Ya sea película, reportaje, serie, documental o cualquier forma de expresión audiovisual existente con una narrativa; una de las claves del impacto que puede llegar a tener es como comienza. Porque igual que pasa en la vida, primera impresión solo hay una. Y es esa primera toma de contacto la que determinará si te animas a darle una oportunidad a la obra en cuestión, o si toca trasladarla al departamento de asuntos olvidables.
¿Y cómo conseguir un inicio que enganche? Podríamos ir a lo fácil, y hacer caso a la vieja regla que afirma que lo mejor siempre es comenzar por el principio. Falso. Hay otras técnicas que renunciando al «Érase una vez…» consiguen atrapar al espectador desde el minuto uno de forma original y creativa. Juzgad vosotros mismos.
La potencia de la imagen
Recurso infalible para quedarte con la atención del espectador. No hay nada que funciona mejor que una imagen impactante y bella. Y si le sumas una buena música que acompañe, el efecto se multiplica por 10. Un ejemplo lo podemos ver en el documental «Océanos» (Jacques Perrin, 2009) que comienza con las sobrecogedoras imágenes aéreas de unas aguas embravecidas que, sin más melodía que la de las olas rompiendo, dejan claro el mensaje del film: los oceanos son ingobernable porque son ellos quienes reinan en el planeta.
Declaraciones inesperadas
Imagina que la crónica de una de las rivalidades deportivas más feroces y épicas que han existido nunca entre dos gigantes del baloncesto, comienza con la queja de un señor de rostro amargado que está harto de que vaya donde vaya, siempre le pregunten por su archirrival. Un oponente sin el cual nunca habría sido tan bueno ni hubiera alcanzado la categoría de mito. Así comienza el imprescindible «Magic and Bird: A courtship of rivals» (Ezra Edelman, 2010): con la sencilla lamentación de un Larry Bird que nos gana para siempre con su malhumor perenne.
Por el principio…pero diferente
Vale, habíamos quedado que comenzar por el principio no valía. Pero, ¿y si empezaramos con un inicio diferente al que nos han enseñado? Sin ir más lejos, el documental «Amy (La chica detrás del nombre)» (Asif Kapadia, 2014) propone un comienzo distinto a lo que imaginamos que es un documental biográfico: en lugar de comenzar con el clásico «Amy Winehouse nació en…» enseña la primera canción de la malograda cantante. El «Happy Birthday» que le cantó a una amiga recogido en una grabación casera.
In media res
Un recurso clásico de la narrativa: comenzar la obra a mitad de su desarrollo, contando unos hechos de los que desconocemos su origen como recurso perfecto para que nos enganchemos. Un ejemplo lo podemos ver en «Chris Herren, un yonqui del basket» (Jonathan Hock, 2011) que comienza en medio de una charla a un instituto del ex NBA y ex toxicómano Chris Herren. Así se despierta nuestra curiosidad de saber por qué un tipo que jugó en los Celtics acabó enganchado a la heroína.
Pirotecnia audiovisual
Uno de mis recursos favoritos: combinar en un montaje espectacular imagen, música y voz en off en un prólogo apabullante que impacte, deje sin aliento y te haga mantenerte pegado al sofá. Es la técnica que emplea «Bigger, Stronger, Faster» (Chris Bell, 2009) en su comienzo para contar cómo un tierno niño acaba convirtiéndose en culturista profesional. Y en sí misma, es una crítica brutal a los estereotipos masculinos de los 80 y 90.
Flashback
Terminamos este post mencionando una poderosa técnica que bien utilizada, da unos resultados espectaculares. Sin ir más lejos, recordemos que genios como Billy Wilder o Christopher Nolan la emplearon en sus obras. Consiste en comenzar en un punto de no retorno de la narración, desde el cual viajar atrás en el tiempo para conocer cómo se llegó a ese momento de infarto. «Winning Time» (Dan Klores, 2010) lo emplea en su comienzo, mostrando el momento exacto en el que las buenas relaciones entre los New York Nicks e Indiana Pacers de los años 90 se esfumaron para siempre, para construir desde cero el relato de una rivalidad chusca y bastante absurda.
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