Si repasamos las biografías de renombrados escritores descubriremos como muchos de ellos no solo dedicaban su quehacer literario a la publicación de libros, sino que sus escritos veían la luz en periódicos o revistas, y acaso sus primeros pasos tuvieron lugar en estos medios, lo que les proporcionaba que su nombre y escritura empezara a ser conocido. Tal sucedió con don Ramón de Campoamor y con don Benito Pérez Galdós, cuyos primeros lances escritos lo fueron en revistas poéticas o literarias, lo que les fue abriendo camino y fama. En otros casos fueron escritores ya consagrados, quienes accedieron a la prensa escrita tras ser conocidos literariamente, de lo que buen ejemplo son don José Martínez Ruiz, “Azorín”, que siempre seguirá dándonos lecciones de su buen escribir. Y también don José María Pemán, con su famoso contertulio literario el “Séneca” en las páginas de ABC. En ocasiones, estos escritos han venido vinculados de por vida, a la revista o periódico donde cobraron forma, y en otras ocasiones se han encontrado unidos en libros en los que su autor ha tratado de reagruparlos, en evitación de su dispersión. Un reciente caso paradigmático ha sido el del escritor Arturo Peréz Reverte, que en la dominical Revista XLSemanal, ha ido relatando domingo a domingo, los capítulos de una Historia de España vista con cierto desenfado y cercanía, que luego han visto la luz en forma de libro. A mí, al leerlos cada domingo, me recordaban aquellos decimonónicos “folletones”, semanales donde vieron la luz muchas grandes novelas, cuyos tramos se convertirían en libros unidos. Yo he llamado a un libro que publiqué en el año 2015 Miscelánea en el Otoño recopilando algunos de mis artículos escritos en diversas publicaciones literarias. “Miscelánea” como conjunto de obras dispersas; otoño porque para mí, el otoño es el anuncio de un tiempo lleno de serenidades, del pensamiento y del sosiego. Porque ya mi edad personal es otoñal. Y porque en su Amanecer de Otoño nos dirá don Antonio Machado en sus Campos de Castilla, el verso tan hermoso:
Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,hacia la curva del río.
Sin embargo, ninguno de estos repertorios son obras de artículos inconexos, pues al proceder de un mismo autor, aunque contengan diversos temas y materias, están unidos por el hilo conductor del pensamiento de quien las escribe. Pero es que, además, el libro formal y físicamente tiene vida propia. Como ha escrito Antonio Barnes en su ensayo dialogado Elogio del Libro de Papel: “El libro es quizás la más digna habitación de la palabra, pues la convierte en protagonista y la enmarca abriendo y cerrando las puertas del discurso”.
Ramón Fernández Palmeral
Ramón Fernández Palmeral, Palmeral, nació en un pueblo de Ciudad Real, Piedrabuena, pero lleva afincado en Alicante desde 1990, y desarrolla una impresionante actividad cultural. Faltaría espacio para escribir una siquiera tímida biografía, porque su quehacer cultural no solo alcanza su actividad literaria, sino artística, al ser también pintor, dibujante e ilustrador. Y hasta confeccionador manual de sus libros. Es también fundador de revistas ilustradas, Palmeral, Perito, y revistas digitales, Nuevo Impulso, Poesía Palmeriana y Perito, y ha participado en un sinfín de conferencias y actividades culturales, en las que su presencia siempre es una garantía. A mi sencillamente, la personalidad de Palmeral me parece arrolladora y de él he escrito en otro lugar, que es para mí como si fuera un “Hombre del Renacimiento”. Ya sé que alguien pensará y acaso él mismo, que soy un exagerado, pero valga como aval justificativo, que en mi vida profesional he dedicado muchas horas a impartir justicia, y justicia creo que hago al hablar así de Palmeral. Escribir, pintar, inventar, conferenciar, crear y dirigir revistas, y estar presente en muchas actividades culturales, no llevan a otra conclusión calificativa. Haciendo todo ello de modo sobresaliente. Y por fin, Palmeral, hace amigos y es amigo. Su apoyo y ayuda siempre la tienes de Ramón Fernández Palmeral. Yo tuve la suerte de que me ilustrara mi libro Versos del Mar y otras Soledades, dándole vida visual a mis modestos versos.
