Introducción
Nuestra capital no es ciudad de grandes edificios, suntuosos, majestuosos como sucede con otras ciudades, como por ejemplo la “capital del Reino”, esa Valencia todopoderosa. Bien es verdad que disponemos de una riqueza natural con las playas, los parques y jardines… Tenemos importantes museos y un patrimonio histórico-artístico aceptable, con las ermitas, las torres de la huerta, las estatuas y monumentos destacados, que también son dignos de mención. Es una ciudad orientada al turismo, a los servicios, con hoteles y restaurantes de prestigio y, últimamente, centros de negocios, con gran auge de la tecnología digital, de mucha importancia en nuestro país e, incluso, relevante a nivel internacional. Todo ello, sin olvidar el patrimonio gastronómico, pues la gastronomía alicantina se sitúa entre las punteras.
Pero eso no quiere decir que no contemos con edificios emblemáticos, especialmente los situados en la Explanada o cerca de ella, como la Casa Carbonell, la Casa Alberola o el Edificio Lamaignere, por solo poner unos ejemplos.

En épocas recientes, una buena parte de nuestro patrimonio ha sido esquilmado, como sucedió con la ermita de la Virgen del Socorro o la mutilación de la Casa Alberola, por solo poner unos ejemplos. Pero al visitar Alicante, todo el turismo queda admirado de la silueta, el porte y la elegancia de un edificio que nada tiene que envidiar a otros muchos de los más señoriales de la Comunidad Valenciana. Me refiero a la Casa Carbonell, que puede considerase uno de los símbolos de Alicante junto al Castillo de Santa Bárbara, la Explanada de España o ese clima privilegiado de la terreta.
Pero hablemos sobre la Casa Carbonell
Uno de los motivos de escribir este trabajo fue mi modesta vinculación a Alcoy, pues allí estudié, durante los años 1951 al 1954, la enseñanza primaria y el primer año de Bachillerato Elemental, en el Colegio de los Salesianos, situado en la misma plaza en que están ahora los edificios de la Universidad Politécnica de Valencia, sección de Alcoy, que a la sazón eran fábricas textiles propiedad de la familia Carbonell. El director del Colegio de los Salesianos era el padre José María Mir Brugada. Recuerdo con mucho afecto a mis profesores, entre ellos a don Antonio y don Jerónimo.
El examen de ingreso y primero de Bachillerato Elemental, que tenía que ser revalidado en un centro del Estado, lo realicé en el Instituto Padre Vitoria, siendo entonces director del mismo don Eduardo Nagore.
Mi estancia en Alcoy fue muy gratificante e hice allí muchos amigos, naturalmente la mayoría de mi edad. Mi padre trabajaba allí esos años, antes de ser trasladado a Murcia. En Alcoy hice mi primera comunión y recuerdo que era muy típico hacer la vuelta a los puentes (¡tantos hay en Alcoy!), presencié varias ediciones del desfile de Moros y Cristianos, la Cabalgata de los Reyes Magos —la más antigua de España—, y conocí a don Cirilo, toda una institución en la ciudad, participando en la famosa Romería por él organizada. Los domingos iba a misa con mi familia a la Iglesia de San Roque, cuyo párroco era don Cirilo. Él fue mi confesor.

Estudiaremos la historia de ese edificio, realmente curiosa, con sus leyendas urbanas, las características de la Casa Carbonell y la persona que la propició, un rico industrial alcoyano que hizo mucho por Alicante y por Alcoy, su ciudad natal, y que realizó una especie de hermanamiento entre las dos ciudades. De todo ello nos ocuparemos en este artículo.
Dos leyendas urbanas
Sobre el origen de la Casa Carbonell hay dos leyendas urbanas que posiblemente no obedezcan enteramente a la realidad, pero creo que hay un sustrato de verdad en ellas, y lo que sucedió puede ser elemento que influyó en el empresario alcoyano para mandar construir el edificio.

