Libro: Camino de perfección
Autora: Teresa de Jesús
Edición de María Jesús Mancho Duque.
Editorial: Austral. Humanidades, primera edición Austral, 1997
Segunda impresión en la presentación actual, julio de 2022. Espasa libros, SL

Impresiona. No puede ser otra cosa. Una mujer. Española. Tenaz. Gran Escritora. Campeona de Castilla y de España entera. No puede entenderse sin ella a la mujer escritora. Ni en España, ni en sus afueras. Poco importa que vistiera hábito monacal. Una mujer de la que se ha dicho que “A la luz de la vela, en la silenciosa celda, disputó a la fatiga del día la mayor parte de aquellas horas que podía emplear con el papel y la pluma. Escribía de mala gana o a vuela pluma; pero una vez en marcha, era tanta la fuerza con que la inspiración la dominaba, que hubiera querido tener muchas manos para escribir” (Ludwig Pfandl). Y una mujer que alcanzó, en el seno de la Iglesia Católica, las más altas cotas: beatificada en 1614 por Paulo V; canonizada en 1622 por Gregorio XV; y proclamada Doctora de la Iglesia Católica en 1970, en el Pontificado de Pablo VI.
El propio Papa Pablo VI, antes de nombrarla Doctora de la Iglesia, en el Breve de 18 de septiembre de 1965, dictado en Roma, nombró y declaró a la virgen Teresa de Jesús, patrona principal de los escritores españoles.
“Paulo Papa VI Para eterna memoria. Lumbrera de España y de toda la Iglesia se llama justamente a Santa Teresa de Jesús, no sólo por haber coronado las cumbres de la santidad y fecundísima de espíritu, haber sido madre de los carmelitas, varones y mujeres, que practican la regla primitiva de la Orden, sino porque además escribió diversos libros llenos de admirable sabiduría. Todavía hoy, con estas obras y con el fulgor no-atenuantes de su vida, continúa siendo aventajadísima Maestra. Con oportuno acuerdo los escritores españoles han manifestado el deseo de acogerse a su patrocinio. Y así los señores Cardenales, Arzobispos y Obispos, Ministros y miembros de las reales academias, rectores de universidades, directores de Ateneos, sociedades y entidades literarias, recordando el IV Centenario de la Reforma Teresiana, nos han suplicado que nombremos patrona de los escritores españoles a esta ilustrísima Virgen. Para que aquellos en quienes recae la mayor responsabilidad de los libros y revistas tengan a quien volver los ojos en tan importante tarea y encontrar refugio donde ampararse, Nos accedemos gustosamente a este ruego. Así pues, oído el parecer de la Sagrada Congregación de Ritos, tras conocimiento cierto y madura deliberación, en la plenitud de nuestra Autoridad Apostólica, en vigor por este Breve y de una vez para siempre nombramos y declaramos a la virgen SANTA TERESA DE JESÚS PATRONA PRINCIPAL DE LOS ESCRITORES ESPAÑOLES, con todos los honores y privilegios litúrgicos que corresponden a los patronos principales de organizaciones y asociaciones. Sin que obste nada en contrario. Dado en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el 18 de septiembre del año 1965, tercero de nuestro Pontificado. Card. H.I. Cocognani. Secretario de Estado. Hay un sello: Paulus Pp. VI“
Y nuestra santa andariega, reformadora y fundadora, y pluma excelsa, caminó largo y tendido por los caminos del Señor de aquella vieja España, dejando una siembra imperecedera.

Teresa de Cepeda y Ahumada, Teresa de Jesús, nació en Ávila, en 1515 y murió en Alba de Tormes en 1582. Hija de una noble familia castellana y de unos padres nobles y piadosos, heredó de su madre el gusto por la lectura de los libros de vidas de santos y libros de caballerías. Muy querida por sus ocho hermanos, de niña como de mayor, Teresa fue singularmente agraciada, ingeniosa, discreta, alegre y vehemente y, ya con poca edad, salía con su hermano Rodrigo a jugar a levantar ermitas y conventos en el jardín de su casa solariega. A la edad de diecinueve años, impulsada por su vocación religiosa, ingresó como novicia en un convento de Carmelitas de la Encarnación, tomando el hábito carmelita el 2 de noviembre de 1536, y un año y día después profesó. Allí, hizo una vida de ejemplar austeridad, llegando al éxtasis durante el cual creía ver a su “Divino Esposo”.
En 1562, se propuso reformar la Orden y, seguida de unas cuantas compañeras, fundó en Ávila el nuevo convento de San José, de monjas descalzas. Consiguió, a través del conde de Tendilla, que don Felipe II se interesase por la obra teresiana y consiguiera del papa la organización de los carmelitas descalzos como provincia independiente, con lo cual quedo asegurada la obra teresiana. Fue su gran colaborador fray Juan de la Cruz, y pasó su vida recorriendo caminos y fundando austeros conventos de carmelitas descalzas: Medina del Campo (1567), Malagón (1568), Valladolid (1568), Toledo (1569), Pastrana (1569), Salamanca (1570), Alba de Tormes (1571), Segovia (1574), Beas (1575), Sevilla (1575), Caravaca (1576), Villanueva de la Jara (1580), Soria (1581), Burgos (1582) y, no pudiendo fundar el de Granada, en este último año, delegó la empresa en la venerable Ana de Jesús y en el futuro San Juan de la Cruz.

