!
Pero podría pasar que ascendiera Intercity y no el Hércules. Entonces aún estando una categoría por encima, se puede dar un esperpento como el de ayer en Murcia; los que están por debajo concentran a ocho mil personas y los que están por encima ni dos mil. Es complejo, es una mezcla de deporte, fútbol, sociedad, rivalidad, emociones, pueblos, caracteres, historia e idiosincrasia.
NOS LO TENDREMOS QUE HACER MIRAR.
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