Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Caminando con la historia

Clara Campoamor y el voto femenino

Fotografía de Clara Campoamor por Virgilio Muro (Fuente: Wikimedia).
“En la política lo que me interesa y apasiona es servir, no medrar” o “¿Y yo que soy? Soy demócrata, feminista y pacifista”. Clara Campoamor.

En la época que vivimos donde el feminismo parece estar de moda, ya en los años 30 y con la nueva constitución de 1931, la política madrileña Clara Campoamor (Madrid, 12 febrero, 1888) se abría paso en una sociedad con constantes cambios significativos y tensiones sociales, que reflejaban un período de transición y agitación política, económica y cultural en España.

Hay que mencionar y situarnos en el contexto de esos años con un golpe de Estado militar y la dictadura del general Primo de Rivera (1923-1930). Como periodistas no podemos olvidar la censura de la prensa durante ese periodo de tiempo así como que se trataba de una sociedad patriarcal, conservadora, católica, con roles de género tradicionales y desigualdades sociales.

Clara Campoamor tuvo que dejar la escuela y con 12 años ponerse a trabajar tras la muerte de su padre. En 1922, a la edad de 34 años, inicia sus estudios de bachillerato y Derecho. Destacar sus comienzos en el diario La Tribuna, pero su lucidez y lucha por la mujer se la debemos a su amiga y sufragista Carmen de Burgos, con quien empezaría su apasionamiento por las políticas a favor de los derechos humanos y especialmente por la situación de las mujeres.

Con esa efervescencia política y social, con movimientos sociales obreros, sindicatos y partidos políticos tanto de izquierda como de derecha, anarquistas y socialistas y constantes huelgas y conflictos laborales, nuestra protagonista supo ganarse el respeto de muchos (pero no de todos), incluso de los oponentes políticos con un discurso sencillo que llegaba y calaba a todo el que lo escuchaba, y donde sus primeros opositores se encontrarían en su propio partido.

Para situarnos en la sociedad de la época y su entorno social, tenemos que imaginarnos cómo hombres tan importantes, y diría que eruditos, de esa sociedad española, hacían alarde de estudios y escritos. En esos tiempos, Gregorio Marañón escribía un estudio titulado Sexo y trabajo en el que argumentaba que la maternidad incapacitaba a las mujeres para el desempeño profesional y, paralelamente, el señor Ortega y Gasset afirmaba que aquellas mujeres que querían desempeñar funciones que se concebían masculinas eran incapaces de obras de genio y casi degeneradas. Posteriormente también criticarían a Campoamor por la defensa de casos como el de Concha Espina (escritora) y Josefina Blanco (actriz), maltratada esposa de Valle- Inclán en sus casos de divorcio.

Busto dedicado a Clara Campoamor realizado por Lucas Alcalde. Fotografía de Luis García (Fuente: Wikimedia).

Podemos deducir que nuestra Clara Campoamor estuvo en constante lucha durante gran parte de su vida para desmentir todas estas falacias sobre las supuestas incapacidades del género femenino, señalando que la ley debería proteger especialmente la maternidad y a la madre, propiciando leyes tanto de igualdad salarial o el delito de adulterio, en el que solo se acusaba a las mujeres, o el mismo divorcio que en la misma Constitución de 1931, así lo reflejaba y que hasta el 7 de julio de 1981 no entró realmente en vigor.

Licenciada en Derecho y segunda mujer en ingresar al Colegio de Abogados de Madrid y luchadora incansable dentro de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas, nuestra protagonista se colegió en 1925 y con su despacho en la plaza de Santa Ana se convierte en la primera mujer en defender un caso ante el Tribunal Supremo.

Admiradora de Concepción Arenal (próximamente haremos un artículo de esta maravillosa mujer) Clara Campoamor consiguió en 1934 erigir una estatua en su memoria que podemos encontrar hoy en día en el parque del Oeste de Madrid.

Mujer que, aunque se la recuerda por el voto femenino, en 1931 como diputada en las Cortes de la Segunda República (sufragio universal) fue perseverante e incansable a favor del divorcio, ayudando paralelamente a las mujeres que tenían hijos fuera del matrimonio.

Perdería su escaño dos años más tarde y Alejandro Lerroux (fundador y a la vez líder del Partido Republicano Radical) le ofreció a Clara un cargo como directora general de Beneficencia y Asistencia Social y, seguidamente, Primo de Rivera le ofreció cargos que ella rechazó por sus convicciones políticas en contra de una dictadura.

Al estallar la Guerra Civil, Campoamor se exilió a Suiza y luego a Argentina hasta 1955 y tras el golpe de Estado, en Argentina. Se volvió a trasladar a Suiza, falleciendo en Lausanne (Suiza) el 30 de abril de 1972.

Jorge Monreal

Natural de Madrid y dianense de adopción, estudié Educación Física (INEF) y toda mi vida ha estado vinculada a la nutrición y alimentación para el alto rendimiento deportivo, aunque mi vocación siempre fue el periodismo, así que con la ayuda de la Universidad de Barcelona logré tener el grado de comunicación además de otros estudios paralelos como Máster de Comunicación Empresarial y Corporativa en la Universidad Isabel I, un posgrado en Publicidad y Relaciones Públicas y un MBA en una escuela de negocios en Florida.

Lo importante es que soy una esponja para el periodismo y su historia, presente y posibles escenarios de futuro. Formar parte de la familia periodística y más concretamente de la APPA ha sido un verdadero honor al que espero poder contribuir engrandeciendo la Asociación y buscando un futuro próspero como profesionales y comunicadores, aunque tenemos que reconocer que en España nos queda un gran trabajo.

1 Comment

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  • Jorge: Interesante personaje el de Clara Campoamor. ¿Sabes que antes y durante el gobierno del Frente Popular fue perseguida por extremistas de izquierda ‘incontrolados’ y que tuvo que huir a Suiza ante el temor de que la asesinaran ‘los suyos’? Un abrazo.