Cambio climático y turismo

Siempre he pensado que la responsabilidad de un profesional del periodismo no es sólo expresar su opinión y decir verdades contrastadas, creo que también entra en la profesión ser inteligente y defender lo tuyo. Estamos llenos de noticias sobre el calentamiento global, algo que ya ocurrió en el medievo, pero hoy lo sabemos todos y, además, todo lo que pasa en todo el mundo. Verdad es que parece que habrá que adaptarse y que si la solución dependiera de nosotros, ya hemos llegado tarde.

Entre las noticias que nos encontramos hoy sobre la crisis climática destacan las que avisan sobre las consecuencias terribles en las zonas turísticas actuales, que se abandonarán o sufrirán el descenso del turismo respecto a las que hasta ahora eran minoritarias, pero que en el futuro disfrutarán de un gran esplendor. En fin, tirando piedras hacia nuestro tejado, porque los primeros que avanzamos esta hecatombe somos los del sur y creo que este verano se han torrado todos los turistas desde Cabo de Gata al de Finisterre sin solución de continuidad.

Resulta curioso comprobar que las noticias de nuestros diarios son siempre muy alarmantes porque hace mucho calor en verano. Yo recuerdo, de niño, que eso sí era calor. El aire acondicionado no existía ni en vehículos ni en casa, el apartamento no tenía ni piscina ni ascensor, los veranos en coche y los viajes eran una tortura aunque los llevábamos con alegría a pesar de que podías hacer huevos a la plancha en el capó del R8 de tu padre sin dificultad. Solo el Mare Nostrum (que no “suyum”) nos refrescaba y así éramos auténticos peces durante horas y horas, cazábamos cangrejos y comíamos lapas, directamente o con un poco de limón; venía el heladero y se hinchaba a vendernos polos que hoy no superarían el más mínimo control sanitario, pero que estaban buenos y nos parecían helados sicilianos gourmet de esos de ahora. En fin, que hacía un calor que…

Siempre me ha parecido que la voz escrita de Alicante tiende a sacar lo peor de lo que aquí sucede y eso ha creado nuestra imagen de “menfotistas” y de gruñones que nunca quieren hacer nada; es decir, que si no mejoramos es por culpa nuestra. Al menos pensemos que un sector tan de aquí como el turístico, que ha sido pionero en todo, y adaptativo al máximo, sabrá de nuevo hacer su trabajo y encontrar fórmulas para seguir atrayendo esa pequeña migración septentrional que cada estío nos invade pacíficamente.

El turismo es clave y no solo para la economía, también para la cultura, la convivencia y el futuro. El turismo es mágico, nos abre los ojos a lo desconocido y nos hace comprender la singularidad de cada rincón del mundo con su cultura, su personalidad y, en sentido amplio, ya saben aquello de que la mejor cura para un nacionalista es viajar (¡cuánto viaje hace falta!). Anticipar desastres es de agoreros y todos jugamos un poco a eso, pero que los medios de aquí sean los primeros en dirigirnos a empujones a Ponferrada, Calamocha o Molina de Aragón no me parece acertado. Sobre todo cuando la oferta turística en la Costa Blanca es espectacular. Muchos ni conocen Guadalest; muchísimos no han visto nunca las pinturas macroesquemáticas levantinas, ni el nacimiento del Vinalopó; ni muchos han ido a El Algar; ni muchísimos han visitado el Recorral, ni un paraje como el Monnegre. Son batallón los que no han probado el aceite de olivos milenarios de Millena o las pelotas de la Vega Baja. Otros no se han bañado en las pozas de Beniardá; algunos miles no conocen La Encantá de Planes, el castillo de Castalla (cuesta subir pero es espectacular y está musealizado); muchos de la provincia no han ido al MARQ todavía; Elche tiene patrimonios de la Humanidad que los de L’Alacantí ni conocemos; las lagunas de la Mata, la laguna rosa de Torrevieja, El Hondo, incluso singularidades de Benidorm, La illeta de El Campello, Orito, la cruz de la Muela, el azud de san Juan en Mutxamel… ¡algunos no han ido a Tabarca!

El cambio climático es real, no sé si lo hemos provocado nosotros o lo hemos fomentado, eso seguro, pero nos adaptaremos también seguro. De momento apoyemos lo nuestro que es lo que nos permite nuestro modus vivendi y tiene que seguir dándolo. O eso espero…