¿Habéis proyectado alguna vez este deseo oculto en vuestra mente? Cuando el estrés se acumula sin alivio, nos sentimos infravalorados, sobrecargados en un ambiente de tensión, o cuando los conflictos personales nos superan, expresamos en público o para nuestro interior la voluntad de cortar por lo sano. Si a eso sumamos problemas financieros o falta de propósito claro en nuestro día a día, la salud mental se resiente y necesitamos empezar nuevamente de cero. No siempre es fácil dejarlo todo y reiniciar nuestras acciones, tal vez porque nos hemos metido en un callejón que parece no tener salida. Tensionamos al máximo nuestras posibilidades y no vivimos con libertad y tranquilidad. Es el momento en el cual, tras la gota que colma el vaso, pronunciamos esta frase tan impactante. En muchas ocasiones, si además hemos estado fingiendo una aparente calma y control de la situación, la proyección de este sentimiento no es entendido por nuestro entorno. Desconocían la presión que teníamos y pueden llegar a entender que es fruto del cansancio: “baja el ritmo y tómate un descanso”, como único consejo de los que no acaban de entender el proceso en el que te encuentras.
Puedo afirmaros que nunca me he visto en esa situación, pero he visto compañeras y compañeros sobrepasados por los acontecimientos que seguramente en sus fueros internos lo han pensado en más de una ocasión. Ayer mismo leí en la prensa la noticia que la Generalitat Valenciana (GV) acuerda retirarse del contencioso administrativo a menos de un mes de que se conozca la sentencia de la demanda contencioso-administrativa que la Universidad Miguel Hernández (UMH) interpuso por la decisión de la creación del grado de Medicina en la Universidad de Alicante (UA). La historia se repite y será la segunda vez que la UA tenga que defender la legitimidad de este grado tras la creación de la UMH el año 1996 con la segregación de su Facultad de Medicina. La UA se queda sola judicialmente para defender a los 86 estudiantes de Medicina que ya han completado el primer curso y a los que se han matriculado para el segundo. El tribunal correspondiente tomará la decisión con la base de la documentación de ambas universidades, pero sin la valoración del principal actor, la GV. Más allá de las argumentaciones respectivas que se tendrán en cuenta en la resolución del caso, llueve sobre mojado en una tensa relación que marcó el inicio de la universidad vecina y que se convertirá en un punto tenso en las relaciones futuras, sea cual sea su final. Un punto de inflexión de difícil gestión por quienes gestionan en estos momentos las dos universidades en litigio.
Frente a situaciones como esta, con un atisbe de situación extrema, de repetición de la situación, algunas personas se pueden mostrar desbordadas. Es evidente que hay que esperar la resolución de las perspectivas realizadas pero, en la mayoría de los casos, la anticipación de las posibles salidas al conflicto representan un incremento de la tensión emocional, aunque sean situaciones que afectan a un colectivo y nuestra acción solo se deba a la representación de este. Todo ello si además algunos miembros de las partes implicadas discuten abiertamente el inicio de un proyecto que nació en terreno de arenas movedizas o de incertidumbre jurídica como el planteado por el grado de Medicina en tanto que se nutre de recursos económicos internos, ya tensionados, para su ejecución, en posible detrimento de otras titulaciones. Un conflicto, pues, que generará tensiones sea cual sea su resolución.
Si el anuncio se ha llevado a cabo en el inicio de las vacaciones no es una cuestión menor. Nuestra sociedad ha empezado el periodo de descanso estival, con lo cual se reduce la capacidad de valoración y de comentarios internos por la desconexión habitual de esta época. Recordemos, por ejemplo, que algunos anuncios de acuerdos laborales vienen ofreciéndose los viernes al mediodía para intentar frenar el debate o respuesta interna durante el fin de semana, con lo que no es de extrañar anuncios como el de la retirada del contencioso administrativo por parte de la GV en las fechas en las que nos encontramos. Unas situaciones límite que nutren las historias literarias que podemos conocer en el momento de relax en el que nos encontramos. Así, una de las primeras lecturas que he acabado en estos días es la primera novela publicada por Rafael Ortiz Abellán, En un lugar sagrado. Retrato íntimo de Olga Rey (2024), una historia de tensión psicológica entre dos mujeres unidas por lazos de parentesco y que se enamoran del mismo hombre. Unas vidas marcadas por la voluntad de exprimirlas al límite y donde la protagonista en más de una ocasión proyecta el deseo de acabar con todo, expresando el deseo que me sirve desde el inicio de este artículo. “No puede dejar de sentirse víctima” explica Olga Rey, una frase que expresa la victimización que muestra quien se siente abrumado por los acontecimientos sin ofrecer ningún tipo de solución o de reacción efectiva para resolver el conflicto. Aunque todo se ponga en contra, la valía de las personas se muestra en la proyección del propio liderazgo y del control de uno mismo y de su entorno. De lo contrario, volveremos a pensar en la expresión anteriormente citada. Seamos fuertes, pues, y encaremos con decisión y tesón nuestro futuro.
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