Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Sin recortes

Dar la voz al silencio: la escritura a partir de la memoria

El pasado viernes pudimos compartir las experiencias de documentación del joven escritor murciano, Jorge Cerezo Martínez, en la Seu Universitària d’Alacant, con algo más de sesenta asistentes, participantes en los talleres y cursos de escritura creativa que hemos ido desarrollando en el marco de actividades de la Universitat Permanent de la Universitat d’Alacant en los últimos años. Vinculamos el pasado de nuestros ancestros con los proyectos de escritura narrativa que llevamos a cabo para entender, en palabras de Jorge Cerezo, que cualquier anécdota de nuestro pasado familiar puede conllevar, con la adaptación y distorsión correspondiente, la construcción de una historia potente que interese a unos lectores desconocidos. Navegamos en los terrenos de la autoficción para diseñar unos argumentos potentes que nos lleven a la escritura de unos relatos que partan de la realidad y sirvan para nuestras ansias creativas. Como apuntaba el colega de la Universitat de Girona, Xavier Pla, en su reciente publicación El soldat de Baltimore, Assaigs sobre literatura i realitat en temps d’autoficció (2022):

“El lector és seduït sovint per les marques de verisme del jo-escriptor-de-si-mateix, sigui sincer o fal·laç, que produeix un eficaç efecte de realitat”.

Como lectores, nos atrae la percepción de posible realidad, de verosimilitud de aquello que nos narran, como si fuéramos testigos auténticos de un episodio que sucedió en la esfera íntima del autor. En cuántas ocasiones, en el cine y en la literatura, hemos conocido aquello pde “basado en una historia real” y hemos prestado una mayor atención a lo relatado, en sintonía con la complicidad que nos ofrece la voz de aquella historia.

La charla del escritor de Murcia, que nos ofreció la sinceridad de quien ha arrancado desde hace tiempo su voluntad creativa, a partir de sus trabajos recientes en la creación literaria, para entender que en literatura no es imprescindible la originalidad sino la maestría en la concreción de un estilo. Si la Inteligencia Artificial (IA), como herramienta de documentación, nos ofrece unos datos, el autor tiene que saber dotar su texto de su alma personal, o sea, de su manera de entender el proceso comunicativo que finalmente es su relato. Un debate que sirvió para entender, con la diversidad de puntos de procedencia del público asistente, que la mejor historia puede nacer a partir de una investigación de los orígenes familiares, donde podemos encontrar personajes de nuestra esfera personal que, con la suficiente adecuación al proyecto que llevamos a cabo, puede desencadenar una historia universal de gran potencia y atracción. Valoro especialmente la transmisión de la sinceridad de alguien que ha iniciado hace poco su trayectoria creativa, por la espontaneidad y por el ofrecimiento de un aire nuevo en la concreción de un arte, la escritura, que no tiene un manual de instrucciones único e intransferible. El hecho literario no obedece a ninguna regla fijada, sino que cada persona que lo desarrolla crea sus propias normas y procesos de trabajo correspondientes.

Fotografía de Cortés.


 
Tal vez en el debate conseguimos llegar a aquel proceso mágico en el cual la interacción entre el público y el conferenciante se flexibiliza e incentiva, es decir, que la conexión entre todos permite el planteamiento de las opiniones de igual a igual, que la conversación se plantea en un mismo nivel, sea cual sea la experiencia en la escritura literaria que cada uno de nosotros pudiera tener. Un mérito de quien pilota el debate y de quien participa activamente ofreciendo sus reflexiones y experiencias. Porque cuando empezamos a hacer balances de nuestra vida nos llenamos de recuerdos y la nostalgia y la memoria del pasado puede ser una fuente poderosa de inspiración literaria. Como decía Marcel Proust en su obra magna En busca del tiempo perdido (1913-1927), “el verdadero paraíso es el paraíso que hemos perdido”. No es cuestión de pérdida de hechos del pasado, sino de su reconstrucción a partir de la literatura, para entender que cualquier hecho del pasado dejó su huella en el diseño de nuestra identidad. A través de nuestros escritos podemos actualizarlos, llevarlos al presente, para que perduren en el paso del tiempo y construyan imaginarios del futuro que sean legados a quien todavía no ha nacido pero que puede encontrar en nuestras palabras el apoyo o la reflexión suficiente para entender la importancia de las pequeñas cosas en la construcción de su personalidad. Este es el verdadero acto mágico de la literatura, la transmisión de percepciones y de situaciones en apariencia sencillas que pueden convertirse en altavoces de una manera íntima y sincera de construir nuestros proyectos de futuro.

Escuchemos, pues, todas las voces, desarrollemos un sentido receptivo y crítico hacia quien nos transmita una experiencia pasada, sea de su ámbito personal o general, para entender que los seres humanos aprendemos de la experiencia, sea cual sea nuestro punto de partida. Una vez más entendamos que todas las opiniones son válidas y que, en nuestros escritos, podemos seleccionar aquellas que nos sirvan para construir los mundos de ficción que nos alejen de los problemas materiales del día a día y fomenten nuestra imaginación y desarrollemos, con solvencia, la facultad de fabular que tan bien imita la IA. Porque sin nuestra huella, sin las marcas de nuestra alma, solo serán textos bien escritos pero que no responden a nuestras pulsiones personales. Gracias, Jorge Cerezo, por encender el debate, por compartir tu investigación con nosotros y sobre todo por darnos renovados impulsos en nuestro deseo compartido de reivindicar, ahora más que nunca, los procesos de creación literaria.

Carles Cortés

Catedrático de universidad y escritor.

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