Libro: Los discursos de Miguel Delibes: Naturaleza, literatura y vida. Edición y prólogo de Ana María Martínez. Ediciones Destino, Colección Imago Mundi. Volumen 353. Editorial Planeta S.A., 2023
Miguel Delibes y sus discursos. Solamente esta conjunción, autor y decires, ha sido suficiente motivo para que le dedique esta crónica al libro que al principio he expresado desde una especie de complicidad. Complicidad con su autor y con el hablar en público, pues el ejercer la oratoria no puede excluirse por quien quiera navegar por los viajes misteriosos de la literatura.
Cuando tras amar el libro como un objeto que leído se hace propio y predicar en público, donde aparecerá esa formación que sin darte cuenta te proporciona la lectura, te haces partícipe o heredero de tantos elocuentes personajes que han ido cuajando la cultura. No quiero, estimados lectores, que piensen que me vanaglorio o me sitúo en la primera fila de los oradores, sino todo lo contrario, solo comparto con humildad el reflejo, la luz eterna de quienes desde el ágora ateniense y desde Cicerón desplegaron un arte impecable sabiendo llegar al público, pues no otra cosa es la oratoria. Hablar, decir en público, llegar a los escuchantes y compartir o discrepar con ellos, una idea, una historia o un deseo.
Y es una lástima que el discurso quede como fulminado tras ser pronunciado, si no se incorpora después al libro escrito. Y digo libro, pues aunque también perduraran otros sistemas conservadores de lo hablado, yo siempre insistiré en el libro de papel, que una vez en nuestro poder quedará como nuestro, aunque no lo hayamos escrito. Yo nunca podría escribir un Pérsiles y Sigismunda, y mucho menos un Ingenioso Hidalgo Quijote de la Mancha. Pero yo tengo esos libros que conservo como propios en los anaqueles de mi modesta biblioteca.
Y como dándome razón a lo que digo, o dándoles yo razón a ellos, hoy nos encontramos con multitud de libros recopilatorios de textos antes publicados de autores concretos, pero que andaban dispersos y que quieren lograr en un solo libro una unidad de acto. Así tendremos desde obras como la titulada Encuentros con libros de Stefan Zweig, recopilatorio de textos antes escritos por el autor vienés en revistas literarias de su época, o con el libro del actual Ramón Palmeral, Cuaderno Carmesí, Un viaje en el tiempo (2016-2020), también recopilatorio de sus artículos publicados en prensa.
Yo he dado más de uno, o mejor, bastantes discursos. En el área académica, en el área jurídica y en el área literaria, y sé lo complejo que es llegar al ánimo del público oyente el interés de lo que se dice. También he presentado libros de otros autores que han tenido el detalle de contar conmigo. Y he de confesar que es muy halagador el presentar un libro nuevo de algún autor novel o consagrado, compartiendo su ilusión, porque la ilusión nunca se pierde por muy veterano que se sea, y tratando de llevar al ánimo del auditorio el sentimiento y el afán de la lectura del libro presentado de ese escritor amigo que ha contado con mi presencia.
Por eso me ha apasionado la lectura de Los discursos de Miguel Delibes, publicado este año pasado de 2023, por Ediciones Destino.

Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) es uno de los más preclaros escritores de nuestra época contemporánea. Premio Nadal 1947 con su obra La sombra del ciprés es alargada; es también Premio Nacional de Literatura en 1955, Premio de la Crítica en 1962, Premio Nacional de las Letras en 1991, y Premio Cervantes de Literatura en 1993. En febrero de 1973 fue elegido miembro de número de la Real Academia Española para ocupar la silla e minúscula, dejada vacante por fallecimiento del almirante don Julio Guillén Tato (Alicante 1897-Madrid 1972), que la ocupaba desde 1963.
Contestará a su discurso de ingreso en la RAE don Julián Marías que, al considerar que Miguel Delibes nació en 1920, nos dirá que pertenece a una generación histórica, como es la suya, que tendría su centro en 1916, y comprendería a los nacidos entre 1909 y 1923, y así la generación de Delibes sería la de Luis Rosales, y Miguel Hernández, de José Ferrater Mora y Salvador Espriu, la de Cela y Buero Vallejo, la de Gironella y Carmen Laforet, y otros. Y esto quiere decir que está a tres generaciones de distancia de la del 98.
