El Hércules suma un punto, que pudieron ser los tres, en la Ciudad Deportiva del Levante, en Buñol. Quizá simplemente hubiera bastado, con meter mucho antes la quinta velocidad. Pero tampoco es ninguna novedad que, sobre todo fuera de casa, los blanquiazules suelen desperdiciar las primeras partes yendo erráticos y descolocados, sin rumbo fijo.
Atco. Levante 1 – Hércules 1
Sin llegar a tanto, la primera parte en alguna fase llegó a parecer un partido de amiguetes. Sin mayor tensión, sin mayor presión, a verlas venir, a dejar pasar y ya veremos, a esperar por si Chechu Flores la engancha. Domingo por la mañana, instalaciones deportivas casi de entrenamiento, no se trataba de un estadio, no hay taquilla. Todo tiene un aire como amateur, un aroma a partido de juveniles o de categorías regionales. Sin embargo el partido y su contexto, si se lee entre líneas, deja muchos mensajes subliminales.
Es demasiado listo y perspicaz el entrenador herculano como para meter la pata, por eso lo que dijo a lo largo de la semana, y rebotaron y reverberaron los medios hasta la saciedad, es difícil creer que no estuviera medido, o lo soltara con toda la intención a modo de acicate o estimulo, como para picar al jugador. Para sorpresa de los medios, en rueda de prensa, a mitad de semana soltó aquello de: «A Benja le está costando adaptarse, aquí la dinámica es otra bien diferente»…Venía esto a colación del flamante fichaje llegado del Elche para sustituir a Emaná, por su baja de larga duración.
En el minuto sesenta de la segunda mitad, entró al terreno de juego sustituyendo a Jona, Benja «el inadaptado». Sus movimientos son totalmente diferentes, como dice su cartel, sus maneras son de delantero centro de Segunda División, de equipo puntero, de hecho ha jugado en un buen número de conjuntos. En el minuto ochenta y uno apareció para salvar al Hércules, cabezazo al ángulo izquierdo de la portería levantinista al rematar un saque de esquina, era el empate a uno. En el ochenta y siete tuvo la victoria en sus pies, quizá más fácil de ejecutar que la anterior, se le quedó botando un balón por la derecha, dentro del área, de esas que se dice «le quedó a huevo». Lanzó un potente disparo con la derecha que no entró, tocó las mallas por el lateral que, por el efecto óptico, en algún rincón del campo incluso se pensó que había entrado.
En el descuento aún pudimos perder, Falcón sacó una mano y envió el balón fuera con apuros. Más mensajes entre líneas, se quedó en el banquillo el lateral Juanjo Nieto, en otros tiempos insustituible y ocupó la plaza Álvaro Pérez. ¿Quizá le estén pasando factura por no querer renovar, y haber rechazado la oferta que se le presentó? Qué curioso, la semana pasada no jugó Fran Miranda por acumulación de cartulinas, pero esta jornada cuando todo el mundo pensó que volvería a la titularidad, siguió apostando por Candela. Y aparte de faltas de adaptación, luego está lo otro, la descolocación, el desacomodo. ¿Qué pasa con Carlos Martínez? Este domingo su mayor valedor, el propio entrenador, le sustituyó. Es tan evidente que en cualquier momento, puede hacer una genialidad y sacar un conejo de la chistera, como evidente es que está desaparecido y no interviene.
Otra curiosidad, el medio centro del Levante, Pepelu, internacional en las categorías inferiores, hizo un gran partido, no solamente creando, sino sacrificándose en defensa. La pasada temporada militando en el Hércules, más pena que gloria, este año hasta lleva cuatro goles. ¡Qué cosas!
Como hemos empezado por el final, de la primera parte solamente decir que el Levante llevó la iniciativa, con más corazón que cabeza. El Hércules se diluyó y nunca llegó arriba con profundidad. Poco más que un tiro de Chechu, contra la barrera local en una falta. Y en el cuarenta y dos, al filo del descanso, el gol levantinista. Una gran acción llevada y conducida por la derecha, y ese extremo zurdo, llamado Anzony, que ha llegado al Levante desde la liga inglesa, sacó un buen remate raso, con Falcón totalmente vendido. Demasiado dominio frente a la tranquilidad e indolencia herculana. Y difícil de explicar por qué la intensidad y arrojo del último tercio del encuentro no se aplica desde el principio. Haciendo buenas las palabras del míster Planagumá, aquí la exigencia es ser primero. No sería lógico no referirnos al gol anulado en la segunda parte a Pablo Íñiguez, el central herculano. Es de lo más raro, que hemos visto en mucho tiempo. Chechu Flores centra por la derecha, un par de defensores se retrasan y un par de atacantes pisan área, entonces Íñiguez, que le cae al pie y remata. Por más que he visionado una y otra vez la jugada no logro apreciar el fuera de juego, al menos en esa toma. Varios jugadores del Levante lo demandaron de inmediato, el autor del gol sólo se llevó las manos a la cabeza, como lamentando su mala suerte, y el resto de compañeros apenas protestó, mientras el arbitro pitó sin dudar a instancias del juez de línea. Como en un atraco, todo sucedió muy deprisa, con toda normalidad, fue tan inesperado, que todo pareció normal. Pero si ni con el VAR se ponen de acuerdo, imagínense, sólo disponiendo de la repetición y una sola toma de una cámara fija.
Sea como fuere, merced al punto solitario seguimos en promoción de ascenso, mientras el Lleida venció a domicilio, el Villarreal B sigue pinchando, y el Atco. Baleares se despega en primera posición. Este próximo sábado recibimos al filial del Valencia, el Mestalla. Es el último clasificado, el colista. De entrada sería un partido para vencer, convencer y disfrutar, pero ya se sabe que en el Rico Pérez, los rivales de mitad de tabla hacia abajo se empalagan.
Esperemos que esté todo el mundo COLOCADO, ACOMODADO Y SOBRE TODO ADAPTADO. Y la medida correspondiente de las áreas, pintadas en su sitio.
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