Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Palabreando

Colegeando

Fotografía de Freepik.

Soy profesor de tiza. Lunes de cole. Llegó el momento esperado. Muchos padres y madres celebran este día como el mismo día de la Nochebuena, con panderetas, serpentinas, confetis, y mochilas y bono escolar y la despedida en la estación. Penélope aún sigue esperando (si no justifica las faltas, malo serás absentista y servicios sociales se pondrán en contacto contigo) y más de uno con las uvas y el champán. Bueno, o como el día de Reyes, a ver qué profesor o profesora les ha tocado a sus retoñ@s y si hay regalos o carbón. Y los corticoles del Corte Inglés, que ya no pone sus super anuncios en los carteles de las carreteras, que digo yo que tantos años anunciando la vuelta al cole, podrían poner a George Clooney con una mochila y pasando del café, total si ya comenzó siendo un niño, que ya ni me acuerdo el tiempo que lleva cafeteando.

Hay desde el momento “por fin” al instante “drama”, una especie de segundo crucial entre las madres (sobre todo porque van ellas) de infantil frente al resto, generalmente a partir de cuarto de primaria, para quienes es comedia y aplausos, siempre hablando en términos generales y humorísticos.

Para las primeras es algo así como que el mundo se está destruyendo sobre sí mismo. Pero ¡que no te esperes en la verja! que si tu hijo te ve, seguirá llorando para que lo rescates de todo ese horario de reclusión que nunca había vivido. Y tú piensas que estás abandonando a tu hija o hijo que, cierto, te va a durar un par de meses hasta que sientas la tranquilidad de que no sucede nada, no es necesario ni tiritas ni agua oxigenada ni bombona de oxígeno. Y los más mayores en plan. “por fin comenzó el colegio, ¡todo tuyo!, no necesito el ticket regalo”.

Uno está acostumbrado a la coña de cuando llegan las vacas a la tontería del “¡jo! eso de maestro mola, ¡cuántas vacaciones!”. Sonríes por educación e intentas ahorrarte la respuesta de: “pues acaba el instituto, haz la carrera, te metes en una lista o en unas opos y luego me lo cuentas”, porque parece que los profesores somos, como cantaría Radio Futura, El tonto Simón “dicen que siempre cuentas la misma historia…”. Yo aún estoy esperando a que un padre o una madre se plante en el o la pediatra de turno y le suelte “¡jo!, eso de ser médico, ¡que llevo un par de meses de espera para que me recibas!”. No, el profesor está desmerecido, está asumido.

Barcala, que no me lees: “patinete para la tercera edad”, responde corto y cambio. Responde corto que nunca habrá un cambio. Es lo que tiene la política, están todos y todas muy ocupados y ocupadas, normal con tantas obras tienen que hacer un curso de espeleología o de montañismo o algo parecido para poder cruzar la ciudad. Y de lo contrario, un refresco de contrapartida.

Fotografía de Freepik.

Lo dicho, la locura del comienzo del curso, que si el dilema de la mochila a la espalda, que mi hijo no es un misionero, o de la de arrastrar, que la zona de la espalda se la va a destrozar y va a crecer doblado. Que yo recuerdo ir al cole con mi mochila, quizá cartera se llamaba entonces, y diré más, cantimplora (palabra casi inexistente a día de hoy), con todos los libros sin dibujos, libretas y estuches de dos pisos y no pasaba nada, que veo que el oficio de butanero bombona al hombro se va a perder porque, como no se usan los pulgares para subir el butano vía tablet, ni conexión a internet, pues vaya, “Houston tenemos un problema”.

En octavo (siempre de EGB) mis compañeras se forraban los blocks de anillas con fotos de la serie Fama y de Leif Garret. Nosotros con imágenes de Mazinger Z y Comando G y hasta de Ulises y Telémaco. Pues eso. Y de Star Wars. “Que la fuerza te acompañe”.

Lo mismito que con la luz, que aquí nos venimos arriba con los coles que se olvidaron que a la tiza de toda la vida no se le va la luz. Sí, parece una tontería pero en esta era digital hay coles que molan mogollón, super mega modernos de nuevas tecnologías que los imagino como un concierto de una estrella de música en pleno show y que, de repente, vaya, se va la luz. Sí, la luz se va, pero no la tiza. He visto profesores quejarse de que se ha ido la luz y que no iba la pizarra digital, ni el YouTube, ni que existía la posibilidad de trabajar ni con el móvil, ni con la tablet, ni con cualquier dispositivo digital. ¡Vaya!, se olvidaron del lápiz. De la libreta. De que el pulgar existe, eso que es signo de evolución, pero también el resto de dedos, y que se puede escribir pero, lo más importante, que el profesor es el que explica. Que sí, que molan todas esas nuevas tecnologías, todas con nombres ingleses (no hay casi ninguna aplicación con nombre en castellano), que aquí vamos de modernos, pero que de nombres en castellano tipo “pantallazoyescribepuntocom”, que no, que todos son aplicaciones del inglés.