Ana María Martínez, catedrática de Lengua Castellana y Literatura en enseñanza secundaria, profesora desde 1992 y doctora en Filología Hispánica (Área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada) por la Universidad Autónoma de Madrid, es la autora de la edición y prólogo de este libro de los discursos de Delibes, que subtitula como Naturaleza, literatura y vida y que, a modo de prólogo, mejor de un ensayo, nos presenta este libro donde se contienen los discursos de Miguel Delibes pronunciados a lo largo de su vida, comenzando por el discurso de Recepción Pública en la Real Academia Española, el 25 de mayo de 1975, titulado El sentido del progreso desde mi obra; continuando con los diversos discursos pronunciados con ocasión de sus importantes recepciones como la de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Valladolid, la de Hijo Predilecto de Valladolid, la de Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid, la de homenaje de la Asociación Colegial de Escritores y la Facultad de Filología de la Universidad Complutense de Madrid, la de Doctor Honoris Causa por la Universidad del Sarre (Alemania), la de la apertura de curso de verano de El Escorial de 1991, la del encuentro con Miguel Delibes en 1992, la de su distinción con la Medalla de Oro de la Provincia de Valladolid, el dicho con ocasión de recibir el Premio Cervantes, y la de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alcalá de Henares, y el de la clausura del II Congreso Internacional de la Lengua Española de 2001, el del Premio Vocento a los Valores Humanos de 2006, la del Congreso Internacional Miguel Delibes de 2007, y de la carta abierta por su nombramiento como doctor Honoris Causa de la Universidad de Salamanca en 2008, con el título de Un Ecologista de Vanguardia.
Una importante colección de discursos, que revelan los altos homenajes que en vida recibió el autor vallisoletano, que puso su alma, como dice el subtítulo del libro, en la Naturaleza, en la Literatura y en la Vida. ¿Cabe más norte, más sur, más este y más oeste en el vértice de la vida de un gran intelectual, digno de ejemplo?
Dice Ana María Martínez, en su magnífico prólogo-ensayo que blasona el libro del que hablamos que “la palabra precisa, la que nombra la realidad con exactitud y belleza sin igual, es cualidad destacada de Miguel Delibes”.
Y yo suscribo esta afirmación que he sentido tras la lectura de la prosa de Miguel Delibes, desde sus principios escritos hasta su última novela, El Hereje.

Yo me encontré con Miguel Delibes, a través de Daniel, el Mochuelo, y su pueblo castellano:
«Era el suyo, un pueblecito pequeño y retraído y vulgar. Las casas eran de piedra, con galerías abiertas y colgantes de madera, generalmente pintadas de azul. Esta tonalidad, contrastaba, en primavera y verano, con el verde y rojo de los geranios que infestaban galerías y balcones».
Daniel, el Mochuelo, amaba su pueblo del valle, y le aterraba que su padre quisiera que su hijo progresase, y que estudiase: “En cuanto el chico cumpla once años marcha a la ciudad a empezar el grado”.
El internado es la forma más terrible de perder la naturaleza. Daniel sintió el agobio de esta decisión de su padre, inevitable.
En su discurso de recepción pública en la Real Academia Española, del 25 de mayo de 1975, Miguel Delibes nos muestra cómo es él y cuál es su sentimiento y así lo anuncia al inicio, poniendo su acento en su vocación campestre, llamándose como Un cazador a la Academia, Del campo a la Academia, o de Un cazador que escribe, como titulares frecuentes de los diarios y revistas de aquella efemérides:
“¿Por qué no traer a la Academia una de mis preocupaciones fundamentales, si no la principal, que ha inspirado desde hace cinco lustros mi carrera de escritor? ¿Por qué no aprovechar este acceso a tan alto auditorio para unir mi voz a la protesta contra la brutal agresión a la Naturaleza que las sociedades llamadas civilizadas vienen perpetrando mediante una tecnología desbordada?“
Fíjense, queridos lectores, hoy podemos decir que ya en 1975, casi 50 años antes al nuestro, Un cazador que escribe, Miguel Delibes, ya denuncia nada menos que ante la RAE, la destrucción de la naturaleza por el progreso.
El mundo ecologista no es nuevo, tiene raíces mayores. Son dignos de admiración quienes antes y ahora luchan por el porvenir del planeta tierra, tan castigado por sus habitantes mayores, por el propio hombre.
Y los pueblos. Que no se queden desiertos. Que sus piedras no queden roncas del no suspirar. No querían admitir que a lo que renunciaba Daniel, el Mochuelo, era a convertirse en cómplice de un progreso de dorada apariencia pero absolutamente irracional. Y es que afirma luego, que “El hombre, arrullado en su confortabilidad, apenas se preocupa del entorno”.
Luego en su discurso hará un despliegue de afirmaciones concluyentes, desde el que la tecnocracia no casa con los principios éticos, el humanismo y el sentimiento, hasta afirmar, ante la armamentística destructiva creada, que vivimos sobre un volcán y que el hombre supertécnico, armado de todas las armas, irrumpe en la naturaleza y actúa sobre ella desvalijándola y envileciéndola.

