Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Cuando poner los cuernos está bien visto

Fotografía: Pablo Heimplatz (Fuente: Unsplash).

Cualquier día se legalizarán las ‘parejas abiertas’ que avanzan en aceptación y una ‘sexóloga’ atribuye al capitalismo.

Antiguamente —anteayer por ejemplo— estaba mal visto poner los cuernos a tu pareja, fuera novia, novio, mi chica, mi chico, mi esposa o mi esposo, mi mujer o mi marido. Ahora se están poniendo de moda las ‘parejas abiertas’. Pronto harán furor. La veda se ha abierto tras hacerse viral (virus galopante para inteligencias modernas que no distinguen entre famosos de mérito y famosos de pacotilla escandalosa) el video de prácticas sexuales de un famosillo de la tele con una mujer que no era la suya, si bien ésta defendió con uñas y dientes el derecho de su pareja a beneficiarse a una señora porque ellos constituían una ‘pareja libre’.

Ahora se llama ‘pareja libre’ a la de un hombre y mujer que acuerdan hacer el amor o el sexo con quienes les apetezca sin por ello incomodarse lo más mínimo. (De momento se habla de pareja de hombre y mujer; imagino que pronto se llegará a la pareja libre entre homosexuales y entre lesbianas, etc., etc.). Los caminos de la libertad son infinitos y no se te ocurra criticarlos so pena de ser calificado como una antigualla llena de tabúes con muchas papeletas para ponerte el apellido de fascista.

Creo que la pareja abierta es sólo un paso hacia la avanzadilla (siempre adelante) de los matrimonios compuestos por más de dos gays, lesbianas, bisexuales… Nunca se sabe a dónde podemos ir a parar con esta pandilla de activistas semiuniversitarios que, si no están inventando el mundo, con toda seguridad se muestran inflexibles en masacrar el lenguaje para, a través de su tergiversación, cambiar la definición de los poderes del Estado democrático, llevando al sometimiento del Ejecutivo a los otros dos, el Legislativo y el Judicial. Se unen cuatro o cinco partidos de minorías anti constitucionalistas e independentistas y someten a toda una nación de gran historia a las más perversas humillaciones.

Fotografía: Sasin Tipchai (Fuente: Pixabay).

En eso estamos. Acabamos con los niños antes de nacer; liquidamos a los ancianos y enfermos terminales; promovemos el divorcio exprés y reconvertimos la familia tradicional (célula fundamental de la sociedad durante siglos y siglos) en los nuevos modelos de familia que ni son familia ni son nada de nada, pero los iletrados y majaderos mandatarios presumen de progresistas. En lugar de familias bien estructuradas y apoyadas por instituciones del Estado para tener hijos y educarlos en libertades respaldadas por leyes y principios basados en el derecho natural, nos encontramos con mamarrachadas legislativas que sólo fomentan la ignorancia, la mediocridad, la zafiedad y todo lo que conduce a la vanalización de los mejores valores de las mujeres para degenerar en un feminismo denigrante, a veces contrario a la dignidad de las féminas y en ocasiones perverso generador de odio hacia los hombres.

En ese camino de perversión pseudoprogresista cabe situar el nuevo movimiento anti familiar fomentando la ‘pareja abierta’; abierta claro al sexo, contra la fidelidad que se supone tiene que reinar en las relaciones entre dos personas que viven en común porque se aman. Pero ahí está la madre del cordero. La libertad es para el sexo y el conflicto viene para el amor.

Infidelidades hubo siempre a lo largo de la historia. Se llamaba y se llama ‘poner los cuernos’. Se decía que el espíritu es fuerte pero la carne es débil y pecaban, más o menos, tanto los hombres como las mujeres. Pero ahora vienen unos listillos, que se las dan de filósofos y psicólogos de la sexualidad, y nos quieren convencer de que las parejas, sean matrimonio o no, tienen que “superar el tabú’ de la fidelidad tradicional y buscar nuevos caminos amorosos, es decir la ‘relación abierta’. Hay ya autoras (más que autores) de libros sobre la nueva sexualidad y una de ellas opina que “el capitalismo es uno de los motivos por los que la sociedad es cada vez menos monógama. Hay dinámicas que tienen que ver con el sistema económico que imposibilitan que las relaciones sean como eran antes. Todo es más volátil y rápido. Conocemos a muchas más personas. Resulta más complicado mantener una relación a lo largo del tiempo. Lo mismo que cambiamos de trabajo o de vivienda, lo hacemos de relación cuando no somos felices o pensamos que podemos estar mejor”.

Una súper lince (acaso súper intelectual), llamada Silvia Congost, llega a la conclusión de que la relación abierta “no es factible para todas las parejas. Lo es para aquellas a quienes, por su forma de entender y vivir el amor, les parezca una buena opción. Para aquellos que lo viven con placer y normalidad. A la mayoría les va a costar porque no se nos educa para concebir las relaciones de esta forma”.