Que bueno para la peña, mientras haya luz y conexión a internet, mola mucho, pero se ha perdido todo lo de antes. Que sí, que llámame viejo, pero por el teléfono fijo que ni tienes, llámame lo que quieras pero todo se basa en lo mismo que uno es tan viejo que no sabe de aplicaciones y que cuando hizo la carrera le enseñaron a ser profesor de los de antes, no a ser informático (“aplicacioneros” que los llamaría yo), ni a basarlo todo en fotocopias, que parece que si el alumno lee y escribe es un delito. No voy a mentar las faltas de ortografía o tenemos una hecatombe y quejas al por mayor, pero como que a casi nadie le importa. como las conjugaciones verbales: pretérito pluscuamperfecto del subjuntivo del verbo andar. Venga, a pensar a ver quién se acuerda. Pues eso. Que está en Google.

Cierto, soy de la época de la EGB, leí El Quijote y La celestina en octavo. Hoy, si leen en sexto, rollo Supercity y Job Rompepiedra (librazo de valores) y cosas parecidas, ya es un triunfo. Olvídate de Valle-Inclán, de Unamuno, de Calderón, Lope… todo eso pasó a la historia. Los clásicos ya no existen. Por eso se llaman clásicos. Pero que ni en la música. Olvídate de Mozart, Schubert, Beethoven, Chopin, Bach, Narciso Yepes, su guitarra de diez cuerdas y el Concierto de Aranjuez que debería ser obligatorio escuchar desde siempre. Bad Bunny, Rosalía, Rauw Alejandro y todo el perreo del mundo es lo que se lleva ahora. Bueno soy megafan de Shakira, pero más de cuando antes de la canción a Piqué. Y el mundo sigue girando a pesar de que siguen siendo siete notas musicales las que crean la armonía o no.

Tenía un gran profesor, don Antonio, que siempre decía que el maestro que no se mancha de tiza no es maestro, en el sentido de que el profesor no es un youtuber (esa palabra ni existía, ni el personaje por supuesto), es una persona que explica, que si te manchas de tiza es porque has estado escribiendo, explicando, borrando con esos borradores que huelen a alergia pero que los que leemos esto sabemos de qué hablamos y limpiábamos espolsándolos en la pared de la ventana. Recuerdo en mi época de instituto que un profesor escribía en la pizarra y, si escuchaba ruido, se giraba y nos lanzaba el borrador y no pasaba nada. Ahora que ni se te pase por la cabeza, que te pueden acusar de casi todo aunque, claro, ahora como todo el mundo cree que aprueba con tan sólo estar matriculado. Que no es cierto.

Fotografía de Montypeter (Fuente: Freepik).

Pero que ahora olvídate de escribir demasiado. Ahora, si no tocas la pantalla digital como que no molas. Como que el niño es feliz saliendo al estrado (bufffff palabra que casi nadie emplea porque no existe ese escalón pero bueno) y tocando la pantalla, ¡venga piñata! que el momento toco la pantalla es algo buffff que, si lo piensas, es que alguien en algún momento programó un algoritmo, o lo que sea, para que el profesor se quede sentado dándole a un botón para que el alumno use su pulgar, como en el coliseo se ponía boca arriba o boca abajo, pero ahora tan solo es para corregir una suma. Los tiempos cambian, ahora gladiadores pues como que no.

Arovecho, mientras tanto, para pedir el Commodore o el Spectrum 48K, de teclado de goma, y el patinete para la tercera edad, porque el Atari no cuela en las escuelas, que usa un joystick (mando de palo) demasiado obsoleto. Sí, lo sé, soy un apasionado de esa época del Avalon, Kingth Lore, el Out Run, el Jet Pac, el Bruce Lee, el maravilloso Abu Simbel Profanation y podría citar cien mil más. ¡Qué tiempos pixelados! Pocos sabrán del Skyfox.

Que no digo que las nuevas tecnologías no sean importantes, que lo son, que son imprescindibles… Bueno, creo que hay quien crea cosas aparentemente imprescindibles para vender un producto, pero es lo que hay. Yo sigo pensando que un libro, una libreta, un lápiz, una goma y ganas de estudiar pueden con todo y que, en el fondo, los y las que aprenden son ellas y ellos y que nada tiene que ver con una pantalla digital. Que todo el mundo tiene móvil, sí. Que hayamos perdido esa parte de humanidad que no se carga a la red con un cable, quizá; que la ley del esfuerzo se haya diluido, quizá; que para muchos es más importante aprobar que aprender, seguro.

La educación es todo lo que te hace aplicar lo aprendido. Pero que cada día nos levantaremos tratando de hacer sonreír, a la par que aprender, a cada uno de nuestros y nuestras alumnos y alumnas. Aunque aprender sin sonrisa no sea lo importante, quizá.

En fin que ustedes lo lean, lo pasen y lo paseen bien.

Bruno Francés Giménez

Escritor de serie B.

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