Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

De prostitutas y ‘casa de putas’: presente y futuro de España

"Burdel", cuadro de Joachim Beuckelaer (1562) actualmente en el Museo Walters de Baltimore (Fuente: Wikimedia).
Diccionario de la RAE: “Casa de putas, coloquialmente, lugar de gran desorden”. Diccionario de María Moliner: “lugar donde cada uno hace lo que quiere, sin respetar ninguna norma”.

Lo primero y principal, por decencia intelectual y moral, tengo que proclamar mi más profundo respeto a las prostitutas. Como ciudadano de a pie, como uno más de la comunidad local, provincial, nacional e internacional denuncio que la prostitución es la consecuencia de un mundo injusto que se ceba especialmente con un colectivo de mujeres, cada una de las cuales tiene una historia de humillaciones y abusos en el seno de una sociedad que, desde hace siglos, ha sido, además de injusta, muy machista. En esas estamos todavía.

Y como soy católico, tengo que añadir que la lucha por la liberación de las mujeres condenadas a ejercer la prostitución ha tenido y tiene ejemplares comportamientos de unas organizaciones religiosas que lucharon y luchan por salvar de las mafias, de las garras de la injusticia social, a muchísimas mujeres, mientras los gobernantes de las diferentes formaciones políticas jamás movieron un dedo por recuperar la dignidad social de las meretrices, sólo la social, porque la dignidad humana siempre la tuvieron, la tienen y la tendrán.

También, ahora como cristiano, tengo que recordar el pasaje evangélico en que los fariseos llevaron ante Jesucristo a una mujer adúltera para lapidarla y Él les dijo que el que estuviera libre de pecado lanzara la primera piedra. Se agachó y con un dedo empezó a escribir sobre la tierra. Levantó luego la cabeza y no quedaba ni un sólo fariseo.

—¿Nadie te acusa, mujer?
—Nadie, Señor.
—Yo tampoco. Vete y no peques más.

Pero hay otro pasaje mucho más ilustrativo de amor del Dios hecho hombre. Estaban acosando a Jesucristo los príncipes de los sacerdotes judíos y los ancianos del pueblo tras haber expulsado del templo de Jerusalén a cambistas usureros y a vendedores de palomas “que habéis convertido la casa de oración en cueva de ladrones”. Curó a continuación a ciegos y cojos que le seguían. Le reprocharon aquellos su conducta y planificaron detenerle y juzgarle para darle muerte. Él les dijo:

“En verdad os digo que los recaudadores de impuestos y las prostitutas entrarán en el reino de Dios antes que vosotros. Porque vino Juan (el Bautista) a vosotros por el camino de la justicia y no habéis creído en él, mientras que los publicanos y las meretrices creyeron en él. Pero vosotros, aún viendo esto, no os habéis arrepentido creyendo en él”.

También Jesús salvó de la prostitución a María Magdalena, la cual, con otro grupo de mujeres santas y santificadas, fueron seguidoras de Él y algunas estuvieron al pie de la Cruz acompañando a la Virgen María.

Jesús con la adúltera, pintado por Guercino en 1621. Galería Dulwich (Inglaterra) (Fuente: Wikimedia).

Cuando yo hablo, en el título de este artículo, de que este país va camino de convertirse en una ‘casa de putas’ no me refiero a ‘casa de lenocinio o prostíbulo’, sino a esa expresión popular y coloquial que recogen tanto el Diccionario de la RAE, como el de María Moliner. Coloquialmente cuando decimos que un club, un organismo, una federación de fútbol o cualquier otro colectivo es una ‘casa de putas’, queremos resaltar que es “un lugar de gran desorden” o “un lugar donde cada uno hace lo que quiere, sin respetar ninguna norma”.

Mal estaría que todos los españolitos nos estuviéramos saltando las leyes todos los días. Pero lo que resulta inaceptable es que desde el Gobierno de la nación, que debería ser ejemplo para todos, se estén destrozando las normas, sobre todo las constitucionales y encima nos quieran vender amnistía para unos delincuentes, disfrazada de concordia y convivencia, cuando al mismo tiempo ellos aseguran que volverán a atentar contra la unidad de España. Pues como que a los españolitos nos toman por subnormales.

Los sapos que nos quieren hacer tragar son tan grandes que no hay quien los pueda engullir fuera de los ministros de Sánchez y un grupito de juristas de quinto o sexto escalón, juristas de medio pelo, absolutamente politizados, que andan buscando cómo hacer una ley de amnistía a la que le cambian el nombre por ley de la concordia y la convivencia para separatistas catalanes y vascos que no las quieren y siguen exigiendo la independencia y de paso exigen llevarse millones y millones en detrimento del resto de españoles. España no traga la última gran mentira, como no tragan los mejores juristas nacionales e internacionales, de algunos de los cuales les dí testimonio en el artículo anterior.

Este terremoto contra la legalidad es tan potente que va a causar millones de víctimas. Pero los causantes del magnicidio telúrico contra la Constitución y contra la división de poderes en ella reconocida se quieren ir de rositas. La catástrofe se masca. Viene una tragedia nacional. Hacen falta psicólogos y psiquiatras preventivos para Pedro Sánchez y sus ministros. Prevención, por favor. Luego será tarde. Petronio se cortaría las venas antes que ver a Sánchez coronado presidente y pronunciando, en la tribuna del Congreso, un discurso de bienvenida a Puigdemont, mientras Bolaños toca la lira.

Rodríguez Ibarra. Fotografía de Elromes (Fuente: Wikimedia).

No sólo Felipe González y Alfonso Guerra, Leguina, Corcuera, Redondo, García-Page, Lombán. El expresidente socialista de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ha gritado, con todas sus fuerzas, que “violar la Constitución con una ley de amnistía es violar a cuarenta millones de españoles”.

Posdata

PEDRO puede ciscarse en el Tribunal Supremo. Si anula la sentencia del Supremo y la nueva ley elimina el delito por el que fueron condenados los que proclamaron la república catalana por unos minutos, se acusa al alto tribunal de haber juzgado un delito inexistente, algo más propio de una dictadura, dictadura también de Rajoy y el propio Sánchez (sí, el Sánchez que ahora cambia de opinión) al aplicar el artículo 155 de la Constitución. ¿Nos estamos volviendo locos? Si nos cargamos el juicio ejemplarmente transparente, televisado al mundo entero y elogiado internacionalmente, nos cargamos, nos cargamos el Estado de Derecho. Como ha dicho un pensador: “la amnistía no es la solución; la amnistía sería (es) el problema”. Termino invitando a los lectores a rezar por nuestra nación; para que Pedro Sánchez no convierta a España en lo que coloquialmente se conoce como una ‘casa de putas’.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

2 Comments

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  • Genial tu juego de imaginación, Don Ramón Gómez Carrión, con la expresión ‘casa de putas’ donde quienes carecen de vergüenza y ética del desgobierno actual pretende repetir el hago lo que me da la real gana… Pero comenten un gravísimo error pues enfrente se topan con magistrados y jueces de a pie, sin politizar, y con fiscales que les pondrán donde merecen… Y que verdad la imagen del atlatere Bolaños desafiando a todas horas con la lira…
    Yo quiero votar otra vez…
    O sólo ejerceré mi derecho a votar cuando interese al político mezquino de turno…
    Gracias, maestro, por tu aportación que azuza a la reflexión…