Y en el ínterin y como una admonición nos advertirá Miguel Delibes:
“Nuestro planeta se salvará entero o se hundirá entero. Únicamente empleando la inteligencia y la razón podremos escapar de la amarga profecía de Roberto Rosellini cuando dice que nuestra civilización morirá por apoplejía, porque nuestra opulencia contiene en sí las semillas de muerte”.
Y concluyo asumiendo el anterior relato, hay que emplear la inteligencia y la razón. Hay que salvar el planeta. La lectura de este discurso de Miguel Delibes me ha iluminado más si cabe de esta necesidad de evitar la agonía de lo que nos rodea. De cerca, ¿se acuerdan de la mortandad de los peces del Mar Menor murciano? ¿No han notado cómo en las riberas de las playas, antes llenas de restos de conchas marinas que el mar despedía a la costa hoy ya están vacías? ¿Es que ya no hay moluscos en los mares cercanos?
Yo no sé si será un reflejo del tiempo, pero yo desde siempre cuando he visto como alguien cerca de mí en la calle tira un papel sobre el suelo, siento como si mi caminar se volviera sucio.
Siento volcar sobre ustedes, amables lectores, este sentimiento privado mío, pero es que a veces, la lectura de libros como el que tratamos me lleva sin querer necesariamente a ello.
No serán todos los discursos de Miguel Delibes tan comprometidos con la naturaleza, habrán otros muchos de alabanza a su tierra, a Valladolid y a Castilla, y al fin a Salamanca, a la que bajo el título de Un ecologista de vanguardia, y a través de una carta de 2008, y ya enfermo, agradece su nombramiento de doctor Honoris Causa por la Universidad de Salamanca,
“¿Por qué Salamanca? ¿No es esta la universidad de Fray Luis y Unamuno?… Su talla intelectual a lo largo de la historia es infrecuente y ha sido reconocida por todo el mundo culto: “El que quiera aprender que se vaya a Salamanca”, se dice aquí, en Estocolmo y en el Perú”.
Dice en su carta Miguel Delibes con toda naturalidad.
Y concluye. “Yo no estaba todavía acabado. Me faltaba una última satisfacción. Este nombramiento de su universidad que, según reza el viejo dicho, es la que sabe”.
Deben leerse estos discursos de Miguel Delibes. Reconocer su oratoria perfecta. Como también sus libros. Con su limpia redacción castellana, llenos de personajes emblemáticos de su Castilla que es el corazón de España.
Celebro este libro como los otros recopilatorios de escritos o pronunciaciones dispersas. No debe quedar nada en el olvido, porque el olvido es el silencio.
Julio, amigo: hermosas disquisiciones sobre uno de los más grandes escritores de todos los tiempos. U n genio literario y un profeta del que tengo casi todas sus obras. Un abrazo.
Querido amigo Ramon Gomez Carrion. Gracias por tu comentario sobre mi colaboración. Yo también comparto contigo mi consideración de tan gran escritor como es Miguel Delibes.
Un abrazo Julio Calvet
Querido Ramón, es de agradecer que hayas traído a estas páginas el reflejo de la luminosa oratoria de Miguel Delibes, mencionando su gran altura literaria, el recorrido por sus merecidos reconocimientos y su amor y defensa desde su sentimiento profundo por la Naturaleza que lo convierte en baluarte de un sincero ecologismo pionero.
Un abrazo
Si querido Juan Antonio Urbano
La palabra escrita de Delibes es el marco incomparable de la lengua Castellana. Un abrazo Julio Calvet
Enhorabuena por el artículo, y gracias por citarme. Un abrazo.
Querido Ramon tu siempre estás entre mis autores preferidos. Julio Calvet
D. Julio, enhorabuena por este texto que es más que una simple reseña y una brillante semblanza del maestro Delibes. Es también una defensa del libro como objeto físico a conservar en cada casa. Yo he querido que mis hijos crezcan en una casa que dispusiera de una pequeña biblioteca en la que, por lo menos, estén los grandes de la literatura universal.
Un abrazo.
Juan C. Lozano Felices.
Querido Juan Carlos gracias por tu comentario. Delibes es un gran escritor y un posible premio Nobel. Claro que ya sabes que ese premio los suecos lo dan a quienes les interesa y no a los mejores y si son de España menos.
Esa biblioteca tuya será un tesoro para tus hijos y tú presencia imborrable.
Te felicito.
Un abrazo Julio Calvet