Yo no escribo poesía. Podría, seguramente, porque, dicen, todos llevamos un poeta dentro. A mí me gustaría llevar dentro a Emily Dickinson. A veces me paro a mirar, frente a un folio en blanco, como si se tratara de un espejo y, por más que busco, no la encuentro. Entonces pienso que por eso yo no escribo poesía. Mi madre dice «Si hicieras todo lo que eres capaz de hacer…» y ahí quedan en el aire suspendidas sus palabras, a medio camino entre la alabanza y la amonestación. Y, a mí, lo que me mata son esos puntos suspensivos, cabe tanto en ellos que sería imposible alcanzarlo. Por eso yo no escribo poesía.
Por eso, y por aquellos cuarenta gomeles y el capitán que los manda, corriendo por la vega fértil de mi infancia, a las puertas de Granada. Y no sólo por ellos sino, sobre todo, por ella, por aquella mujer que entre sus brazos lloraba (1). Y porque llueven tus ojos palomas somnolientas de ceniza / que hieren lentamente el silencio de este ciervo de música / que tengo entre los brazos. Por eso no escribo poesía (2). Porque llevo el alma pegada a los cristales de mis ojos. / Con una sed de cielo renace mi sonrisa (3). Y porque qué distinto el amor es junto al mar, qué distinto siempre el amor (4). Y, aunque de verdad lo intento, no escribo poesía porque también yo quisiera ser palabra desnuda (5). Y porque en mis ojos se agolpa repentina la luz. Como si tú, de pronto, volvieras a la vida. Como si la luz, repentina, pudiera, de pronto, devolvernos la vida de los que ya no están (6). Por eso no escribo poesía. Y porque quiero saber quiero saber de ti / quiero saber de mí / quiero conocer la ciencia del amor mismo (7). Conocer la ciencia del amor ¡ay! Por eso no escribo poesía.
Aunque a veces, solo a veces, por darle gusto a mi madre, me enfrento a Emily, cara a cara sobre el folio en blanco, y le susurro, para que quede solo entre nosotras, que no hay piel, ni mapa, ni verso / que alcance a esconder la ruina / que te asedia (8). Ella me devuelve su mirada confiada, sonríe, recoge sus cuadernos, los sobres y las cartas, todos y cada uno de los papeles que, generosamente, ha desplegado ante mí para mostrarme su trabajo y convencerme de que por la poesía no hay asedio que no valga la pena intentar vencer. Y, mientras se aleja, mira fugazmente la estancia y dirige la vista hasta dejarla reposando sobre ese rincón de mar que entra por mi ventana, y dice que la vida es el secreto más delicado. / Mientras ella dure, nuestro deber es susurrar (9).
Emily tiene razón. Porque ¿qué es escribir poesía sino susurrar?

Celebrando el Día Mundial de la Poesía 2023 bajo el lema «Sé siempre un poeta, incluso en prosa».
«Como forma de expresión íntima que permite abrirse a los demás, la poesía enriquece el diálogo que cataliza todo progreso humano y es más necesaria que nunca en tiempos turbulentos.»
Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO
Notas
- (1) «Oriental», José Zorrilla, Las mil mejores poesías de la lengua castellana, Ediciones Ibéricas, ca. 1959.
- (2) [Llueven tus ojos…], José Luis Hidalgo, Raíz, 1944. Nueva edición Raíz (1944-1947) Antología poética, Huerga y Fierro Editores, 2018.
- (3) [Llevo el alma…], Margarita Ferreras, Pez en la tierra, 1932. Nueva edición Pez en la tierra, Torremozas, 2016.
- (4) «Sin adiós», Claudio Rodríguez, Desde mis poemas, Cátedra, 1999.
- (5) «El fruto redondo», Ángela Figuera Aymerich, Ser palabra desnuda, Sabina Editorial, 2017.
- (6) [En mis ojos se agolpa…], José Ángel Valente, No amanece el cantor, Tusquets, 1992.
- (7) «El amante pide a su amado reconocimiento», Blanca Andreu, Los archivos griegos, Fundación José Manuel Lara, 2010.
- (8) Voces nuevas (XXIX Selección), Torremozas, 2016.
- (9) Preferiría ser amada, Emily Dickinson, Nórdica, 2018.
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Me apetece, querida Cristina, tras tu hermoso artículo, copiar para decir, aunque suene un poco cursi, ‘poesía eres tú’. Un abrazo.
Querido Ramon, gracias por tus palabras siempre tan bonitas. Ya querría yo ser poesía, qué contenta se pondría mi madre😉 gracias, un abrazo
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Magnifico articulo, Cristina. En sí es un poema, al uso de los poemas que se escriben sobre el recuerdo de unos versos. Ya sabes.
«…¿Y la memoria?
Un punto y aparte que grita
bajo el árido acontecer de la pena,
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando. (1)
¡Adelante, poeta!
(1) «Autopsia» de «Llegar a ti» (mi ultimo poemario).
Muchas gracias por tus palabras, Francisco. Siempre poesía, siempre poeta, sin duda. Aun en prosa. Un abrazo
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