Hay, como dije, varias leyendas urbanas ligadas a la Casa Carbonell que, aunque desmentidas por la familia, creemos que tienen un fondo de verdad y lo allí narrado fueron algunos de los motivos secundarios del porqué de ubicar en Alicante, y no en Alcoy, este singular edificio. Una leyenda va ligada al Hotel Palas y otra al Edificio Lamaignere, pero de ellas tratamos en otro lugar de este artículo, con todos los pormenores que hemos podido reunir.
Leyenda urbana en relación con el edificio Lamaignere
Las familias Lamaignere y Carbonell eran de las más conocidas y de más relevancia de Alicante. Como observara don Enrique Carbonell cierto desdén hacia su persona y como se consideraba el edificio Lamaignere un signo de distinción en Alicante, se propuso hacer uno junto al de los Lamaignere que lo superara en grandiosidad. No repararía en gastos y contrató a uno de los arquitectos más renombrados de la ciudad. Así nació esta casa, la de los Carbonell. Y a fe que fue la admiración de todos los ciudadanos.
Dos edificios emblemáticos, propiciados por dos empresarios asimismo emblemáticos y que tanto hicieron por nuestro Alicante
El edificio o Casa Lamaignere es una construcción residencial creada en 1918, obra del arquitecto alicantino Juan Vidal Ramos, ubicada contigua a la Casa Carbonell, proyectada por el mismo arquitecto y que realizaría con posterioridad. Presenta elementos arquitectónicos historicistas y del modernismo valenciano. Fue construida a instancias del empresario José Lamaignere Rodes y destinada a vivienda de alquiler, reservándose el entresuelo para comercios y para las oficinas de su propia empresa. Consta de planta baja y seis alturas. Tiene una ornamentación de estilo modernista en la parte inferior de los balcones y ventanales. Cabe destacar la fachada, así como el elegante mirador que hace de chaflán. En las sucesivas reformas efectuadas, la fachada ha perdido parte de su aspecto original, pero todo ello sin desvirtuar en demasía la concepción primigenia del arquitecto Juan Vidal. La fachada se rehabilitó en el año 2014. Sobre esta casa se han ocupado de hacer estudios, entre otros, G. Urbán, A. Martínez, J. Oliva, J. Sempere, J. Calduch y S. Escribano.
Leyenda urbana en relación con el hotel Palas
Don Enrique Carbonell visitaba con cierta frecuencia Alicante, desde su Alcoy natal, por motivos de negocios. En una ocasión —no estoy seguro, por los datos recogidos, de si le acompañaba su única hija—, tuvo un viaje muy accidentado y, al llegar a Alicante, tras atravesar la famosa Carrasqueta, pidió alojamiento en el hotel Palas. Los empleados de recepción, al ver a don Enrique en tan lamentable estado, con la ropa sucia y desgarrada y que había sufrido las consecuencias del viaje, lo confundieron con un mendigo y, dado el caché del hotel de categoría que tenía el Palas, le negaron el alojamiento. Esto lo consideró Carbonell un signo de desprecio y se propuso construir, justo al lado del hotel, una edificación que sobrepasara en suntuosidad y grandiosidad, al Palas.

El verdadero origen de la Casa Carbonell
Sin descartar por completo estos elementos coadyuvantes, veamos la verdadera historia del origen de la Casa Carbonell, que es el dar un remedio a la delicada salud de la única hija del rico industrial a la que, por su enfermedad y sus problemas respiratorios, los médicos recomendaron el benigno clima alicantino, lejos del rigor del clima de la capital alcoyana.
Y ciertamente, aunque nuestro empresario no pudo disfrutar de ese edificio por su temprana muerte, sí al menos fue viendo su construcción paulatina y cómo poco a poco se iba haciendo realidad su sueño.

Su hija sí disfrutó de este edificio y creemos que esto fue beneficioso para su salud, pues como dice el dicho “donde entra el sol, no entra el médico”. Eran varios los alicientes: se trataba de una construcción emplazada en una de las zonas mejores de Alicante, con la proximidad de la playa, con el buen trato y el cariño que los alicantinos daban a la familia Carbonell…
Todos esos ingredientes movieron a situar la casa en ese lugar y de esa forma poner su granito de arena para, como decíamos anteriormente, la mejoría en la salud de su amada hija.
Enrique Carbonell, un destacado industrial alcoyano
Enrique Carbonell Antolí (1870-1924) fue un hombre de exquisito refinamiento y extraordinaria sensibilidad. Era un importante industrial textil natural de Alcoy y fundó la emblemática empresa Carbonell y Cía., en el año 1903, que estaba destinada a la fabricación de géneros de punto, en un época en que la industria textil alcoyana se encontraba en pleno auge. La empresa de Carbonell llegó a tener más de 800 trabajadores.
En el año 1921, nuestro empresario sería nombrado presidente de la Asociación de Fabricantes de Géneros de Punto, muy poderosa e influyente, y que impulsó la industria de nuestra provincia, en aquellos tiempos aun no tan dependiente de Valencia. Carbonell fue nombrado, también en 1921, consejero de la compañía Fuerzas Eléctricas de Valencia. Ejerció igualmente durante un tiempo como teniente de alcalde de la ciudad del Serpis. Dejaría un impresionante patrimonio empresarial y su fábrica principal es hoy sede y parte del Campus de la Universidad Politécnica de Valencia en Alcoy, con un notable número de alumnos y un prestigioso cuerpo de profesores.
Aún podríamos enumerar otros cargos, pero ello sería muy prolijo para nuestro artículo y creemos que los expuestos son una muestra bien representativa de la nombradía y la “autoridad” de nuestro admirado empresario alcoyano.
Características de la Casa Carbonell
Encabeza el edificio el Paseo de la Explanada y es uno de los más fotografiados de Alicante, por su aspecto de palacete, representativo de las aspiraciones de la burguesía de comienzos del siglo XX. En la actualidad alberga viviendas particulares, oficinas y diferentes negocios. La fachada principal es modernista, con sus cúpulas y torres, junto a la ornamentación al gusto francés. Muy cerca de la Casa Carbonell se encuentran la Playa del Postiguet y la actual Marina Deportiva.
Las distribuciones se organizan en torno a los patios de luces y los núcleos de escaleras adosados, existiendo un núcleo principal y otro secundario para el acceso independiente al área de servicio. Alrededor de los patios de ventilación se ubican los pasillos de distribución y en todo el perímetro exterior está el resto de las estancias.