Son múltiples los libros escritos por Palmeral, ensayos, novelas, libros de poesías, y autor de libros de temas hernandianos, del que es un auténtico especialista. Es más, yo lo calificaría como un apasionado del gran poeta de Orihuela, Miguel Hernández. Su vida y su obra es una constante de Palmeral en libros, en conferencias y en actividades literarias. Y también es autor de multitud de artículos publicados en forma digital. Y este es el origen del nacimiento del libro que comentamos, El Cuaderno Carmesí. Y así nos lo anuncia al poco de iniciarse el libro, bajo el epígrafe de “A modo de ganzúa”: “Escribir artículos de prensa o para la prensa, jamás me ha dado complejo, aunque no sea yo un periodista de profesión con carrera universitaria cuyo Título profesional abre muchas redacciones. Creo, pienso, sinceramente que el don de crear se tiene o no se tiene; no obstante opino que todos los ciudadanos tenemos algo que decir, que contar, sobre nuestro propio criterio, bien de la política o sobre las cosas mundanas -ejercicio de reflexión- pues siempre tuve cierto complejo de Cervantes o de Azorín cronista parlamentario”. Y siguiendo esa idea conservatoria y de agrupación, subtitula su libro diciéndonos que es Un viaje en el tiempo, 2016-2020. Y ante nosotros en su Cuaderno Carmesí, su selección de artículos de prensa en diversas publicaciones. A lo largo de sus 126 artículos distribuidos en sus cinco anualidades, Ramón Palmeral nos va desgranando sus impresiones y opiniones tanto del ámbito político como cultural y literario.
Resulta muy interesante si pensamos que este cuatrienio representa una aceleración de cambios impresionante, y que nos ha hecho tropezar ahora con el covid-19, y su reciente confinamiento, y es así, por lo que precisamente, el último de sus artículos del libro que es el número 12 del año 2020, publicado en Hoja del Lunes de Alicante, el 11 de mayo de 2020, se titule “Alicante y Elche no superan el corte de la Fase 1 del confinamiento”. Se podrá estar de acuerdo o no con los criterios y opiniones personales que va desgranando Palmeral en sus artículos, pero en lo que habrá de convenirse es que Palmeral escribe con libertad, y que sus escritos son consecuentes con el momento en que se escriben, y con la madurez de su escritor. No podemos olvidar lo que nos dice Ignacio Gómez de Liaño en su ensayo Sobre el Fundamento, que “El fundamento de la persona, como el del ser, no puede ser una estructura inerte, sino dinámica”.
Este es un libro, el de Ramón Palmeral, para leer y meditar desde el balcón de los tiempos que revela, y también para conservar, porque nos escribe sobre momentos históricos y reflexiones del pasado, que quedan reflejados puntualmente. Cuántas veces en un libro de historia se nos refieren hechos refrendados por quienes escribieron sobre ellos en primera persona, esto es, cuando nos dicen aquello de que: “Como dijo…”. Y ello porque la inmediatez del tiempo vivido lo convierte en una fuente de conocimiento. Como Ramón Palmeral me ha escrito en la dedicatoria del ejemplar de su libro que amablemente me ha regalado… “Llega una edad en que el tiempo se agota y es hora de hacer cuentas de lo escrito digitalmente porque es volátil. Estamos de acuerdo en que los libros impresos es lo más eficaz para dejar testimonio de nuestro legado literario”. Y aquí está su libro impreso. Para leer y conservar.
Enhorabuena Ramón Palmeral por tu libro. Un libro que debe leerse y a ello animo al lector.
Alicante, 30 de septiembre de 2020
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Querido amigo Julio, como aludido en tu excelente artículo, te doy las gracias desde esta tribuna pública por referenciar mis libros y concretamente mi «El cuaderno camesí», recopilación de articulos de años pasados, y también llamarme «Hombre del Renacimiento» en mi modestos quehaceres en favor de la cultura. Es mucho lo que hablas sobre mi persona que no sé si lo merezco. Gracias otra vez.
Un gran artículo.
Muy merecidos elogios y un fantástico repaso de la obra de Ramon F. Palmeral.
A la vez que me adhiero a la opinión my acertada de Julio Calvet sobre la importancia de los libros impresos como legado histórico.