Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Cultura

De libros y clerecías

Libro: Milagros de Nuestra Señora.
Autor: Gonzalo de Berceo.
Versión y prólogo de Daniel de Voto.
Edita: Castalia Ediciones, Barcelona. Tercera reimpresión. Abril de 2018.

La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va

Yo no sé bien, desde cuando se cantó este villancico popular y nostálgico que empezamos a escuchar desde niños, pero sea cuando fuere aquel tiempo, hoy dedico estas letras a la Navidad, y a mis estimados lectores, cuando ya entramos en la tercera semana de Adviento.

Me recuerdo sentado en el pupitre del colegio cuando escuché una frase como misteriosa: “Gonzalo de Berceo es el primer poeta español de nombre conocido”. Y el profesor rompía así la ecuación entre “el mester de juglaría” y “el mester de clerecía”.

Se cuenta que poco antes de su muerte, don Ramón Menéndez Pidal llegó a decir que solo deseaba conocer, en la otra vida, a los juglares y es que tenía fascinación con aquellos cantores sin nombre, que en las calles, en las plazas o en las puertas de las iglesias, congregando a su alrededor a gentes de toda condición, recitaban cantares épicos o las vidas y milagros de los santos.

Juglares del Siglo XIII. Autor desconocido. Conservado en el archivo de la Biblioteca de El Escorial (Fuente: wikimedia).

Yo creo que debieron cantar muchas cosas, pero ajenos a la escritura, esas cosas volaron como leyendas por los aires, con el canto de los juglares con los que nació el mester de juglaría.  Y no sé si antes o después,  en la semioscuridad, a la luz de tenues velas y entre los húmedos muros de inhóspitas habitaciones, en aquellos monasterios perdidos en las llanuras o en los montes, aparecieron los desmejorados monjes o amanuenses acogidos en ellos, que comenzaron a escribir sus leyendas y versos, haciendo nacer el mester de clerecía.

Yo que contemplo aquella antigüedad tan lejana, me pregunto, de haber vivido entonces, en qué lugar me aposentaría. Pienso que mejor estaría en el mundo de la juglaría, acompañando al juglar o al trovador, o andaría con cualquier otro correcaminos, con sus andanzas o desandanzas, visitando los pueblos de las agrestes tierras de las Españas, para gozar de los cantares de gestas o de los relatos heroicos que escenificaban y relataban los juglares y que, más tarde, harían gozar a los oyentes, los trovadores, con sus poesías amatorias.  

No debieron de andar muy lejos los mesteres. Sin duda, el mester de clerecía debió iniciarse después y convivir con el mester de juglaría, en los años mediados del siglo XIII, en que el mester de clerecía fue calificado y definido en el Libro de Alexandre diciendo:

Mester traigo fermoso, nos es de joglaría,
mester es sin pecado, ca es de clerezia
fablar curso rimado por la cuaderna vía,
a sílabas contadas, ca es grant maestría.
Imagen de la estrofa segunda del «Libro de Alexandre» que se corresponde exactamente con el verso citado (Fuente: Wikimedia).

Gonzalo de Berceo

Gonzalo de Berceo (1196-1264) nació en Madriz, una aldea cercana a San Millán de la Cogolla, situada a las orillas del rio Cárdenas, y lindante con el pueblo de Berceo, en la provincia de La Rioja. Hoy La Rioja se corresponde con casi toda la provincia de Logroño y se desborda sobre las provincias limítrofes de Burgos, Soria y Álava.

Berceo es un municipio de Logroño y diócesis de Calahorra y a la misma provincia corresponde el de San Millán de la Cogolla, donde en su cercanía se levantan los monasterios de San Millán de Suso y de San Millán de Yuso, mientras que Santo Domingo de Silos y su monasterio pertenecen a la provincia de Burgos.

Berceo fue educado en el monasterio de San Millán de la Cogolla y llegó a ser sacerdote, clérigo secular —y no monje como a veces se ha dicho—. Trabajó primeramente como diácono y luego como preste o presbítero, maestro de novicios y notario del abad Juan Sánchez en el monasterio de San Millán de la Cogolla. Su formación académica fue importante pues se formó en los Estudios Generales, precursor de las universidades—, concretamente en el Estudio General de Palencia, creado en 1177, donde había cuatro cátedras: Teología, Derecho Canónico, Lógica y Artes (Gramática).

Estatua de Gonzalo de Berceo en la Fuente de los Ilustres de la Gran Vía de Logroño. Fotografía de Jynus (Fuente: Wikimedia).

