Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Palabreando

Boabdileando

"La Rencidión de Granada" pintada por Francisco Pradilla y Ortiz en 1882. Se encuentra en el Senado de España (Fuente: Wikimedia).

Cuenta la leyenda que Aixa, la madre de Boabdil, le espetó la famosa frase cuando éste perdió el reino de Granada y entregó las llaves al salir de la Alhambra, allá por el 2 de enero de 1492, “llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”.

Esta frase la conocemos sobre todo los de la EGB porque como ya no se da nada en los colegios de estas cosas, o se pasa casi por alto no sea que alguien pueda ofenderse, pues eso. Como el otro día que en un programa de la tele de esos de concursos hicieron una pregunta referida a Jacinto Benavente, pues claro, la peña se quedó con cara de pasmarote o pasmarota, porque ni les sonaba; normal, no era ningún youtuber, ni jugador de fútbol, ni cantaba reggaeton, ni nada por el estilo pues para qué ahondar en cultura nacional ahora que empezamos a desnacionalizarnos gracias a los mandatarios reflexivos, que yo estoy por tomarme jornadas de reflexión de lunes a viernes y ya el finde regreso, pues como el ayuno intermitente, cuando necesite una nueva reflexión pues a reflexionar que la meditación dicen que es muy buena y si es a gastos pagados pues como que mucho mejor.

No suelo hablar de política porque creo que la inmensa mayoría va a por lo mismo, pero ese gasto que se ha hecho en autobuses, pancartas, chapas y pijadas varias, ¿no habría sido mejor invertido en dar de comer a los que no tienen, en algo verdaderamente social? A mí me hace mucha gracia la hipocresía de la gente pero estos comportamientos tan de inmadurez los veo muchas veces en las calles del día a día y así nos va.

El otro día, sin ir más lejos, paseando por la Playa de San Juan, ese precioso día 1 de mayo que salió ventoso y lluvioso, hacia la hora de comer veo en la avenida Costablanca a unos padres de esos modernos, de esos que pasan de los treinta y cinco, con coche de los grandes de esos de ahora que todo el mundo lleva, vestidos de ropa pija, osea pija, quizá con una casa en el PAU 5, intentando no molestar a su hija de unos cinco años que montada en una bici, llorando y gritando en mitad de la calle, se negaba a subir al coche.

Los padres de esos modernos de ahora que todo lo dialogan con sus hijos porque sí, porque todos nos encontramos al mismo nivel de comprensión, autoridad y de decisión, que somos un equipo, y lo importante es que el niño o la niña no se ofenda o no pueda entrar en confrontación con una orden directa que no se le pase por los mismísimos caprichos, pues estos padres estaban, bajo la lluvia que caía en ese momento, lo dicho, dialogando con su hija que era un buen momento para ir a comer, que estaba lloviendo, que se estaban mojando y que no era la mejor opción el quedarse empapándose bajo la lluvia.

Imagen creada con la IA Copilot de Microsoft Bing.

La niña que ya les tenía comido el terreno, quizá desde que nació y a la que se le consintió todo y hasta se le rio la primera palabrota o maldad como: “mira la niña qué graciosa nos ha salido, que resalá”, no movía ficha, que no, que de ahí no se iba y que ella quería playa y bici.

Al final no sé en qué quedaría la cosa, pero que se iban a mojar seguro. Luego fardarían de que si la niña tiene carácter, tiene personalidad, tiene poder de decisión y tontadas como esas que hacen a los padres sentirse reconfortados. Todo vale como excusa. “Toma hija la tablet, te grabas un tiktok que lo vean mis compis del trabajo que se van a hartar de envidia del arte que tiene mi niña que triunfa en las redes sociales”. Luego no sabrá leer, ni sumar, ni restar pero eso no importa porque encima tenemos un gato y mira, que salen los dos juntos haciendo monerías, están para comérselos. Mi hija ha nacido para estrella de lo que sea.

Luego llegan al colegio, han de compartir y han de atenerse a unas mínimas reglas de comportamiento y respeto porque no están en su casa y a muchos les explota el cerebro, y a sus hijos también, que ahí hay más tiranías que en Juego de Tronos y los egos se disparan y llegan los problemas, y a más edad, con las redes sociales, más lío. Eso sí, no hay niño o niña que no tenga móvil, tablet y videoconsola. Lo dicho, mimados a un nivel de disparate, pero “no me des la lata hijo que acabas de venir de las extraescolares, del inglés, del judo, son las ocho de la noche y todos estamos cansados, así que cógete la tablet y a dormir”. (Del colegio ni preguntan la gran mayoría).

Antes, tu padre o tu madre te decían que al coche, que nos vamos, y era al coche, que nos vamos, y no te hablaban mal, ni te trataban de ningún modo extraño, tan sólo era una cuestión de respeto y tenías asumido que los adultos eran los que marcaban las pautas de comportamiento y de cuidado por tu bien y no era necesario que lloviera, o que ningún desastre natural cayera del cielo para obedecer, era todo más simple; ahora no es la norma y para todo tiene que haber un diálogo centrado en la no frustración del niño o niña de cinco años, que seguro que más de algún padre o madre le dejan hacer una paella con fuego de llama, que no pasa nada que ya hemos hablado con nuestro hijo o nuestra hija y sabe perfectamente cómo hacerla porque la ha visto hacer en MasterChef Junior y a ver si la próxima temporada entra porque su futuro es la cocina, no veas el modo en que abre y se come la bolsa de las patatas fritas, como si no hubiera un mañana, que todo es empezar.