No se conformó con las fundaciones de carmelitas descalzas sino que, con la ayuda de Juan de la Cruz y de Jerónimo Gracián, fundó los conventos de carmelitas reformados de Duruelo, Pastrana, Alcalá de Henares, La Roda, Granada, La Peñuela, Sevilla, Almodóvar del Campo, El Calvario, Baeza, Valladolid, Salamanca y Lisboa.
Agotada y muy enferma salió de Burgos el 26 de julio de 1582, llegando a Alba de Tormes el 20 de septiembre, muriendo el día 4 de octubre. Sus restos reposan en Ávila.
Dice Federico Carlos Sainz de Robles que “Durante muchos años se creyó que Santa Teresa había sido una monja de muy pocas lecturas, acaso porque el vértigo de su vida como fundadora no la había dejado tiempo para leer con sosiego y asimilar bien cuanto leía. Muy al contrario, hoy se sabe, sin duda alguna, que leyó mucho y bien y que supo seleccionar sus lecturas como espíritu de excepción que era”. Luego nos enumerará Don Federico Carlos la serie de lecturas de la santa de Ávila, desde el Antiguo y el Nuevo Testamento, a San Jerónimo, San Agustín, San Gregorio Magno, fray Antonio de Guevara, fray Luis de Granada y el Padre fray Pedro de Alcántara, entre otros.

Eminente escritora, la obra de Teresa de Jesús puede quedar dividida en dos grupos: libros autobiográficos, Libro de su Vida, Libro de las Fundaciones, Libro de las Relaciones y Cartas; y libros puramente ascéticos y místicos como, Camino de Perfección, Castillo Interior, Las Moradas, y otros escritos inferiores.
Hemos elegido como pórtico de su obra literaria Camino de Perfección, obra compuesta hacia 1565, a petición expresa del dominico fray Domingo Báñez. Es un libro destinado a las monjas del convento de San José de Ávila, primera fundación de santa Teresa, y su objeto es la reconquista espiritual del alma mediante la oración y la acción. Una primea parte, serán consejos ascéticos y una segunda parte, serán de vida mística. Dice en el capítulo 4 que “la primera regla nuestra [es] que oremos sin cesar y, en el capítulo 27, nos explicará las primeras palabras del Paternóster: “Padre nuestro que estas en los cielos”.
Y serán múltiples consejos los que llenarán este libro, escrito por la santa de Ávila con sencillez y llaneza, como dijera Juan de Valdés, “escribir como hablo”, o más allá, como expresara Menéndez Pidal, que “Santa Teresa propiamente ya no escribe, sino que habla por escrito”. Y nos dirá María Jesús Mancho Duque en su luminoso y estudiado análisis introductorio de la edición del libro que comentamos: “Estas afirmaciones fueron conformando la figura de una escritora artista ‘a pesar suyo’, la cual, decidida a apartarse del mundo, desclasa su lenguaje y adopta un habla rústica, un ‘estilo ermitaño’, que resulta enormemente atractivo sin pretenderlo”. Atractivo que radica, en palabras de fray Luis de León, “en la forma del decir y en la pureza y facilidad del estilo, y en la gracia y buena compostura de las palabras, y en una elegancia desafectada, que deleita en extremo”.