En sus obras, narrativas y didácticas, cantó a los santos patronos de los monasterios a los que estuvo vinculado —San Millán, Santa Oria y Santo Domingo de Silos— y en un idioma castellano escrito no en su variedad dialectal riojana, sino al que incorporó numeroso vocabulario, desde el latín, a la tradición oral y el hablar de los juglares. Y su obra está enteramente escrita en el metro que se denomina Cuaderna Vía, que se compone de cuatro versos alejandrinos (catorce silabas cada uno y divididos en dos hemistiquios de siete), monorrimos (con una misma rima para los cuatro versos de cada copla).

Como ya hemos dicho, Gonzalo de Berceo dejó escritos hagiografías y diversos textos escritos, pero sin duda la más conocida de todas es la que aquí comentamos, Los milagros de Nuestra Señora, escritos hacia la mitad del siglo XIII. Tras una introducción, Berceo nos relata veinticinco milagros realizados por la Virgen.

En su introducción, nuestro primer escritor de nombre  conocido, se nos presenta ufano diciendo:

Amigos y vasallos de Dios omnipotente
si escucharme quisierais de grado atentamente
yo os querría contar un suceso excelente:
al cabo lo veréis tal, verdaderamente.
Yo, el maestro Gonzalo de Berceo llamado,
yendo en romería acaecí en un prado
verde, y bien sencillo, de flores bien poblado, 
lugar apetecible para el hombre cansado.

Y seguirá una preciosa descripción de paisaje, para acabar diciéndonos en esa llamada Introducción:

Por España quisiera enseguida empezar,
por Toledo la grande, afamado lugar: 
que no sé porque extremo comenzare a contar,
porque son más que arenas a la orilla del mar.

Y efectivamente, milagro tras milagro, Berceo, tras Toledo, nos paseará por Colonia, por Roma, por Pavía, por Pisa y por otros lugares, yo no sé si como homenaje a las mismas o para desocupar los milagros de la Rioja y universalizarlos. Pero contemos que estamos en el siglo XIII, muy lejos de nosotros y la actual geografía. Naturalmente estamos ante milagros o un intento de “desfacer entuertos”, por la intercesión de “Nuestra Señora”, la Virgen.

Clasificación de los milagros

Podemos hacer como agrupación de los milagros que se cuentan como tres agrupaciones de los mismos:

En el primero situaríamos aquellos en los que la Virgen premia o castiga a los hombres: milagro primero, “La casulla de San Ildefonso”. Ildefonso y Siagro y su lucha por la casulla, que…

a pesar de lo amplia que era la vestidura 
le resultó a Siagro angosta sin mesura.  
San Ildefonso de Toledo en un cuadro de El Greco (1604). Imagen de la página web de la galería (Fuente: Wikimedia).

Y aquí, tuvo diverso final, premio para el primero, luego santo, San Ildefonso, y castigo para el segundo, al que la angostura de la casulla

tomóle la garganta como cadena dura 
y pereció ahogado por su grande locura.

En el segundo grupo pondríamos aquellos en que la Virgen perdona y logra salvar de la condenación a sus devotos: milagro segundo, “El sacristán impúdico”.

El enemigo malo de Beelzebú vicario
que siempre ha sido y es de los buenos contrario,
tanto pudo bullir el sutil adversario
que al monje corrompió y lo hizo fornicario, 

y en el que el corrompido, finalmente,

Confesóse el monje e hizo penitencia
mejoróse de toda su mala continencia
sirvió a la Gloriosa mientras tuvo potencia
finó cuando Dios quiso sin variar su creencia…
Requiescat in pace cum divina clementia.

Y en un tercer lugar, —aunque podrían ser más—, aquellos en los que un personaje sufre una crisis espiritual y la Virgen les ayuda a solucionarlos, cual es el caso del milagro XXI,

De cómo una abadesa fue preñada, 
y por su convento fue acusada, 
y después por la Virgen librada: 
pero la abadesa cayó una vegada,
cometió una locura que mucho está vedada, 
pisó por su ventura yerba muy enconada; 
cuando bien se cató, hallóse embargada.

Si repasamos los títulos de los milagros, iremos encontrando ladrones devotos, clérigos ignorantes, nuevos obispos, iglesias profanadas, judíos de Toledo, clérigos embriagados, deudas pagadas… y todo un repertorio de milagros que acaban con una moraleja o advocación a la Virgen, y no es de extrañar que el último milagro, el milagro XXV, acabe con esas palabras de Gonzalo de Berceo:

Madre, de tu Gonzalo no olvides el amor,
que fue de tus milagros el versificador.
Haz Tú por él, Señora, tus preces al Criador,
porque es tu privilegio valer al pecador:
gánale Tú la gracia de Dios Nuestro Señor. Amén”.

Son dignos de leerse estos milagros que nos contó Gonzalo de Berceo, aunque andemos hoy tan lejos en la historia de nuestra literatura. Yo creo que no son totalmente inventados. Más bien, yo creo que sucedieron y que el cura de almas riojano los dejó narrados como ejemplarizantes y también como muestra de su enorme amor por Nuestra Señora, la Virgen María.

