Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Caminando con la historia

Bodas y política, historia inglesa y española

El rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia (Fuente: Wikimedia).

Si hablamos de historia entre reyes e infantas de las coronas española e inglesa, parece que solo nos viene a la mente el enlace del cinematográfico monarca de la casa Tudor, Enrique VIII, que se casó seis veces y ejerció el poder más absoluto entre todos los monarcas ingleses. Durante su reinado rompió con la Iglesia católica y se proclamó jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra (Iglesia anglicana).

Pero a lo largo de la historia, cuatro infantas españolas se enlazaron con cuatro reyes de Inglaterra y otras cuatro princesas inglesas se casaron con monarcas españoles.

La primera de las bodas fue la de Leonor Plantagenet y Alfonso VIII de Castilla en el año 1170. Leonor fue hija del rey Enrique II de Inglaterra. La niña tenía solo diez años cuando fue enviada a España para casarse con Alfonso, que después sería Alfonso VIII, y tuvieron la nada despreciable cifra de diez hijos.

La segunda boda, en 1191, fue la de la infanta Berenguela de Navarra con el rey Ricardo I o Ricardo Corazón de León. La infanta española se casó en Chipre con el muy aludido en películas del querido Hollywood (Robin Hood, Los caballeros de la mesa redonda, Merlin o Camelot) y ambos viajaron juntos a Palestina, donde Ricardo Corazón de León luchó en las Cruzadas. Esta vez no tuvieron suerte en la descendencia y lo curioso es que nuestra infanta nunca llegó a pisar suelo inglés.

Fotograma de la película Robin de los bosques.

El tercer matrimonio unió en 1254 a Leonor de Castilla con Eduardo I de Inglaterra, también conocido como “Zanquilargo” o “Piernas largas”. Tras las constantes luchas entre ingleses y españoles se sella este enlace por una paz ya necesaria y que rubricaron, agarraos bien, teniendo 15 vástagos. Leonor también acompañó a su marido a las Cruzadas y a la conquista de Gales.

Fuente: Wikipedia.

La cuarta boda, en 1393, unió a la princesa Catalina de Lancaster con Enrique III de Castilla. El matrimonio tuvo tres hijos, María, Catalina y Juan, que se convirtió en el rey Juan II de Castilla, padre de Isabel la Católica.

El quinto enlace es el de Juana de Navarra y Enrique IV de Inglaterra, que contrajeron matrimonio en 1403, ambos en segundas nupcias. Aunque los dos tenían hijos de sus anteriores matrimonios, no tuvieron descendencia común.

El sexto matrimonio unió en 1509 a Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, con Enrique VIII, del que hemos hecho la introducción, pero que no hemos comentado que fue un miserable que repudió y encerró en el Castillo de Kimbolton a nuestra Catalina de Aragón para casarse con Ana Bolena. Catalina, reina de Inglaterra, le dio seis hijos, pero solo sobrevivió una, María, que acabó convertida en reina de Inglaterra.

La séptima boda, en 1554, fue la de Felipe II, de 27 años, con la reina María de Inglaterra, de 38, más conocida como María Tudor. Felipe II fue rey de Inglaterra durante los cuatro años que duró su matrimonio con la reina María de Inglaterra, que era hija de Enrique VIII y de Catalina de Aragón (que hemos nombrado anteriormente). La boda se celebró en la catedral de Winchester el 25 de julio de 1554. María murió cuatro años después sin descendencia.

La octava boda fue de Alfonso XIII y la princesa Victoria Eugenia de Battemberg en 1906. Ambos se habían conocido durante el viaje de estado y que, como curiosidad periodística, uno de los enviados especiales a cubrir el acontecimiento fue nuestro querido José Martínez Ruiz, más conocido como Azorín, para el ABC y uno de los pilares de la generación del 98 con Unamuno, Ganivet, Baroja, Maeztu, los Machado, Valle-Inclán o Benavente.

Jorge Monreal

Natural de Madrid y dianense de adopción, estudié Educación Física (INEF) y toda mi vida ha estado vinculada a la nutrición y alimentación para el alto rendimiento deportivo, aunque mi vocación siempre fue el periodismo, así que con la ayuda de la Universidad de Barcelona logré tener el grado de comunicación además de otros estudios paralelos como Máster de Comunicación Empresarial y Corporativa en la Universidad Isabel I, un posgrado en Publicidad y Relaciones Públicas y un MBA en una escuela de negocios en Florida.

Lo importante es que soy una esponja para el periodismo y su historia, presente y posibles escenarios de futuro. Formar parte de la familia periodística y más concretamente de la APPA ha sido un verdadero honor al que espero poder contribuir engrandeciendo la Asociación y buscando un futuro próspero como profesionales y comunicadores, aunque tenemos que reconocer que en España nos queda un gran trabajo.

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