Pero Teresa de Cepeda no va a quedar solo así. Teresa de Cepeda va a ir de la mano de Juan de Yepes, Juan de la Cruz, y no podrá evitar ser alcanzada por la poesía mística. El culmen, para mí, de la gran poesía espiritual de occidente. José Antonio Sáez, eminente escritor, en el pórtico del ejemplar de la revista literaria Batarro, segunda época números 5-6 enero-agosto 1991, titulada Poetas por el Espíritu, dedicada al cuarto centenario del fallecimiento de la más alta figura de la mística española, San Juan de la Cruz, nos dirá que, “Poetas por el Espíritu viene a convertirse en una clara afirmación de la vida y supone el hermanamiento de cuantos creemos en un futuro de paz para el planeta y los que en él convivan. La poesía viene a ser, de este modo, la ‘Llama de Amor’, que nos convoca, un ejercicio de luz cedida a otras oscuridades que se crecen interiores; porque no hay mayor hermosura ni más espléndido caudal de íntima riqueza que la del ser humano. En este convencimiento hemos conjuntado las voces que recogen este homenaje plural a la libertad, la inteligencia y la capacidad de creación, constructora y de amor que posee el hombre”. Y seguirá el espléndido ejemplar de la revista almeriense una colección de escritos de grandes poetas y escritores y en la que el propio escritor y poeta José Antonio Sáez, en su poema Acceso a Úbeda, escrito en Homenaje a San Juan de la Cruz, nos dirá entre otros versos:
No te detenga siquiera el canto apacible de incitantes sirenas que, en su loco extravío, los sentido anhelan; pues, no lejos, la hermosura aguarda como una virgen sagrado desposorio. Lo que en el tiempo ansiaste con tanto ardor y desmesura, habrás de hallarlo en la luna esplendente de esta Rosa Elegida, solaz para el espíritu. Pues, no en vano, aquí los apetitos doblegados quedaron bajo arcos de luz dorada entre sus pétalos. Aguarda y verás el más dulce secreto desvelado.
Guardo un pequeño librito de apenas 32 páginas. Se titula Poesías de Santa Teresa, y está editado por el “Apostolado Mariano, Recaredo, 44, Sevilla”. Solo son 26 poemas. Versos que se elevan a lo Alto en su sencillez y ternura. Rodeados de su aura mística. Elijo unos versos del numerado como 9, titulado Si el amor que me tenéis:
Si el amor que me tenéis, Dios mío, es como el que os tengo; decidme: ¿en qué me detengo? o Vos, ¿en qué os detenéis? —Alma, ¿qué quieres de Mí ? Dios mío, no más que verte. —¿Y qué temes más de ti? —Lo que más temo es perderte.
Se inicia el año de 2023. Estimados lectores, bajo la pluma inmortal de nuestra patrona de los escritores españoles, os deseo que os sea propicio. Y que vosotros, nuestros, poetas sigáis llenando el mundo con vuestros versos y vuestras rimadas emociones.
Alicante y enero de 2023.
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Julio: otro artículo que es obra literaria que ensalza a una figura excepcional y que es tu patrona y la de todos los que nos atrevemos a juntar letras de la manera más bella que podemos. No todos vamos a ser Teresa de Cepeda o Juan de la Cruz. Pero tratar de intentarlo no creo que sea pecado. Un abrazo.
Gracias Ramon Gomez Carrion
Hoy más que nunca debemos tener presentes a nuestros grandes escritores y Teresa de Jesús es una de nuestras grandes y además nuestra Patrona
Agradezco tus palabras y te mando un fuerte abrazo.
Muy documentado este artículo sobre nuestra gran mística Santa Teresa de Jesús. Una lección de saberes como siempre te caracterizan. Enhorabuena.
Querido Ramon
Gracias por tus palabras. No podía olvidar a nuestra Patrona y gran Santa. Un abrazo
Santa Teresa de Jesús, gran personaje en la historia, digna representante de los escritores españoles y paradigma de santidad (que junto a su querido San Juan de la Cruz fue perseguida por muchos de sus coetáneos religiosos en su lucha interior por acercar su alma a Dios y dar ejemplo de una vida más cercana a Jesucristo transmitiendo ese amor que le empujaba a sus monjas y personas con las que hablaba).
Cuando estuve en Roma y visité la iglesia de Santa Maria de la Victoria me quedé impresionado ante la escultura de Bernini «El extasis de Santa Teresa», por la perfección de la obra del escultor que hace que te llegue el profundo sentimiento de la Santa en el momento del éxtasis.
Enhorabuena, Julio
Querido Juan Antonio. Magnifico comentario el tuyo sobre la Santa Escritora. A veces los españoles nos olvidamos demasiado de nuestros/as grandes escritores. Y tu que eres grande poeta, compartes el sentimiento literario con nuestra egregia Patrona. Un abrazo. Julio.