Fotografía: J Henning (Fuente: Pixabay).

Ahí lo tienen ustedes. Que no se nos educa en las relaciones abiertas. Que hay que hablar y hasta educar sobre libertad sexual de la pareja sin tener en cuenta el amor. Menos (o nada de) amor y más sexo abierto. De familia y de hijos, ni hablar. Eso es una antigualla. A los hijos hay que dedicarles demasiado tiempo y, además, cuestan un montón de dinero. Si hay que abortar para que no lleguen pues se aborta y santas pascuas, que para eso es gratis. ¿Y la conciencia? ¿Qué conciencia? Lo dicen las feministas y los ratifica el Gobierno Frankenstein. La mujer hace lo que quiere con su cuerpo.

Ante tanta basura mental, tanta pseudociencia psicológica de la sexualidad y tanto desprecio de una tradición filosófica y teológica en torno al origen, el desarrollo y el destino del hombre, de la humanidad, de los hombres y mujeres de este maravilloso planeta, uno se pregunta cómo congéneres de la especie humana se prodigan en el cuidado de los derechos de los animales (muy bien hecho, en su punto) mientras se acosa, se mata, se vilipendia y se humilla al ser humano, desde que es concebido y hasta que muere. Leyes infames masacran al hombre y la mujer. Lo hacen en nombre de los votos, votos a veces manchados de sangre, votos que deben ser aceptados democráticamente, pero nunca adorados; falsos dioses a los que se sacrifican niños no nacidos y ancianos y enfermos terminales endureciendo como piedras los corazones humanos que ya no sirven para amar. En el mejor de los casos para confundir el amor con el sexo, cuando no para odiar.

Los cristianos tenemos que proclamar bien alto que el amor tiene que ser el motor de las familias y que el sexo tiene que estar al servicio del amor y no para destruir el matrimonio y la unidad familiar. Y eso no tiene que ver ni con el capitalismo, ni con el comunismo, ni con el nazismo ni con el relativismo ni demás ‘ismos’. Mediten en las palabras de Jesucristo “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Cómprense los Evangelios y se enamorarán de este gran personaje histórico, que murió crucificado en tiempos de Poncio Pilato, como lo atestiguan varios historiadores romanos del siglo I entre ellos Tácito, el mejor de todos. Pagó Jesús por todos nuestros pecados para que podamos ir al Cielo. Hay un Cielo después de la muerte. No todo es sexo en la vida. Hay mucha gente a la que amar a nuestro lado, en la familia y fuera de ella. Y se puede y se debe rezar por todo el mundo. También por Sánchez y por Petro, el flamante presidente colombiano, cuyos ayudantes nombraron a nuestro Pedro presidente de la República de España. Amén.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

6 Comments

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  • La gente joven carece de disciplina para retener los instintos del raciocinio y de la capacidad de controlar los placeres, lo que deriva hacia el comportamiento animal de la promiscuidad, entraríamos en una filosofía ética y moral decadente, que se asemeja a Sodoma y Gomorra. Un abrazo tocayo.

    • La culpa no es sólo de los jóvenes. ¿Qué formación les hemos dado? ¿Qué educación (también sexual) les quieren dar a los niños y adolescentes? Somos una porquería de país con unos políticos incapaces de consensuar algo tan fundamental como como una Ley de Educación. Un abrazo, tocayo.

  • Como bien dices, Ramón: «Los cristianos tenemos que proclamar bien alto que el amor tiene que ser el motor de las familias y que el sexo tiene que estar al servicio del amor y no para destruir el matrimonio y la unidad familiar.»
    Opino, creo y siento que el sexo es una hermosa expresión del amor hacia tu pareja a la que amas. Las parejas que se definen» libres» están pensando más en otra cosa que en el amor.
    Un abrazo

  • Ramón , te felicito por tu valiente y brillante artículo.
    Hay que saber llamar las cosa por su nombre y el amor entre hombre y mujer exige fidelidad, generosidad y una fuerte unión en las duras y en las maduras .
    Lo demás es burlarse de quienes tomamos el Amor en serio

    • Hola, Pilar. Los que hemos sido educados en principios y valores morales, esencialmente cristianos, tenemos que luchar para que no sigan avanzando los ‘retrocesistas progresistas’ de la izquierda caniche. La pena es que el centro derecha tiene unos líderes (creo que la mayoría) que no comulgan con un catolicismo auténtico y verdaderamente progresista. El bueno (creo que también valioso políticamente) de Feijóo, cuando le pidieron que jurara o prometiera se cargo de senador, eligió el ‘prometo’. Un abrazo.