Conclusión

¿No les parece, estimados lectores, que hay alguna semejanza con los cuentos de El Decamerón, del italiano Giovanni Boccaccio, escritos entre 1351 y 1353, o con los Cuentos de Canterbury, del inglés Geoffrey Chaucer, escritos entre 1387 y 1400?

Bueno, yo haría una clara distinción. Para Berceo, la protagonista es la Virgen. Para el italiano y el inglés son los grupos de hombres y mujeres, que en su refugio, cuentan o se cuentan sus divertidas “proezas”, donde no hay perdón ni devoción. 

Geoffrey Chaucer pintado por un anónimo. National Portrait Gallery (Fuente: Wikimedia).

Ediciones Castalia, nos ha dado una nueva reimpresión. Con prólogo de Daniel J. Devoto, (Buenos Aires, 1916-Hendaya, 2001), y versión en español moderno, completa la publicación con un “Glosario y Notas”, donde nos explica el sentido de muchas de las palabras y expresiones del texto de Berceo, lo que convierte la lectura de los “Milagros”, en un agradable encuentro terminológico.

Y termino, siempre hay que pensar en la intercesión de lo divino. Y siempre hay que descubrir cómo, al leer este libro, el que los pecadores, o llamémosles como sea, no han cambiado y siguen estándolo igual que desde el siglo XIII.

Julio Calvet Botella

Magistrado y escritor. Colaborador de la APPA.

8 Comments

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  • Amigo Julio, qué lujo de detalles sobre Berceo, y los juglares del siglo XIII, los de juglaria y clerecía. Las cosas se me olvidan pero para esto estas tú, para revisarlo en esta Navidad. Un abrazo y enhorabuena.

    • Querido Ramon. Gracias por tu comentario sobre todo viniendo de ti que aunque eres un hombre de hoy como gran poeta que eres tienes como antecesores a aquellos primeros poetas de la Castilla heroica de la que eres heredero con tus prosas y tus versos, y que en tus múltiples recitales no dejas de ser tamboen y además de un hombre del Renacimiento un juglar de la vieja Castilla rodeado de tus muchos amigos y admiradores.
      Feliz Navidad y un abrazo de tu amigo Julio Calvet

  • ¡Qué bien nos haces recordándonos el nacimiento del castellano culto a la sombra de iglesias y conventos y emparentando clerecía y juglaría! Versos profundamente humanos y divinos, cruzados de miserias y grandezas. Todo sigue profundamente igual. Es el misterio de la creación, de la miseria de los creados y de la salvación por el Creador a través de la Virgen. María sigue haciendo milagros y bien que los necesitamos. Enhorabuena, Julio. Un abrazo.

    • Mi muy querido Ramon Gomez Carrion no sabes lo que agradezco tus palabras. He querido acercarme con Gonzalo de Berceo a esa nuestra eterna España y e nuestro gran idioma que sigue siendo luz del mundo. Tu y yo coincidimos en el amor y defensa de nuestra gran Historia y con quienes la forjaron como Gonzalo de Berceo y el amparo de Nuestra Señora la Virgen Gloriosa.
      Muchas gracias y Feliz Navidad
      Un abrazo Julio Calvet.

  • Querido Julio
    Como profesora que he sido de literatura recuerdo con cariño a Gonzalo de Berceo y esas poesías tan sencillas y hermosas que compuso al igual que los Milagros de Nuestra señora .
    Enhorabuena Julio por esté hemoso artículo
    Feliz Navidad
    Un abrazo

    • Muchas gracias Pilar. Berceo es como un misterios y gran escritor que no puede perderse en el tiempo. Feliz Navidad. Julio Calvet.

  • Estimado Julio, te agradezco este bello recorrido por el que tú, como hábil conductor, me has llevado hasta una fascinante época en los albores de nuestra literatura, y me has hecho sentir el deseo de haber vivido en carne y hueso los sentimientos y las vivencias de aquellos lejanos días, y haber escuchado a juglares y haber escrito en cuaderna vía, y haber compartido unos instantes con Berceo y sus Milagros de Nuestra Señora, la Virgen María.
    Un abrazo

    • Querido Juan Antonio celebro y agradezco tus palabras porque vienen de ti que eres un gran poeta y un gran decllamador rapsods.. Yo como en una ensoñación me imagino oyendo a aquellos juglares que contaron los hechos y hazañas del entonces. Tu también en tus extraordinarios poemas nos van dejando un mundo actual que al cabo del tiempo dejaran la constancia escrita de nuestra vida en la hermosa lengua Castellana. Un abrazo Julio.