Y con el paso del tiempo la cosa no se corrige, porque luego hay madres y padres que son mayores y se dedican a hacer la compra a sus hijos e hijas como si fuera una obligación. Que hasta hay quien viendo cómo sus padres se desloman y cargan no son capaces de prestar ningún tipo de ayuda, ni llevarles el agua. Es lo que al fin se crea. A esas edades lo importante es, entre otras muchas cosas por supuesto, pero para salir corriendo a reflexionar, Barcala, patinetes para la tercera edad.

Y volvemos al principio, al reflexivo, a quien está acostumbrado a que nadie le lleve la contra, al ordeno y mando sin que nadie me tosa, sin que pueda aceptar que estoy equivocado (o no, pero que el planteamiento sea real y no de cara a la galería), y que hago lo que me da la gana, haga sol o llueva porque, quizá, haya sido así, de ese modo toda la vida, porque los comportamientos se aprenden desde la infancia. Salvo excepciones, uno no se hace tonto en un par de horas. Es un proceso largo y continuo donde todas las barreras que no se pueden saltar, o salvar, tan sólo se derriban porque suponen una afrenta; y si encima tienes don de gentes, pues el triunfo es mayor porque hay quien no sabe pensar, o no le apetece, o es tan cómodo que lo hagan por ti que mientras mantenga lo que tengo haré lo posible por perpetuarlo.

(Fuente: Freepik).

Dudo mucho que a esas manifestaciones tan chulas y de gente tan fan con chapas y bocadillos de tortilla acudan personas que no tienen para comer, o los mendigos que pasan frío en la calle, los que no saben si llegarán al día siguiente, los que no tienen ni para zapatillas, no ya nuevas sino que no estén raídas; esos no creo que fueran a por una chapa y por ellos no creo que reflexione nadie ni salgan a apoyarlos para salvar sus vidas. Esas vidas no cuentan. Es la vida que somos.

Y ayer fue el Día de la madre y ahí también hay dilema. Está claro que el Día del padre ya no se celebra. Yo recuerdo hacer ceniceros o figuritas de arcilla en el cole para el 19 de marzo y otra cosilla también chula para el primer domingo de mayo y lo pasabas genial. Nadie pensaba si era o no algo religioso, tan sólo era para tu padre y para tu madre. Evidentemente al padre se lo han cepillado, como no podía ser de otra manera en esta sociedad anti hombres y anti religiosa; ya no hay para el Día del padre pero para el Día de la madre sí, que podría valer como un tiro “de oca a oca” que viene del 8 de marzo, pero también tratando de quitarle cualquier gesto religioso o cosa que se le parezca, que ahora no está bien visto ni ser creyente ni practicarlo y si lo dices hasta te miran con cara rara, como pensando “a estas horas de la película aún se cree lo de Adán y Eva y toda esa historia, ¡menudo ignorante!”;

Y luego, también, para el 15 de mayo que es el Día de la familia, que tampoco es moco de pavo, porque ahora las hay de todas las variantes, de todas las combinaciones posibles (pero no se les ocurra hacer bromas, que te salen los y las intolerantes de turno esperando lincharte por hacer humor que no será bueno y será con mala intención facha). Nada que ver con hace años. Que está bien el progreso, que a mí todo lo que sea modernidad a nivel social me parece bien si todo es consentido y hay amor y respeto de por medio, pero que con el tiempo palabras como novio y novia, o marido y mujer, que sonaban bonitas, ilusionantes y hasta románticas serán meros vestigios del pasado, de un lenguaje de gente arcaica, y facha por supuesto, y la palabra pareja será lo que prime, bueno, si dura, porque como hoy en día tampoco es que las parejas duren demasiado pues eso, lo que decíamos al principio, que llegará un momento en que nadie soportará a nadie, que todo lo que sea un problema será reemplazable. Irónicamente no se reflexionará sobre la solución porque todo es tan instantáneo como fugaz, que a rey muerto rey puesto, y que los valores serán no los comunes de dos, sino los que me valgan a mí, porque yo lo valgo, que para eso está lloviendo y que si digo bici y playa hay bici y playa, aunque sea la hora de comer y esté cayendo el diluvio universal.

Por cierto, si la frase de la madre de Boabdil, la hubiera dicho Boabdil a su madre, aún le están llamando de todo, machista como mínimo, le habría caído la del pulpo. Dicho por ella en el siglo XV. No digo más. A reflexionar.

Recomendación lectora: Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving.

Recomendación musical: Felicidad, de La cabra mecánica.

En fin, que ustedes lo lean, lo pasen y lo paseen bien.

Bruno Francés Giménez

Escritor de serie B.

2 Comments

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  • Creo que te ha salido el artículo más denso, profundo y divertido de cuantos has escrito en la ‘Hoja’. Y un monumento a la sensatez en tiempos de relativismo insensato. Un fuerte abrazo.

    • Muchas gracias don Ramón siempre por sus palabras. Me alegro que le haya gustado a todo un maestro como usted.
      Un abrazo fuerte.