En cada una de las plantas hay cuatro viviendas con un amplio “programa”. Cada una de ellas, consistente en comedor, gabinete, sala, tres dormitorios, un dormitorio para el servicio, cocina, aseo, servicio específico, zona de recibimiento y vestíbulo. El área de servicio ocupa la fachada trasera preferentemente, y las estancias principales ocupan la fachada de la Explanada de España. Además, la sala y el comedor se significan formalmente al exterior con sendos miradores.
El edificio “esencial” muestra seis pisos de viviendas, el último de los cuales está en el ático, y locales de utilización varia en bajos y entresuelo. La composición de la fachada se ajusta a las convenciones académicas, con distinción tripartita de las partes, simetría, jerarquía y otros aspectos afines.

La ornamentación al gusto francés acaso esté algo recargada de elementos clásicos, lo cual, no obstante, da nobleza y empaque a la construcción. En su construcción se utilizaron materiales nobles, como mármoles para los zaguanes, piedra arenisca para el zócalo, hierro y cristal para las marquesinas, y cerrajerías y pizarra simulada para la cubierta.
Se tardaron cinco años en construir tan notable edificio —prueba de la meticulosidad y el rigor máximo con los que trabajó el arquitecto— y la arquitectura y el diseño tienen claros aires de la época, inspirados en modelos de Francia. Todo ello, como vemos, dota de una singularidad única e indiscutible al edificio Carbonell, que le distingue claramente de otros de su género de parecidas características.
Sobre el constructor de la Casa Carbonell
El artífice del edificio fue el arquitecto alicantino Juan Vidal Ramos (1888-1975), célebre por la construcción de muchas de las mejores representaciones de la arquitectura lucentina. Así, podemos mencionar, además de su autoría, el edificio Lamaignere, la Casa de Socorro, los edificios Sevilla, Mataix y Vigrana (en la plaza de los Luceros), el palacio de la Diputación, la sede principal de la Caja de Ahorros del Sureste de España (calle San Fernando), el edificio Bergé, el Hospital Provincial, la iglesia de San Juan Bautista de Benalúa, el estadio Bardín, el Central Cinema o el Cine Monumental Salón Moderno, por no citar sino una muestra del impresionante legado de este genial arquitecto. No cabe duda de que su trayectoria merecería un amplísimo estudio monográfico.

Estudiosos del tema
Sobre la Casa Carbonell y la figura del empresario que propició su construcción hay varios estudios e investigaciones, si bien creemos que aún falta mucho por descubrir e investigar.
Citemos como estudiosos del tema, entre otros, a Alfonso Jordá Morey, “Alicantinos ante todo” y sus colaboradores: Vectalia, Miquel Hernandis, “Alicante Vivo”, María Dolores Martínez Soto, Santiago Varela, G. García y Urbán, A. Martínez Medina, J. Oliva Meyer, A. Sempere, J. Calduch, Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante, “Alicantepedia”, David Rubio, “Sendas y Leyendas”, “Paseos con historia por la costa de Alicante”, Alicante Film Office…
Conclusiones y agradecimientos
Quiero mostrar mi agradecimiento, como siempre, al Archivo Municipal de Alicante, pues su colección de ejemplares de la prensa alicantina —sobre todo de la época— me ha servido de gran ayuda, así como a la prensa alcoyana y a todos cuantos estudiosos de la figura del señor Carbonell y del edificio emblemático que mandó construir han aportado muy valiosos y enriquecedores datos.
Enrique Carbonell amó Alicante y a su ciudad natal, Alcoy, la ciudad del Serpis, y el edificio Carbonell es un puente de unión entre estas dos importantes ciudades. Podemos decir que la Casa Carbonell es un trocito de Alcoy en el corazón de Alicante y, al ser un símbolo de Lucentum, es al tiempo un homenaje que se rinde a la industriosa ciudad de l´Alcoià. También al escribir este artículo me viene a la mente la figura de Miguel Valor, uno de nuestros mejores y más queridos alcaldes, aunque fuera por un período corto de tiempo, y uno de los mejores concejales, y que podemos considerar como alcoyano ilustre y prácticamente un alicantino más, por lo mucho y bueno que hizo por nuestra querida ciudad.
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Una lección de arquitectura e historia de nuestra ciudad.
Muchas gracias y un fuerte abrazo.
Gracias por ayudarnos a conocer más y mejor nuestro Alicate y nuestros alicantinos de la capital y de la provincia.
Muchas gracias.
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