Hace 20 palotes pude terminar de convencer a un amigo de lo que, seguramente, él ya había decidido hacer. Con sus estudios, su experiencia y su equipo dejó un cómodo lugar bien remunerado y se puso a hacer eso que a nadie recomiendo pero a todos los que lo hacen admiro: emprender, jugársela y montar su propia empresa. Un amigo dice que no le desea mal a nadie, pero que se case, que tenga hijos y que monte una empresa. En este caso, montar una clínica oftalmológica en Alicante, justo al lado de su casa de niño, en padre Esplá, en el Plá (los de allí le ponemos acento).
Enrique Chipont es un médico oftalmólogo de los mejores, que opera bebés y ancianos, jóvenes y mayores, y gente de todo el mundo lo busca para poner su vista en sus expertas manos.
Siempre he visto a los médicos como unos artesanos. Viven de sus manos, de su conocimiento y, los muy buenos, de su actitud. En algunos te puedes encontrar con el «síndrome de Dios», pero la mayoría que yo conozco bien tienen un denominador común: son buena gente. Cada uno tiene a los suyos, a los médicos de su vida. Yo hablo de los míos y tengo que nombrar a Antonio Server, un tío espectacular, siempre amable y práctico y que no se calla ni bajo el agua. De él he oído decir «¿y quién en Alicante no es amigo de Antonio Server?».
Emilio Ruiz de la Cuesta, muy buena gente e inteligente, y ya erigido como uno de los 50 mejores médicos cirujanos de España. Luis Marhuenda, prejubilado, pero que siempre está disponible para ayudar y diagnosticar con acierto; un gran señor. Rubén Davó, una eminencia en maxilofacial; José Belda, otro oftalmólogo de referencia; Francisco Rodríguez Argüeso, cardiólogo, una gran persona y muy empático siempre; Lorenzo Rabadán, un especialista internacional en innovación en cirugía oncológica que, por suerte, tenemos ahora en Alicante; Juan Bautista López Molina, un ginecólogo excelente; José Mauri, un gran otorrino.
A Enrique Chipont, además, lo conozco de pequeño; éramos casi vecinos, vivíamos a dos calles, y desde nanos íbamos juntos al cole de los jesuitas desde el Plá. Para más familiaridad, jugábamos al balonmano en aquel equipo mítico de Inmaculada con Chipi, Pica, El Feo, Chichi, Perfe, Buzo, Gimmy y Mejías de portero, con El Espina de entrenador y los amigos Morfi, Rafa, Morales, el llorado Jorge, etc., del curso siguiente.
Chipi y yo llevábamos años sin vernos por los estudios y la vida, pero nos volvimos a encontrar en la boda de Juanito y Patricia y ya nos reunimos de vez en cuando, sin separarnos mucho, sólo lo justo para hacer cada uno nuestra vida. La verdad es que es una relación de amistad de esas que puedes no verte, pero sabes que, si llueve, tienes un paraguas. Ahora su empresa, Oftálica, cumple 20 años y hoy es su cumpleaños también.
Por todo ello quiero felicitarlo y, de paso, darle las gracias como a todos los profesionales que velan por nuestra salud; es para aplaudir, por lo menos a muchos de ellos. A otros no. Haciendo amigos.
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